Arranca un mes de noviembre que será determinante. Cierto es que los dos acontecimientos que tenemos marcados en nuestras agendas (las elecciones presidenciales estadounidenses de mañana martes y la reunión del G20+1? del día 15) no van a solucionar la crisis. Pero nos servirán para determinar si detenemos o no la progresión de la caída.
Mientras tanto, octubre a sido un mes “horribilis” para el sector de la automoción. Solo se han matriculado 77.000 vehículos, lo que supone un 40% menos que en 2007. Además, es el mayor descenso de la historia en un mes de octubre y el tercero de la historia. Y por si esto fuera poco, el volumen de ventas de este octubre de 2008 ha sido el más bajo desde 1995. Poco se habla del asunto, pero van a quebrar decenas de concesionarios de coches y tendremos otro follón a la vista: las personas somos tan ingenuas que cuando depositamos una cantidad al comprar un coche no exigimos aval; si el concesionario quiebra, nos quedamos sin esa cantidad (las marcas no responden). Además, el sistema está tan mal montado que cuando el coche llega al concesionario te obligan a pagar el 100% antes de transferirlo a tu nombre; si en ese periodo de tiempo que transcurre entre que pagas y te matriculan el coche (un par de días) el concesionario quiebra, te quedas sin nada: el coche es del concesionario o de la marca y la deuda es del concesionario contigo, y pasas a formar parte de los acreedores (la marca el primero, la seguridad social, los trabajadores…tú será el último de la fila y no verás ni un llavero con el logo de la marca de ese coche por el que pagaste 30.000€). Hace unos años vimos en prensa un follón de este pelo cuando quebró un concesionario que dejó a varios clientes en esta situación. Yo me lo pensaría dos o tres veces…. antes de pagar una entrada (o el 100%) a un concesionario.
En fin, que las ventas de coche han caído este año un 25% ¡y bajando! y vemos como las financieras de las marcas de coches no podrán acceder finalmente al Fondo de Adquisición de Activos Financieros, dotado con 30.000 millones de euros y ampliable a 50.000 millones. Ese dinero no es para que la gente compre coches (y se alivie un poco el grave problema del sector), sino para que los bancos compren otros bancos y al mismo tiempo puedan seguir con su política de dividendos para los accionistas, tal y como nos han hecho entender políticos y banqueros en sus declaraciones.
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