viernes, 26 de noviembre de 2010

¿Hemos de seguir las pautas de los "mercados"?

No toca debatir sobre los valores morales de los mercados. Sería un debate apasionante, ilustrativo, enriquecedor, pero, sobre todo, un largo debate. Aquellos que quieren centrar ahora la discusión en este punto están desenfocando el debate.

La cuestión no es saber quiénes son los mercados, cuáles son sus intereses o si están o no legitimados para marcar las pautas políticas en un país. La cuestión es que España necesita a los mercados. Un país que ingresa menos que lo que gasta necesita emitir deuda; y eso exige que alguien la compre; y ese alguien se llama “mercado”. Cuando una pequeña empresa necesita un crédito para sobrevivir y el banco le marca unas exigencias muy duras (diferenciales elevados, avalistas, domiciliación de nóminas, seguros del hogar, de vida, que haga el pino con una mano mientras con la otra sujeta las páginas amarillas…) o simplemente le deniega el crédito, no conduce a nada ponerse a criticar en voz alta al sistema bancario; lo más inteligente en esos casos es ponerse a trabajar para que el banco reconsidere su decisión o suavice sus exigencias.

En estos momentos en los que la situación es extremadamente delicada resulta inútil establecer el epicentro del debate en los valores morales de los mercados y su legitimidad para marcar las pautas del desarrollo político y social de un país. Lo que procede es ponerse a trabajar para que estos mercados sigan prestando dinero a un país que lo necesita (y ellos saben que lo necesita).

La situación de España, si bien es crítica, tiene una solución muy sencilla. La receta para recuperar la salud de nuestro país solo tiene un medicamento que se encuentra a nuestro alcance: aplicar reformas sin mayor dilación. No tomar ahora un jarabe que nos puede dejar un regusto amargo en el paladar puede suponer tener que pasar todos los días por el practicante para que nos clave cinco centímetros de acero en nuestras nalgas cada mañana. Y si nos dan miedo las inyecciones siempre podemos esperar hasta que no quede otro remedio y tengamos que pasar por el quirófano. Entre la anestesia, los puntos de sutura, una larga convalecencia y el jarabe amargo, me quedo con el jarabe mil veces de cada mil.

¿En qué consiste esa sencilla receta que resolvería nuestros problemas más graves a corto plazo? Un jarabe con seis ingredientes: laborinina, financianona, ladrillolina, ajusteotón, pensionona y empleonina.

En primer lugar, doscientos miligramos de “laborinina” para subsanar las deficiencias de nuestro mercado laboral. Esencialmente las deficiencias que más molestan a los mercados: la negociación colectiva, la rigidez de nuestro mercado, los problemas de movilidad, etc. Cierto; se trata de renunciar a derechos. Todo un dilema elegir entre renunciar a derechos para conseguir financiación o renunciar a la financiación y continuar con nuestros derechos. Personalmente, puedo imaginar un país sin negociación colectiva y con menores indemnizaciones por despido; pero no puedo imaginar un país sin liquidez para pagar pensiones, inversiones, sueldos de funcionarios y la deuda de sus acreedores. Renunciar a derechos de los trabajadores puede suponer retroceder 20 años en el tiempo. Renunciar a la financiación de los mercados supondría retroceder 50 años.

En segundo lugar, seguiremos bajo la sombra de la sospecha mientras no revelemos el verdadero estado de salud de nuestro sistema financiero (una dosis de “financianona”). Uno de los problemas de Zapatero es que anuncia medidas y luego se olvida de ellas; o las aplica sin convicción; o a un ritmo demasiado lento (para los tiempos que corren). Un ejemplo es la reestructuración de las cajas de ahorros. El proceso comenzó hace año y medio y ahí sigue; pegó un arreón antes de verano (con la anterior crisis de la deuda) y luego volvió a ralentizarse. El mensaje de los mercados es claro: culminen ese proceso ¡ya! Los planes hablaban de reducir un 30% el número de oficinas y llevamos en año y medio una reducción de ¡solo el 5%! Ello supondría perder miles de empleos ¡solo porque lo exijan los canallas de los mercados! Una vez más hemos de elegir entre perder hoy unas decenas de miles de puestos de trabajo en la banca o continuar con cinco millones de parados durante una década. Sin liquidez internacional los bancos seguirán comprando la deuda española que nadie fuera quiere comprar; y mientras los bancos dedican sus limitados recursos a comprar deuda, no habrá crédito para las PYMES, se frenará la inversión y no se creará empleo.

