miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Optimistas o realistas?

Decía el escritor inglés William George Ward que el pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; y el realista ajusta las velas.

España es un galeón que navega por el mar de la crisis con una tripulación gobernada por optimistas: el capitán se mantiene firme en el puente de mando, rodeado por sus fieles oficiales, esperando a que el viento cambie.

En las empresas españolas nos encontramos muchos pesimistas (siempre se quejan; lo hacían en 2007 cuando nuestro PIB crecía y lo hacen ahora que decrece), muchos optimistas (que no hacen nada salvo limitarse a esperar un cambio de tendencia) y unos pocos (los menos) realistas: las personas que ajustamos las velas en función de la dirección e intensidad de los vientos.

Comento esto porque hace unos días me comentaban los alumnos que “se respira un cierto optimismo”. Cierto. Pero se trata más de personas con pensamientos positivos a la espera de un cambio de viento (como diría Ward) que individuos cuyo estado de ánimo viene condicionado por una análisis sereno y objetivo de la realidad.
Las economías más importantes han dejado atrás la recesión. Pero eso no implica una recuperación vigorosa (simplemente han dejado de caer). Mientras tanto, España seguirá cayendo cuando finalice el 2010 (a menor velocidad, eso sí) y estamos más cerca de una segunda recesión (encadenando dos trimestres consecutivos negativos si el tercero de este año fuera negativo –que parece lo será- y el cuarto siga la misma tendencia –que pocos datos animan a los contrario). No hay que caer en el pesimismo, sino tomar medidas (ser realista) algo que nuestros gobernantes aún no han decidido hacer.

Todo el arsenal desplegado en forma de estímulos (Planes E para los ayuntamientos, ayudas para automóviles, electrodomésticos…) han generado un insignificante crecimiento (en el segundo trimestres de 2010) del 0,2%; motivo de satisfacción para los optimistas y de preocupación para los realistas.

Sea una “W” (una segunda recesión tras un periodo de crecimiento leve vivido hasta este tercer trimestre de 2010) o una “L” (dejamos de caer, pero tendremos una larga época de crecimientos insignificantes) es absolutamente necesario realizar profundas reformas (lo que se ha hecho hasta ahora, si bien es un primer paso, resulta absolutamente insuficiente).

Vientos favorables, haberlos haylos: las economías emergentes se recuperan, Latinoamérica mantiene un ritmo de crecimiento significativo y la locomotora alemana comienza a carburar (pero tengamos en cuenta que la debilidad esgrimida por el euro durante la crisis de la deuda griegohispanolusa ayudó a sus exportaciones). Pero la fuerza de esos vientos queda relativizada por las incertidumbres que generan importantes economías como la británica (déficit y deuda) o la propia estadounidense (la crisis inmobiliaria persiste y no se termina por comenzar a crear empleo); o la certeza al respecto de los graves problemas a los cuáles se enfrentan países como Grecia o Irlanda.

Pero sobre todo continúan soplando vientos adversos dentro de nuestro propio país. La tasa de desempleo cabalga a sus anchas por encima del 20% con una reforma laboral que no ha dejado satisfecho a nadie (ni a los sindicatos, ni a los empresarios ni al gobierno…). El crédito no termina de fluir (los bancos suficiente tienen con atender sus propios compromisos mientras vigilan el ritmo de crecimiento de la morosidad).

La reducción del déficit es una especie de misterio ya que resulta complicado controlar las diferentes fuentes de generación de gasto público, especialmente la de algunos ayuntamientos y comunidades autónomas que se van a enfrentar en 2011 a desafíos impresionantes. Por cierto, con el desmadre de ayuntamientos y comunidades, ¿cumpliremos nuestro compromiso de reducción del déficit -6% del PIB- en 2011? El que vea pocas probabilidades ya sabe lo que nos espera: volverán los problemas con el diferencial de la deuda (reviviremos mayo de 2010).

Con un 20% de paro (el FMI dice que no volveremos a crecer por encima del 2% -el mínimo exigible para comenzar a crear empleo- hasta 2016), los mercados controlando nuestra inversión pública, recortes, falta de crédito, incrementos de impuestos, desastre inmobiliario y administraciones públicas hiperdimensionadas (por cierto, solo la administración central ha incrementado un 2,6% el número de funcionarios)… el mercado interior tardará en recuperarse. El único clavo ardiendo al cual podemos agarrarnos es la (esperemos) recuperación exterior. Pero aquí las empresas españolas se darán de bruces con la cruda realidad: no son competitivas. El desmadre de la época de crecimiento nos ha conducido a la situación actual en la cual la proporción entre salarios y resultados es desastrosa; hemos ido incrementando salarios sin incrementar los resultados generados de forma proporcional, lo que ha dejado muy tocada a nuestra productividad. Cierto es que las exportaciones españolas han crecido en la primera mitad del año un 16%. Pero en los últimos tres meses presentan un estancamiento en su ritmo de crecimiento preocupante y, a pesar de crecer, estamos muy lejos todavía del volumen alcanzado en 2007 (si todo va bien cerraremos 2010 con un volumen similar al de 2006). En otras palabras, no estamos aprovechando (o no podemos aprovechar) la recuperación exterior con las mismas posibilidades que nuestros competidores francos, germanos o anglosajones.

