Así comienza un interesante artículo de El País que recoge las ideas de aquellos que pensamos que no estamos ante una nueva crisis (como la de los 70 del petróleo, la del 1993 o la de 2000 de las puntocom) sino ante una depresión que se prolongará durante al menos un lustro y cuyas consecuencias cambiarán el mundo tal y como lo conocemos (como me han oído decir muchas veces mis alumnos, “no es una época de cambios, sino un cambio de época"). Porque no es una crisis crediticia, ni financiera, ni empresarial, sino una crisis de sistema. Tal vez haya llegado la hora para la humanidad de empezar a pensar de dónde venimos, hacia dónde vamos y, sobre todo, hacia dónde realmente quisiéramos ir, planteando que debiéramos hacer para llegar a ese destino.
Han pasado 40 días desde que inicié este diario de la crisis. ¿Hemos ido a mejor o a peor? Sin duda a peor. Los accionistas son un 20% más pobres las arcas de los Estados 4 billones de euros más delgadas. ¿Las cosas irán a mejor o a peor? Nadie lo pone en duda. De momento lo peor está por llegar. ¿Hasta cuándo? Aquí surgen las discrepancias; unos hablan de una V" (remontaremos en 2010 una vez se toque fondo), otros de una "U" (seránecesaria una travesía del desierto antes de la recuperación allá por 2014. Otros de una "L". Yo pienso que estamos ante un punto y a parte.
¿Y si es el fin del mundo?
Tal vez. El fin del mundo que hemos conocido, no la apocalipsis, se entiende. Un punto y a parte que muestra un cambio de época, como en su día fue la revolución industrial, pero mucho más fulgurante. He oido una frase en un trailer e una película que dice algo así como que para que el mundo sobreviva la raza humana ha de desaparecer. No le falta razón, porque para que el mundo sobreviva la humanidad ha de cambiar; y probablemente haya llegado el momento.
Hace unos días Tamames nos habló en ESEUNE de la “Tormenta Perfecta” (ese atípico fenómeno meteorológico que es a su vez la conjunción de otros fenómenos asimismo inusuales). El sistema financiero se desangra, quiebran bancos en varios países (incluso Lehman Brothers, el único que en su día sobrevivió al crack del 29), tenemos Estados al borde de la bancarrota (como Islandia), se detienen de manera simultánea dos grandes locomotoras económicas (la construcción y el automóvil), el consumo en occidente se atasca, la incertidumbre sobre el sistema financiero puede desatar el pánico (en la referida Islandia replican el corralito que sumió a Argentina en el abismo hace siete años), las bolsas de todo el mundo, sin excepción, se desploman (los ahorradores no se puede decir que hayan perdido hasta la camisa pero si que su camisa se ha quedado sin mangas; además, mientras que en el 29 solo el 4% de la población invertía en Bolsa ahora el 50% de las personas estamos implicados o directa o indirectamente –planes de pensiones, fondos, etc.), el paro galopa como si fuera el quinto jinete de la Apocalipsis, el poder adquisitivo de las familias se contrae a la velocidad de la luz, los Estados lanzan planes de rescate multimillonarios que les está generando ya problemas de liquidez (y son unos cuantos los que dicen que no va a llegar para tapar ese agujero negro) y la inestabilidad geopolítica aumenta.
¿Es factible una Gran Depresión? Si, lo es, aunque sea poco probable. De momento, como dice en el artículo de El País Stephen King (no el escritor de novelas de terror, que perfectamente podría haber firmado esas declaraciones en una novela negra, sino el economista jefe de HSBC) hay que cumplir tres lecciones para evitar la depresión y solo se ha cumplido una: inyectar dinero al sistema. Queda por ver qué pasará con las otras dos: asegurarse de que los Gobiernos coordinen sus políticas y no permitir que la deuda y el nivel de apalancamiento se disparen. Tengo serias dudas sobre ambas.
Las medidas no funcionan
Una prueba de que las medidas no funcionan la tenemos en los mercados financieros. La volatilidad es brutal. Ante una inyección de liquidez de los Estados, los mercados reaccionan subiendo un 10% en dos días. Pero luego en dos semanas pierden un 20%. Algunos dicen que ya ha tocado suelo y que es la hora de “salir en busca de gangas”. Lo mismo dijo más de uno en 1929 y que durante varios años la bolsa continua cayendo hasta que perdió un 90% de su valor. Si tienes unos ahorrillos y decides hacer caso a tu cuñado chartista y sus curvas de Elliot recuerda primero que quien compró acciones en 1929 debió vivir hasta 1954 para recuperar su inversión: un cuarto de siglo.