Tercer problema: El crédito vinculado al ladrillo (promotores) supera los 300.000 millones de euros; ha crecido un 3,6% desde 2008; y se considera ya un 11% del mismo como “préstamos dudosos”. No es suficiente con acelerar la reconversión del sistema financiero. Seguiremos bajo la sombra de las sospecha mientras no aflore la realidad sobre el impacto del estallido de la burbuja inmobiliaria en los balances de los bancos (“ladrillolina”). Son cientos de miles de pisos, naves industriales, suelo edificable…que reflejan un valor contable diferente al valor de mercado. Yo puedo decir que mi casa vale un millón de euros pero si nadie está dispuesto a pagarlos, ¿cuánto vale realmente mi casa? El precio de mercado es el máximo precio que un cliente está dispuestos a pagar por mi casa. El precio de mercado de las propiedades inmobiliarias de los españoles es, en el mejor de los casos, un 20% menor que el precio que esos propietarios consideran vale su casa. Y lo mismo en el caso de los bancos. Las entidades financieras no pueden seguir manteniendo precios artificiales y han de reconocer la depreciación de sus activos inmobiliarios (y consecuentemente las pérdidas que hasta ahora se han ocultado). Hemos visto que la auditoría de Cajasur (adquirida por BBK) ha revelado unas pérdidas 4 veces superiores a las declaradas. ¿Está siendo España atacada como parte de una maniobra orquestada para desmoronar la Unión Europea mediante el hundimiento del euro para sustituirlo por chapas de chorizo y convertir a Europa en un Imperio Porcino gobernado desde Rusia? ¿O realmente crece nuestro diferencial por la desconfianza que genera en los mercados que, de la noche a la mañana, las pérdidas de una caja se multipliquen por cuatro; o que únicamente se hayan cerrado en año y medio el 5% de las oficinas, no se haya realizado un ajuste en los puestos de trabajo, no se quiera hablar de la reforma de pensiones, etc?

Cuarto problema: los mercados no se creen que España consiga contener su déficit porque, ¿qué es España? Ya comenté hace un par de años en otro post lo caro que nos iba a salir el desmesurado desarrollo autonómico. Pero ahora el problema no es político, ni histórico, ni social. La realidad es que pocos ven al gobierno de la nación capaz de meter en cintura a todos los gobiernos de la nación. Muchos consideran una quimera reducir el déficit al 6% en 2011 cuando una parte de ese ajuste corresponde a unas Comunidades Autónomas ¡que tienen elecciones en mayo de 2001! ¿Qué Virreyezuelo autonómico va a recortar el gasto púbico, liquidar empresas públicas, congelar el salario de sus funcionarios, despedir trabajadores o reducir el presupuesto de su televisión pública, cuando los ciudadanos tienen que votar dentro de unos meses? Hasta junio no habrá recorte; después, vaya usted a saber. Madrid, La Rioja y Galicia son las únicas que se lo han tomado en serio (cumplen el objetivo de déficit fijado por el Gobierno para el 2009). Sólo seis gobiernos autónomos presentan su ejecución presupuestaria mes a mes (como hace el Gobierno). La escasa transparencia del resto, genera desconfianza en los mercados. Lógico, ¿no? Más allá de las autonomías tenemos el caso de los Ayuntamientos. El mensaje de Gallardón esta semana ha sido claro: todo vale para no empeorar las cifras; aunque sea creatividad contable. El ayuntamiento de Madrid se vende Mercamadrid a sí mismo a través de una empresa pública controlada por el propio Ayuntamiento. El municipio madrileño tiene una deuda de más de 7.000 millones y el gobierno no le deja endeudarse más; como el Alcalde no tiene dinero para pagar a sus proveedores y no puede incrementar la deuda pública, vende una parte de sus activos a una empresa pública que si puede pedir créditos; doscientos millones de euros que suponen “ingresos” para las arcas públicas del consorcio madrileño. Luego la gente se sorprende cuando desde el mundo se mira a España con desconfianza (ven un lazarillo de Tormes en cada gobernante)