Y recuerdo (por si alguno lo había olvidado) que seguimos teniendo un millón de pisos sin vender (más de 150.000 millones en ladrillos dentro del balance de bancos y cajas) y que nadie sabe cuándo se venderán (y los promotores deben a la banca 400.000 millones). Con un mercado inmobiliario muerto (los promotroes no bajan el precio; prefieren que se lo quede el banco), tarde o temprano aparecerá ese agujero de más de 500.000 millones de euros.

Ser un país con muchos pesimistas (por mucho que hagamos España seguirá siendo España), con muchos optimistas (sin hacer nada volveremos a ser la alegría de la huerta en la champiñón league) y pocos realistas (pero…¿tendremos que ajustar alguna vela, no?) ha generado otro problema: en otros lugares (como Alemania) la crisis ha motivado a las personas para cambiar (a pesar de no tener problemas de deuda, Alemania a recortado su gasto público; a pesar de no tener un 20% de paro, muchos países introducen mejores) mientras que en España no hemos aprovechado la crisis para realizar las profundas reformas que hace años se vienen exigiendo.

Y aquí recurro de nuevo a una frase de Ward: Las oportunidades son como los amaneceres; si uno espera demasiado, se los pierde.

martes, 21 de septiembre de 2010

La amenaza fantasma 2

La semana pasada un alumno del Executive MBA de ESEUNE me decía: "la crisis ha de estar remitiendo...ya que el ritmo de tus post está bajando"

Cierto lo segundo: llevo un tiempo sin escribir...aunque más por falta de tiempo que otra cosa. Pero incierto lo primero: no creo que la crisis esté remitiendo; es más (ojalá me equivoque) pero estamos de nuevo al borde de la recesión. La amenaza fantasma, pero en una segunda edición.

Después del verano aguardaba expectante el abanico de datos que se publicaría a mediados de septiembre (¿serían ciertos los rumores extendidos por el Gobierno y medios afines al respecto de la mejoría económica? ¿O simplemente eran comentarios interesados?)

La semana pasada Eurostat publicó las cifras de producción industrial de agosto, y el índice mostró su tercera caída intermensual consecutiva, hasta situarse en 84,9. Cierto es que estamos por encima del mínimo (81,6) marcado el año pasado (en los momentos más duros para la industria) pero si analizamos la tasa interanual vemos que estamos a un paso de entrar en negativo.

El sector servicios también se había recuperado levemente a comienzos de año. Pero el Intituto Nacional de Estadística (INE) publicó la pasada semana el IASS (Indicador de Actividad del Sector Servicios) del mes de julio y, tras cuatro meses de modestas subidas, el indicador vuelve a entrar en negativo en el interanual.

A ello hemos de sumar la caída en las ventas minoristas en ese mes de julio (¿será todo achacable a la subida del IVA o seguirá la tendencia en los próximos meses?)

Por supuesto la construcción (que no había mostrado ningún atisbo de recuperación hasta la fecha, como sucedió con la industria y los servicios a mediados de año), sigue en caída libre y el índice muestra el peor datos desde 1997 y está un 42% por debajo del máximo histórico alcanzado en 2005. Y lo peor es que nada parece indicar que esta caída se detenga en los próximos meses.

Los optimistas se agarran a la recuperación exterior como el último clavo ardiendo ante el negro panorama que nos espera en el mercado interior con un 20% de paro. Sin embargo, si analizamos los datos de comercio exterior, la cifra permanece constante en los tres últimos meses (agosto, julio, junio). Muestran una leve mejoría con respecto a los meses precedentes, pero el esperado tirón de las ventas en el exterior aún no se ha producido (y en su lugar observamos un preocupante estancamiento, como si hubiéramos tocado techo). Es aquí donde sufriremos la falta de competitividad de nuestras empresas que a duras penas pueden competir con rivales de otros países. Las exportaciones se han estabilizado, pero estamos un 20% por debajo de la cifra alcanzada en 2008

Mal las exportaciones y mal también las importaciones, La demanda interna se contrae y encontramos el peor datos desde el mes de enero. Es incluso un poco peor que el correspondiente a agosto del año 2009.