El artículo del País cita al economista y profesor Nouriel Roubini (uno de los pocos que pronosticaron el actual crash): "Aunque los mercados saben ya que las administraciones van a hacer todo lo que está en su mano, no reaccionan, seguirán cayendo. Se han convertido en una fuerza destructiva, el pánico se ha apoderado de ellos, ya no funcionan. Cada vez estoy más convencido de que hace falta un cortocircuito, un cierre temporal de los mercados para recomponer las cosas".
En el 29 más de 3.000 bancos suspendieron pagos y los ahorradores se quedaron sin 140.000 millones de dólares ¡de la época! ¿Puede repetirse eso ahora? Dicen que no, que los Estados no lo permitirían. Que otro Lehman no se puede repetir. Que los planes de rescate devolverán la normalidad al sistema financiero en unos meses: a finales de 2009, principios de 2010. Pero yo me pregunto, ¿y si no? ¿si no llega la normalidad? ¿si continúan quebrando bancos? ¿si se agotan los fondos para el rescate? ¿si se agota antes la paciencia de los contribuyentes?
¿Y si nos quedamos sin pólvora?
Nadie quiere dibujar ese escenario. Se actúa como el niño que mira hacia otro lado pensando que así nadie le ve a él. Quiero recordar el dato extraído del artículo: ya han quebrado solo en Estados Unidos 17 entidades financieras y la lista de las que han sido salvadas con dinero del contribuyente en varios países es completita: Bear Stearns, Northern Rock, Fannie Mae, Freddie Mac, Alliance & Leicester, Merrill Lynch, AIG, HBOS, Washington Mutual, Fortis, Dexia, Bradford & Bingley, Hypo Real Estate, Wachovia
Por eso, planteo un escenario: ¿qué puede suceder si se acaba la pólvora? ¿Hasta cuándo aguantarás las espaldas de los Estados estas cargas? Ya llevamos destinados al rescate ¡4 billones de euros! Y eso sin empezar a inyectar a los segundos de la fila: los fabricantes de automóviles. Los proveedores de automoción. Las fábrcas de acero. ¡Y la fila crece!
No pretendo ser alarmista, pero los mismos que dicen que eso no sucederá (que los esfuerzos de inyección no serán inútiles) dijeron hace meses que la inyección de miles de millones desde los bancos centrales y la Reserva Federal contendría el derrumbe del sistema financiero. ¿Y qué pasó? Que la crisis ha ido a peor. ¿Por qué hemos de pensar que ahora si están en posesión de la razón?
Hagamos entonces los que dice un informe de Merrill Lynch del pasado 12 de noviembre: "¿Por qué todos los Gobiernos no se limitan sin más a enviar un cheque de un millón de dólares a cada uno de sus ciudadanos para protegerles de la crisis financiera global?". En 2009 los Gobiernos comenzarán a darse cuenta de que el endeudamiento público tiene un límite cuando empiecen a dispararse los tipos de la deuda o se desplome la divisa, por ejemplo. La firma de inversión indica que sólo el coste de tapar el agujero financiero supondrá una media del 13% del Producto Interior Bruto de los países. El documento alerta de que la carrera de expansión fiscal a la que se han lanzado los Estados para hacer frente al colapso financiero traslada inevitablemente el riesgo del ámbito privado al público. "Después de todo, en una economía el riesgo sólo puede ser transferido, no eliminado". Es decir, que ya no serán los bancos los que estén en peligro de quiebra, sino los propios Estados
¿Y qué pasará en la frágil Unión Europea cuando a –pongamos Hungría- se le vaya la mano rescatando bancos, fábricas de coches, etc. y su endeudamiento se desfase? ¿Acudirá la UE al rescate del Estado? ¿Garantizará toda la UE la deuda de Hungría? ¿Qué pasa si uno de esos países está dentro de la zona Euro –pongamos España? ¿Se atreverán a expulsarle sabiendo que lo dejan al pie de los leones? ¿Y si los británicos devalúan su moneda? La crisis nos ha pillado sin Constitución profiláctica. Veremos lo que sucede.