Quinto problema: las pensiones. Es otro ejemplo de la poca credibilidad de nuestros gobernantes. Dice en 2009 que no se tocarán las pensiones y sube nuestro diferencial; anuncian en enero de 2010 una reforma y los mercados se relajan; no vuelven a hablar de la reforma hasta que de nuevo llega la presión exterior. ¿Son los mercados los malos de la película? ¿O realmente somos nosotros los que no transmitimos la seriedad que la situación requiere? Vale. La reforma de las pensiones no va a solucionar los problemas de competitividad que tiene España, ni reducir el paro, ni hará crecer nuestro PIB. Pero es una reforma absolutamente necesaria de cara al futuro: la hemos de hacer hoy o mañana; pero hemos de hacerla. ¿Por qué hoy? Simplemente porque hemos dicho que vamos a hacerla y si la continuamos postergando nuestra imagen de país serio (solvente) se ve afectada. Los mercados no entienden de Pactos de Toledo y cosas de esas. Quieren gobernantes resolutivos.

Sexto problema: ¿cómo no van a estar los mercados asustados cuando se habla de un país que es una de las 10 potencias económicas mundiales y tiene un 20% de paro? Esa cifra, más allá del Pirineo y al otro lado del Atlántico, simplemente acojona. Las familias españolas están endeudadas hasta las cejas (casi un 90% del PIB), una de cada cinco personas que desea trabajar no puede hacerlo, el país no demuestra capacidad para crecer y generar empleo, el déficit público pone en peligro seguir pagando a quiénes finalizan su derecho a prestaciones… El impacto sobre la morosidad será directo (hasta ahora permanece contenido, en un 5,4%) pero, sobre todo, tarde o temprano se incrementarán las movilizaciones sociales.

Sin reformas de calado en el mercado laboral, sin finalizar el proceso de restructuración de las cajas, sin reforma de las pensiones, sin asumir el verdadero impacto de la crisis del ladrillo y sin políticas innovadoras que generen empleo, 2011 va a ser un año que figurará para siempre en los anales de nuestra larga historia, compartiendo espacio con los almanaques de 1936, 1998, 1808…

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Cruzcampo no es una Guinness

La Cruzcampo no es una Guinnes y eso es una obviedad; pero ambas son cervezas.España no era Grecia; España no es Irlanda; España no será Portugal cuando nuestros vecinos tengan que ser rescatados. Pero España es España.

Nuestro país genera una desconfianza sin precedentes. La imagen de nuestro Presidente en la cumbre de Jefes de Estado de la OTAN, buscando su lugar, con la cabeza gacha, mirando hacia el suelo, vagando de izquierda a derecha, preguntado “Where is Spain?” es una imagen que equivale a mil palabras (y a otras tantas cifras macro). Una escena que bien podría haber sido escrita por el mismísimo guionista de Mr. Bean describe a la perfección dónde nos encontramos: desorientados, desalentados, cabizbajos y sin rumbo.

El riesgo país en máximos desde 1996; el diferencial con el bono alemán subiendo; la Bolsa bajando. Dos años de recesión (con caídas del PIB del 3,7% y del 0,3% en 2009 y 2010); una tasa de paro que supera el 20%; una deuda pública del 60% que crece de forma progresiva (llegará al 70% en 2011). Y unas perspectivas que retrasan la recuperación hasta 2015 o 2017 (según la OCDE) que augura un “futuro mediocre, bajo crecimiento, alto desempleo y alto déficit.

Y nuestros gobernantes solo esgrimen un argumento: España no es Irlanda. Una obviedad. Pero el problema no reside en nuestras similitudes con Grecia o Irlanda, ni tan siquiera en el hecho de compartir la honrosa membresía al “club PIGS”; el problema de España es la propia España.

