viernes, 23 de octubre de 2009

Día 380: camino del punto de "no retorno"

Hace un año estábamos al borde del colapso. La economía mundial se precipitaba a un oscuro abismo arrastrada por la caída de varias entidades financieras que dejaban a la luz las debilidades del sistema financiero y, por extensión, de todo nuestro sistema económico.

Se vivieron momentos muy tensos. Nunca jamás en los últimos 75 años la economía mundial había estado tan cerca del caos absoluto. Un año después podemos afirmar que (de momento) nos hemos salvado de una buena. Pero las consecuencias del shock del 2008 van a ser muy graves; especialmente para una economía tan débil (como ha demostrado ser) como la española.

De Estados Unidos llegan aires de esperanza; parece también que las locomotoras europeas (Francia y Alemania) comienzan a carburar; y que incluso Japón apunta a la recuperación. La economía mundial ha dejado de caer… aunque eso no signifique que comience a crecer.

Sin embargo, las cosas no apuntan optimismo alguno cuando desviamos la mirada hacia el interior, hacia España. Las consecuencias de la crisis están siendo nefastas: desempleo, ausencia de “locomotoras” que tiren de la economía (el consumo por los suelos, los precios en caída, el sector inmobiliario machacado, el turismo perdiendo fuerza…), un sistema financiero endeudado hasta las cejas (que aún tiene que pagar los excesos cometidos en la época de la burbuja inmobiliaria), una balanza de pagos desequilibrada (un déficit del 6% similar al de Estados Unidos) y un déficit público que es para echarse a temblar.

En todo este año no se ha tomado una sola medida pensando en el futuro; el Gobierno únicamente se ha limitado a parapetar nuestra economía a la espera de que pase el chaparrón, confiando en que el crecimiento de la economía estadounidense, alemana y francesa traccione de nuestra debilitada economía. No se ha sentado una sola base para que podamos crecer pronto. Es más, se han recortado gastos en cuestiones clave para el futuro como la investigación y el desarrollo. Nadie en el Gobierno piensa más allá de lo que les queda de legislatura; nadie piensa cómo se creará empleo, se reducirá el enorme déficit o se pagarán las cada vez más cuantiosas pensiones en el 2019. La miopía cortoplacista del gobernante, su egoísmo (dedico los recursos a evitar que me planteen problemas a mi hoy sin importarme la gravedad de los problemas que se presente mañana – que tendrán que ser resueltos por otros) generará en el futuro inmediato consecuencias tan graves como las derivadas del shock financiero internacional.

Las empresas y las familias nos hemos visto obligadas a ajustarnos el cinturón; hemos tenido que recortar gastos y en muchos casos se están realizando grandes sacrificios, no exentos de dolor (recortes de personal, ERE´s, etc.). El único en este país que no está asumiendo estas responsabilidades es el Gobierno. La austeridad, el control del gasto, repensar una y otra vez las cosas para ahorrar algún euro…son cosas que ocupan a todos…menos a ellos. Todo se soluciona endeudando el país hasta los límites (como si no hubiéramos aprendido los peligros y las consecuencias derivadas de los apalancamientos agresivos).

España se enfrenta a tres grandes problemas:

- Un paro que llegará al 20% en 2010….y que va a resultar muy difícil reducir. Pasará al menos una década para reducirlo a mitad. La factura va a ser muy, muy cara.

- Un sector financiero que sacaba pecho hace poco más de un año (que lo sigue haciendo en algunos casos) y que se tiene que enfrentar en los próximos meses al desafío de la devolución de la deuda acumulada por los miles de millones aportados al boom del ladrillo por un lado, y al aumento de la morosidad por otro.

- Y lo más grave, a la ausencia total de reformas estructurales que soluciones los graves problemas a los que nos tenemos que enfrentar. Paro, déficit, deuda; ausencia de sectores que tiren del carro; productividad por los suelo…. Y ni una sola medida estructural que cambie el estatus quo. El Gobierno no quiere hablar de reformas; y tampoco quieren oír sobre ellas los millones de funcionarios o los millones de personas que siguen teniendo un contrato fijo. Pero mientras no solucionemos el grave problema de productividad (somos demasiado caros produciendo) y los costes salariales sigan creciendo por encima de los de nuestros vecinos…el panorama no mejorará (el ladrillo impedía que muchos vieran este grave problema…pero ahora no tenemos ladrillo….y aún así muchos siguen sin querer ver la realidad). Pero no solo hay que reformar el mercado laboral: hay que potenciar la investigación la innovación, redefinir la función pública, solucionar los desfases del sistema de las Autonomías y sobre todo revolucionar el sistema educativo.

Si nos enfrentamos hoy al problema llegaremos en menos de cinco años….al punto de no retorno.