España está preparada ¿Para qué?
En España se sigue diciendo que saldremos adelante (a pesar de ser el 29º país del mundo en competitividad) porque las arcas del Estados están saneadas y el sistema bancario español es solvente (que no está expuesta a los riesgos de las hipotecas subprime de EE UU y ha sido sometida a la estricta supervisión en materia de riesgos por parte del Banco de España)
Pues de nuevo permítanme manifestar mis dudas al respecto. Llevo semanas diciendo que de los bancos no me fio un pelo. Antes del verano publiqué un post que hablaba de las subprime españolas (en Estados Unidos los bancos han concedido créditos a gente que no los puede pagar y en España no; pero el problema es que en España nadie compra un piso, hay un millón de viviendas vacías y los bancos tienes miles de millones en créditos concedidos a los promotores inmobiliarios: 400.000 millones que adeudan a los bancos los señores del ladrillo -inmobiliarias y constructoras- que suman más del 60% de los préstamos que tienen concedidos los bancos). Si esto no es subprime que alguien me diga qué es.
Por otro lado, aunque siempre he sido muy malo con las matemáticas, me atrevo a realizar una simple regla de tres. Tomo por una parte un dato: cada hogar español destina un 50% (casi) de su renta a pagar el hipotecario. Por otro lado cojo las cifras del INEM y las actualizo con las previsiones más optimistas de crecimiento del desempleo (unos hablan del 15%, otros del 16%, algunos del 18%) y me encuentro con miles de hogares en España que no van a poder pagar su hipoteca en 2009. Las subprime españolas son ocho millones de hipotecas que en la época del desfase se han concedido a mileuristas, inmigrantes, etc. ¡además por el 100% del valor de la propiedad a 50 años! Imagino junio de 2009: cientos de miles de esos hipotecados en la cola del INEM…y de allí a hablar con el Director de su banco porque no pueden pagar la hipoteca. ¿qué harán entonces los bancos? ¿El gobierno? ¿Los juzgados (que no tienes personal para tanto embargo como se les viene encima? Y sobre todo, ¿los afectados a los que quieren echar de su casa? (no pueden vender su casa porque vale un 30% menos de lo que pagaron y no les da para quitarse el crédito y además…¿quién compra ahora casas con la que está cayendo? ¡Ay amigo! El conflicto social que nos viene encima es de órdago.
Dice el artículo de El País que “un informe del Consejo General de Poder Judicial alerta de que las ejecuciones hipotecarias se han duplicado en el primer trimestre”. Ayer me dijo un amigo que en Canarias están encontrando abandonados en el aeropuerto coches nuevos con las llaves puestas en algunos casos: extranjeros a los que les dieron un préstamo de 200.000 euros con el que compraron una casa de 180.000, los muebles, los electrodomésticos y el coche… y que ahora que el valor de la casa ha dejado de crecer prefieren dejarlo todo (que se quede el banco con la casa y el coche) y volverse a su país. Lo de las subprime americanas puede ser un juego de niños en comparación con las españolas (en relación al daño causado al sistema financiero)
Vale. La morosidad en España es muy baja, como dicen algunos. Cierto. Aunque se ha triplicado (venía de la nada) ahora es del 2,5%. Los analistas dicen que nuestro sistema es capaz de soportar una tasa del 15% (del billón de euros que debemos a los bancos unos 150.000 millones). Pero que a partir de ahí, el sistema de derrumba. Un 15% parece una quimera. Pero con el aumento del paro previsible se estima que esa cifra de morosidad en España puede llegar al 9% (como vemos en el artículo lo dice el presidente de Caixa Catalunya, Narcís Serra). ¿Y si –una vez más- la realidad supera a la ficción? Mientras tanto, los bancos siguen sacando pecho, alardeando de sus beneficios, repartiendo dividendos y pensando en patrocinar Ferraris. Probablemente lo hagan porque realmente están más sanos que un Actimel por las mañanas. Pero también puede ser que saquen pecho para que nadie ponga en duda una solvencia que vete tú a saber si es una leyenda urbana.