España genera desconfianza porque muy pocos ven plausible una recuperación de nuestra economía sin acometer profundas reformas. Nuestra competitividad sigue siendo un lastre y sin opciones para devaluar nuestra moneda tal vez debiéramos llevar a cabo una devaluación interna reduciendo un 25% los salarios para recuperar competitividad mientras obtienen sus frutos estrategias basadas en la innovación y el cambio de modelo productivo (que en el mejor de los casos pueden suponer una década).

Ese problema de competitividad impide aprovecharnos del previsible crecimiento de los mercados exteriores. Cierto es que las exportaciones están creciendo, pero comparadas con las de 2009. Si comparamos las exportaciones españolas del tercer trimestre de este año se hallan al 80,7% de las del mismo trimestre de 2008. China supera las cifras comparativas (105,9% con respecto a 2008), Japón casi las iguala (96,8%) mientras que los países de la Unión Europea se encuentran en una cifra similar a la de España (Alemania 84,9%, Reino Unido 83%). Son estadísticas de la Organización Mundial del Comercio. Revelan que nuestras exportaciones crecen pero a un ritmo inferior al de las economías de nuestro entorno. No es un argumento que avale en ningún caso recuperación de nuestra competitividad, a pesar de que en estos días he llegado a escuchar lo contrario.

Como también he escuchado esta semana que el déficit se está reduciendo de forma acelerada. Como observador me resulta algo difícilmente creíble en una economía que no crece, con una tasa de paro que si lo hace y unas administraciones autonómicas y locales en las que nadie está dispuesto a pisar excesivamente el freno. El último informe del Banco de España dice que a 30 de junio el déficit estaba en el 10.9% (únicamente dos décimas por debajo del registrado al cierre de 2009) con lo cual esa reducción no está siendo tan “rápida” como algunos comentan. Además, son muchas las voces que argumentan una contabilización no homogénea de los ingresos fiscales (como un artículo de Libertad Digital). La ingeniería contable del Gobierno provoca un incremento de los ingresos por retenciones del IRPF (la supresión de la deducción de los 400 euros y también se ha ingresado la cantidad correspondiente a la liquidación de 2009, con lo que tenemos 5 décimas del PIB de ingresos que realmente corresponden a 2009, pero que se están contabilizando en 2010. Si se hubiera contabilizado de otra forma el déficit de 2009 realmente hubiera sido el 10,6% y la tendencia del de 2010 se iría al 11,4%, es decir 8 décimas más. ¿Qué quiero decir con esto? Que la ingeniería contable está muy bien para engañar a los demás pero resulta estúpido creérsela uno mismo. Esta muy bien reducir déficit a base de ingeniería contable, pero la realidad demuestra que, más allá de esa ingeniería, no estamos realmente abordando el verdadero problema. Los medios El Economista también revelan que Hacienda parece haber recibido órdenes de retrasar en lo posible las devoluciones del IVA a las empresas. Cualquier defecto de forma es válido para maquillar la cifra del déficit público. Algunos hablan de un mínimo de 7.000 millones de euros, es decir, unas 7 décimas del PIB. Si ese maquillaje el déficit volvería al 12%.

También resulta socorrido (para justificar que España no es Irlanda) el argumento de nuestra “recuperación” económica: el PIB crecerá en 2010. Si es así, crecerá poco más de 0%. Que lo celebren los que quieran. Pero que tengan en cuenta que ese crecimiento será, una vez más, fruto del maquillaje (no estarça sustentado en un crecimiento real de nuestra economía). Por poner un ejemplo que citan en Libertad Digital: esas devoluciones de IVA comentadas han sido contabilizadas por las empresas (ver el INE) como parte del VAB (Valor Añadido Bruto) generado por un lado y (al no haberse hecho efectivas por parte de Hacienda) también se han contabilizado como impuestos sobre la producción. Algunos hablan de 6.000 millones de euros en el tercer trimestre. ¿Eso qué significa? Que en lugar de crecer un 0,2% interanual ¡estaríamos cayendo un 2,2%! Cierto es que sin estos maquillajes contables estaríamos ahora en un verdadero aprieto (al borde del rescate)

