Las suspensiones de pagos de toda la vida (ahora bautizadas –desde mi punto de vista muy desafortunadamente - como procesos concursales) son una avalancha imparable. En lo que va de año se ha duplicado el volumen de “concursos” y se llegará a final de año a los 2.000. Y para empeorar esa situación solo 36 juzgados de lo Mercantil atienden el tsunami de empresas que entran en concurso. Y la Justicia no tiene recursos ni materiales ni financieros para atenderlos. Lo que implica que el 90% de las empresas que entran en esta fase morirán antes de que se pueda hacer algo al respecto.
Leo en EXPANSIÓN “que el fuerte incremento detectado de los antiguos procesos de quiebra y suspensión de pagos, sin contrapartida en la dotación de medios de la Justicia, llevará el porcentaje con total seguridad, en breve, a niveles más cercanos al 95%”. Los concursos serán sólo la punta del iceberg de la carga de trabajo de los juzgados de lo mercantil. Los procesos concursales representaban hasta ahora sólo un 5% de la actividad de estas salas, a pesar de ser los procedimientos de mayor complejidad y peso a los que se enfrentan.
Además, otro caso como el de Martinsa Fadesa podría suponer el colapso total del sistema. Y lo veremos antes de fin de año. Los Colegios de Economistas prevén que hasta finales de 2009 se presenten en el juzgado más de 800 empresas cada trimestre al no poder hacer frente a sus pagos. Hasta el mes de junio, la media registrada era de sólo 270.
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