Analizando las cifras de importaciones también se observa una contracción adicional de la demanda interna, dado que el dato es el peor desde el mes de enero y ligeramente peor que el de hace un año.

Sobre el sector público, nada nuevo que mencionar: el déficit y la presión sobre nuestra deuda han obligado a recortar el gasto público y su contribución a la recuperación de nuestra economía será nula. Por supuesto, se terminan los estímulos para las empresas constructoras y de automóviles (Plan E)

Tampoco aumenta el crédito y además se nos anuncian próximas subidas de impuestos. Y para la semana que viene tenemos convocada una huelga general (que, a pesar de no contar con el apoyo mayoritario de los trabajadores, será un éxito por el bloqueo de los transportes previsto por unos sindicatos que se la juegan y un Gobierno que preferirá mirar para otro lado con tal de no dañar más su relación con ellos)   

Todo parece indicar que en el tercer trimestre de 2010 nuestro PIB volverá a los números rojos (crecimiento negativo) y los augurios para el último trimestre no son nada halagüeños. Conclusión: España entrará en recesión de nuevo a finales de 2010 (porque se encadenarán dos trimestres consecutivos en negativo). En resumen, no solo no nos estamos recuperando, sino que con toda probabilidad estamos iendo a peor (algo que todas las empresas han de tener en cuenta en sus previsiones si no quieren volver a toparse con los graves problemas de 2009)

Alguno se llevará las manos a la cabeza pero en realidad, ¿hemos hecho algo para evitarlo?

Un euro para salvar el mundo

¿Quién dice que a los occidentales nos importa un carajo el tercer mundo? Ahora pagaremos 1€ con cada billete de avión que compremos, para ayudar a su desarrollo. Por ejemplo:

- Un fabricante de microcircuitos y condensadores de telefonía móvil pagará 1€ cuando saque un billete para volar a el Congo a comprar coltán (como se conoce a la columbita-tantalita, un mineral esencial para la electrónica que es extraído por niños semiesclavizados que trabajan 18 horas al día dándole al pico y a la pala).

- Un turista pagará 1€ para volar a un resort del Caribe (construido sobra varias hectáreas de fauna y flora protegida frente a un arrecife de que se llena de buceadores que buscan sacar una foto a los peces de colores mientras destrozan a aletazos y patadas el coral), en el que trabajan cientos de trabajadores que cobran poco más de 100 dólares al mes (le llaman turismo low-cost…en busca de países con los costes laborales cada vez más bajos).

- O un empresario de distribución textil que visitará en Vietnam las fábricas en la que cada jornada 5.000 trabajadores hacinados, sin medias de seguridad, producen por un dólar al día de salario decenas de zapatos, camisetas.

- O las compañías petrolíferas pagarán 1€ cuando envíen a las costas del África Occidental a sus ingenieros expertos en extracción y construcción de pozos. Al igual que pagarán 1€ las compañías que buscan madera, café, minerales…
Pagaremos 1€..pero eso sí, de forma voluntaria.

Una brillante idea más del hombre que quiso salvar España y como no le entendía casi nadie intentará ahora salvar el mundo.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mentiras sobre la crisis

Estoy indignado. Hoy se cumple el segundo aniversiario de Lehman y hemos perdido en España dos millones de empleos; en parte porque la crisis financiera e inmobiliaria han llevado a la quiebra a 250.000 empresas, la mayoria pymes; y los sindicatos se dedican a denigrar, ridiculizar e insultar a esos pequeño empresarios (con Diaz Ferrán no se meten, que luego hay que almorzar con él en el Ritz) con unos videos casposos, machistas y por cierto, muy mal elaborados (la serie "las mentiras se la crisis" que la UGT tiene en Youtube) Hasta el título está mal redactado (ni te cuento los diálogos y el guión). La UGT pretende animar a la gente para la huelga; no se si lo consegirán...pero lo que si lograrán con esos videos es seguir denostando la figura del pequeño empresario. Toda una inspiración para los jóvenes. Perfecto el mensaje: el empresario es un vago, machista, explotador y encima imbécil. Me pregunto: ¿qué joven querrá ser empresario con estos mensajes? Y recuerdo algo que no se si se les ha pasado por la cabeza a los sindicatos: sin empresarios no hay empresas y sin nuevas empresas no vamos a generar los millones de empleos que nuestra maltrecha economía precisa.