Otro argumento que emplea el Gobierno cuando se menciona el problema de la deuda española es su volumen, inferior en algunos casos y muy similar al de los países de la Eurozona. Pero todos sabemos que lo importante no es la cantidad que debes, sino la capacidad que tienes para hacer frente a tus compromisos. Lo que algunos llaman solvencia. Debemos poco si lo comparamos con otros, pero demostramos poca capacidad para poder pagar lo que debemos. ¿Por qué? Una economía que no crece, una tasa de paro del 20%, una competitividad deficiente y un gobierno que no toma una sola medida de calado al respecto auguran un estancamiento durante una década (al menos) si nadie lo remedia. En este escenario ¿no es lógico que alguien piense en hipotéticos problemas de solvencia? No; es más fácil pensar en especuladores despiadados que atacan sin piedad a España, al Euro, a Occidente….

La credibilidad pasa por demostrar a “los mercados” que España puede crecer y contener su gasto público. Pero eso no se demuestra con cifras maquilladas, sino con hechos; es decir, con medidas estructurales que mejoren la competitividad de nuestras empresas, reduzcan la tasa de desempleo y permitan un crecimiento del consumo, por un lado; y con planes serios para contener el gasto público en los ayuntamientos y autonomías (esta semana leía el dato del coste que supone para los ciudadanos mantener tantas y tantas televisiones autonómicas; ¿nos podemos permitir esos lujos en los tiempos que corren?)

El precio de nuestro bono crece. ¿Qué pasaría si llegara al 7%? Es mejor responder: nunca llegará a esa cifra. Pero más inteligente prever lo que pueda suceder si se dispara hasta esas cuotas. Tal y como ha ocurrido en Irlanda, los depósitos de los bancos menguarían (el capital se fugaría a otros países) y los bancos tendrían problemas para renovar su deuda exterior. El mercado inmobiliario no se recuperaría y sería imposible liquidar los ladrillos y el suelo de los balances de los bancos. La banca recurriría al BCE que ayudaría con liquidez…pero hemos visto lo que sucede después: una vez llegados a esos extremos, en cuestión de semanas o meses, el problema no termina de resolverse.

España no es Irlanda y son muchos los argumentos que lo demuestran. Uno de ellos, el paro. Algunos se sorprenden cuando los “mercados” desconfían de España. Pero nadie se “pone en sus zapatos”: ¿cómo se puede confiar y estar tranquilo en un país con un 20% de tasas de desempleo? Muchas personas fuera de España se preguntan por qué aún no ha estallado una revuelta social; algunos piensan que tarde o temprano el problema estallará. ¿No son motivos suficientes como para tener preocupados a los analistas e inversores internacionales? (¡Qué va! El paro no importa; simplemente son unos canallas especuladores)

Por si fuera poco, el déficit irlandés se ha disparado debido a que el Estado ha asumido las pérdidas del sector bancario, que son ya conocidas en su mayor parte. Pero en España todavía tenemos pendiente la reestructuración de nuestro sector financiero, cuyas pérdidas debidas al inmobiliario aún han de aflorar.

Dejo para el final algo que llevo comentando desde 2007, cuando se iniciaba el problema de las subprime en Estados Unidos y se decía que en España no había ese problema; cierto; la banca estadounidense dio créditos a personas que no se podían permitir el lujo de comprar un piso. En España eso no sucedió, pero los pisos están ahí: construidos y sin vender. La banca dio dinero a los promotores inmobiliarios paraqué construyeran pisos que la gente no se puede ahora permitir el lujo de comprar. No es lo mismo; pero sus consecuencias pueden ser parecidas. El estallido de la burbuja inmobiliaria a afectados a particulares, promotores, constructores, proveedores, ayuntamientos… Pero aún no ha afectado de verdad al último eslabón de la cadena: los bancos. Y aquí si que si….España podrá parecerse a Irlanda.

Al igual que en el caso de Irlanda tenemos un problema de salud del sistema financiero. Si sumamos dos más dos nos dan cuatro: con 325.000 millones de euros en créditos ligados al ladrillo y un “futuro mediocre” (según la OCDE) con paro y crecimiento más próximo al 0% que al 2% hasta el 2013 (por lo menos), nuestros bancos y cajas están al borde del crash. Y aquí es donde se utiliza otro argumento “inapelable”: superaron los “estrés-test”. Ya. Y los dos bancos irlandeses que se sometieron a ellos también los aprobaron. Desde los máximos de agosto, el sector financiero ha destruido un 25% de su capitalización bursátil y en el último mes, se ha dejado un 18%. Y los analistas de divisas de Barclays Capital señalan a las cajas de ahorros españolas como uno de los principales puntos débiles, no ya de España ¡sino de la zona euro y la propia divisa común!

Solo nos quedan dos alternativas: tomar medidas urgentes ya; o ser rescatados e intervenidos a lo largo de 2011. La pasividad no es una opción y el optimismo sin fundamento no es la medicina.

Por cierto. España no es Irlanda y una Cruzcampo bien fría en botellín de 33cl no es una pinta de Guinnes. Pero hemos de recordar que el grupo cervecero Guinness Brewing Wolldwide compró la cervecera sevillana Cruzcampo S.A hace veinte años y que los problemas de Irlanda no escapan a la fábrica de Sevilla (como tampoco podrán ser ignorados por la "fábrica" de Moncloa)

viernes, 5 de noviembre de 2010

El vaso ¿medio lleno o medio vacío? (con agujeros, fijo)

El pasado 22 de septiembre escribía un post en el que vislumbraba la posibilidad de una segunda recesión: preveíamos un tercer trimestre muy flojo, la antesala de un cuarto negativo (una "W")

Nos hemos librado de la recesión técnica (dos trimestres consecutivos negativos) pero por los pelos: el último Boletín Económico del Banco de España (BdE), publicado este mismo viernes, muestra que el PIB se ha estancado entre julio y septiembre, al registrar un crecimiento nulo (0%) respecto al trimestre previo.

Vale..no hay peligro de recesión “técnica”. Pero en un enfermo tan grave como España, un crecimiento del 0% es una malísima noticia. No por evitar el fantasma de la recesión hemos de ponernos a celebrarlo.

La recesión se define como dos caídas consecutivas del PIB a nivel intertrimestral. No hemos caído, pero el PIB se ha estancado, y ahora la cuestión reside en saber si España logrará evitar un PIB negativo en los próximos trimestres.

El Banco de España dice que el estancamiento se debe, "en gran medida, al agotamiento de algunos factores expansivos". Es decir, al final de los planes de estímulo y al recorte de gastos necesario para cumplir nuestros requisitos de déficit. Hemos de elegir entre la asfixia o la inanición (o incumplíos el déficit y la deuda se dispara…o estimulamos la economía con gasto público –como en USA- para que no caigamos en una recesión más grave aún). Cualquiera de las dos opciones…es mala; muy, muy mala.

Se culpa del nulo crecimiento del PIB, en parte a la finalización del Plan 2000E de apoyo público a la adquisición de automóviles -que expiró el 30 de junio- y a los efectos de anticipación de gasto que se había producido en la primera mitad del ejercicio, ante la elevación del IVA a partir del 1 de julio (muchos consumidores optaron por adelantar sus compras para evitar la subida del IVA). Este segundo efecto se minimizará en el último trimestre del 2010, pero el primero persistirá: sin ayudas, la venta de automóviles sigue en caída libre.

El Gobierno insiste: España no volverá a registrar PIB negativo y, por lo tanto, descarta por completo un nuevo escenario de recesión. Pero somos muchos los que no compartimos ese optimismo.

Algunos indicadores adelantados no animan al optimismo. La actividad del sector servicios (PMI), el sector con más peso en la economía española con cerca del 70% del PIB, sufrió una fuerte contracción el pasado octubre (según el índice mensual que elabora Markit). Cayó hasta los 46,5 puntos frente a los 47,9 del pasado septiembre (un nivel inferior a 50 puntos indica contracción de actividad). El peso en el PIB de este sector es tan relevante, que la amenaza de PIB negativo en el cuarto trimestre del año es más que notable.

La industria por su parte continua estancada. El Índice General de Producción Industrial (IPI) bajó un 0,8% en septiembre respecto al mismo mes del año anterior, volviendo así a cifras negativas tras haber subido en agosto un 3,4% (INE hoy mismo).
La inversión en construcción también se contrajo en el tercer trimestre, prolongando así el proceso de ajuste que vive desde comienzos de 2008. La inversión en edificación residencial continuó disminuyendo a un ritmo del 16,1%.

La renta disponible de las familias, según el Banco de España, mostró una contracción del 0,4% en el periodo de cuatro trimestres que acaba en el segundo trimestre de 2010, debido a la caída de las rentas del trabajo, entre otras cosas.

Solo tiran del carro las exportaciones, pero miedo da la medida de la FED de darle a la máquina de imprimir dólares y la posible revalorización del Euro que limite el potencial de las empresas europeas (sobre todo el de las menos competitivas, que son las nuestras)

¿Dónde ve alguien datos para el optimismo? ¿Estamos ante el enésimo falso anuncio de recuperación por parte del Gobierno?

jueves, 4 de noviembre de 2010

Se atisba un cambio de tendencia en el precio de la vivienda

¿Hasta cuándo seguirán bajando los precios de la vivienda? ¿Están a punto de tocar fondo? Son muchos los ilusos que imaginan un escenario en el cual los precios dejen de caer y poco a poco comiencen a recuperarse. Es más fácil pensar en unas vacaciones con Alicia en su país de las maravillas que en una recuperación del mercado inmobiliario. Se atisba un cambio de tendencia en el precio: la velocidad de caída...tiende a aumentar

Esta semana, sin ir más lejos, he escuchado a una asociación de constructores una majadería de primer nivel: que corremos el riesgo de generar una nueva burbuja si no comenzamos ya a construir. ¡Qué más les gustaría a ellos! Pero, ni con esas van a conseguir que la gente se lance a comprar pisos en España. Ni siquiera con el cuento del lobo que no se tragan ni los niños de primaria.

Los precios bajan y lejos de cambiar, es una tendencia que se acelera. El portal inmobiliario idealista.com registró el mes pasado 22.772 bajadas de precios en inmuebles de segunda mano ¡un 80% más que en el mismo mes de 2010! Y un 15% superior al de septiembre. Pero ni con esas se estimulan las ventas. Dicen los expertos que algunos propietarios tienen miedo a no vender su piso una vez en enero se acaben las desgravaciones por compra de vivienda. Francamente, a mi eso del fin de las desgravaciones, si tuviera que vender mi piso, es lo último que me importaría.

Según idealista.com la caída de precios interanual roza ya el 8%. La rebaja es ya de 4.150 millones de euros a lo largo de este año. Pero ni con esas. Se venden menos casas que coches…que ya es decir.

Lógicamente la risa va por barrios. En las principales capitales, en las mejores zonas, se vende. Eso si; por esas zonas se dejan ver compradores con el cuchillo entre los dientes. Navegan por Internet, localizan viviendas significativas, atractivas…sondean al comprador…tasan la casa…y ponen sobre la mesa ofertas que en la mayor parte de los casos provocan risa y en el resto indignación. Pero en alguna ocasión suena la flauta y se consigue un chollo (o lo que por lo menos ahora se puede entender como chollo, que habrá que ver dentro de unos años)
En el otro extremo tenemos decenas de miles de casas construidas a medio camino entre la ciénaga de Shrek y las favelas de Río de Janeiro. Casas que no se venderían ni regaladas en pedregales de Murcia que iban a ser verdes campos de Golf, Seseñas varios repartidos a 100 kilómetros de distancia de la nada, etc.

Pero la fiesta solo acaba de comenzar. Apenas tenemos cuatro colgados en medio de la pista de baile calentando el hielo del cubata. En la puerta de la disco, haciéndose los locos, como que no quieren entrar, tenemos a los bancos y cajas españolas. Cuando se decidan a entrar, la pista de baile va a parece la mezquita de La Meca en temporada alta.

Cuando los bancos necesiten imperiosamente el líquido elemento financiero, podrán en el mercado decenas de miles de pisos que tienen en sus activos. Pero sobre todo, cuando los cientos de miles de millones que tienen en suelo les obliguen a ponerse el mono de promotor inmobiliario y a edificar –y vender- pisos como churros, los precios volverán a experimentar otra vuelta de tuerca con una llave del trece. Eso si, en este país no venderá un piso ni el tato…si no eres un banco.

Nadie compra un piso en este país por tres motivos: los precios siguen cayendo y son más de un millón los pisos disponibles; las entidades financieras no tienen dinero para hipotecas..que no sean para sus pisos, claro está; y el esfuerzo económico que se necesita para acceder a una vivienda empeorara. El porcentaje de la renta bruta disponible anual que tienen que destinar los compradores al pago de la hipoteca subió en septiembre, tras dos años seguidos de caídas. El cambio de tendencia se produce tanto en términos absolutos como netos –descontadas las deducciones fiscales–, según los últimos datos oficiales, recién publicados en la web del Banco de España. Una familia media destina ahora un 33,2% de sus ingresos brutos a pagar las cuotas del préstamo hipotecario con el que financia la adquisición de su casa.

No hemos de olvidar que el alza del euribor, de la mano de la posible elevación de los tipos de interés y la desaparición para la mayoría de nuevos compradores de la ayuda fiscal, elevará este porcentaje. Además, los expertos (y la banca) aconsejan no destinar más de un 33% de los recursos familiares al pago de un piso (pero con los cambios inminentes el esfuerzo neto va a subir de golpe más de 6 puntos porcentuales).

Y no hemos de olvidar que tenemos una tasa de paro del 20%, más de un millón de hogares en los que no trabaja nadie y lo que es peor, unas perspectivas como para echarse a llorar: esa tasa de desempleo tardará años en reducirse.
Muchos piensan que el precio de mercado es el precio medio del metro cuadrado que vemos en los periódicos o en los portales de Internet. En mi zona, 4.000€ metro cuadrado; por 150 metros, el precio “de mercado” es de 600.000€. Pero el precio no lo determina en este caso la oferta sino la demanda. En un país con los sueldos congelados y en algunos casos a la baja, si adecuamos el precio a los salarios de las personas nos damos cuenta que en muchos casos sería necesaria una rebaja del 50% sobre esos precios para que las personas puedan comprarse esa casa (ya que los bancos no creo vuelvan a dar más del 80% del precio…ni superen sus cuotas más del 30% del poder adquisitivo del comprador.

Llevamos 3 años de caída de precios, ¿hasta cuándo?, dicen algunos esperando un cambio de tendencia; como si 3 años fueran una eternidad. No olvidemos que en Japón llevan cayendo los precios de la vivienda 20 años.

El fundador de idealista.com dice que en España ha habido en los últimos años dos mantras: 'el precio de la vivienda no puede bajar' y 'alquilar es tirar el dinero'. En estos momentos el primero se demostrado completamente falso, y el segundo también lo es. Hay gente que compró su casa hace diez años y está perdiendo ya mucho dinero….aunque lo sabe.

Una vivienda que costó 400.000€ hace diez años llegó a tener un precio de 600.000€ hace cuatro años. Si tenemos en cuenta los intereses que se han pagado en esos 10 años por el crédito hipotecario el precio pagado hasta la fecha es de 460.000€ y si hoy realmente el propietario quiere venderla, tendría que hacerlo por un precio inferior a los 500.000€, confiar en la aparición de un comprador con poder adquisitivo y, eso si, tener alguna característica que hace de esa vivienda algo único: su luminosidad, espacios abiertos, superficie, terrazas, orientación….¡lo que sea pero único! Como existan en la zona decenas de viviendas similares y no existan elementos que enamoren al comprador, éste sacará el cuchillo y se llevará alguna que seguro baja de esa cifra.

Y lo peor no es eso. Lo peor es que dentro de un año…la casa valdrá menos…pero el coste real (sumando los intereses de otro año) habrá subido. Y quien sabe lo que pasará con los tipos de interés dentro de unos años: ahora están en mínimos históricos, peor el día que cambien las tornas…Si fueran empresas, cientos de miles de españoles estarían en quiebra: deben al banco más de lo que tienen; el pasivo supera al valor de su activo.

Nos quedan muchos años (creo que al menos una década) de lentas y graduales bajadas antes de poder decir que el precio medio de la vivienda en España "ha tocado suelo". El tamaño de la burbuja española es de tal magnitud que no se absorbe en 5 años.