En todo casos, los bancos tienen fuertes vencimientos próximos por un lado (difícilmente negociables) y presión para refinanciar deuda por otro (ya sobre la mesa los 18.500 kilos de Sacyr Vallehermoso –que al parecer lo de los rusos les va a salir rana- los 8.000 de Metrovacesa, los 9.000 de Colonial, los 4.700 de Urbis…). Si se aplica la “doctrina Martín Fadesa” los concursos de acreedores se van a producir en cadena; los bancos tendría que provisionar las pérdidas; sus balances no serían tan simpáticos; y sus valores seguirían en busca de suelo (de suelo en el parquet de la bolsa, porque suelo para construir no creo que busque nadie) En todo caso esto nos indica otra cosa que comentábamos hace unos meses en otros cuando la movida de Martínsa-Fadesa: la fiesta solo acaba de comenzar y de momento solo hay un colgado en la pista con un whisky en una mano, la otra en el bolsillo y meneando la punta de su pie al son de los acordes. ¡Ya veremos cómo se pone la cosa cuando la pista se llene! En realidad el crash inmobiliario del que muchos hablan todavía no ha llegado.
Las arcas del Estado están saneadas ¿Y?
Volvamos a los argumentos de los optimistas para afrontar la crisis: la solvencia del modélico sistema bancario hispano (que está por ver qué pasa con él en cuanto el viento comience a soplar) y lo saneadas que están las cuentas públicas. Podrán estar saneadas pero, ¿están bien gestionadas?
- "La crisis de las hipotecas de EE UU no va a afectar de forma importante a la economía española". Esto lo dijo un tal José Luis Rodríguez Zapatero el 22 de agosto de 2007
- “En pocos años, entre el 2010 y el 2012 vamos a conseguir en España el pleno empleo". Esta perla es de Jesús Caldera, quien entonces, el 16 de julio de 2007 era ministro de Trabajo.
- “Si la recesión sirve para limpiar la economía, no tiene la mayor importancia". Nuestro segundo oficial en la singladura por el océano de la crisis, Pedro Solbes, el 11 de septiembre de 2008 al anunciar la Comisión Europea que España entrará en recesión. El mismo que llamaba a la crisis antes del verano “fase bajista del ciclo” y después “proceso de desaceleración acelerado”
¿De verdad crees que estamos en buenas manos? En todo caso, las cifras de los presupuestos son Ciencia Ficción. El incremento del gasto en subsidios de desempleo será mucho mayor del previsto; la caída por los ingresos mayor todavía (IVAs, sociedad, impuestos por carburantes cuya demanda cae al mismo ritmo que su precio…) el déficit rondará el 5%....y de nuevo, ¿hasta cuando aguantarán las espaldas de papá Estado? Nuestros ayuntamientos y autonomías ya comienzan a sufrir esa asfixia financiera. Que se lo digan a los profesores universitarios de Valencia y Madrid a los cuáles no les pagan la nómina a tiempo o miles de empresas que trabajan para la Administración y ven como ésta les paga cuando puede (que no es antes de 180 días)
De la preocupación al pánico sin pasar por el miedo
El artículo de El País también habla de un fenómeno del que se ha hablado muy poco. Si te pido que digas cinco palabras relacionadas con Argentina seguro que me dices tango, Maradona, pampa…y probablemente “corralito”, el término acuñado por los porteños en 2001 cuando su querido ministro de Economía, Domingo Cavallo para salvar el sistema encierra los ahorros de los argentinos impidiéndoles sacar más de 250 pesos a la semana de sus cuentas. Aquello llevó a la Argentina al tercer mundo durante varios años. El consumo cayó un 50%, el paró se multiplicó y las clases medias casi desaparecen. ¿Y si eso llega a Europa?
Pues bien. Ya ha llegado. Que se lo pregunten a los islandeses. Nadie puede frenar el pánico de la gente cuando éste se desata. El año pasado vimos como miles de clientes de un banco británico, el Northern Rock, hacían cola para sacar su dinero. Aquello no puedo ser soportado por el banco que tuvo que ser intervenido. En USA los atemorizados clientes del Washington Mutual retiraron en diez días 16.700 millones de dólares. Hasta que el Estado intervino. Y no hay que olvidar que hace un mes la unión Europea decidió aumentar la garantía sobre los depósitos de los ciudadanos: excusatio non petita accusatio manifesta.
Si a la gente le entra el pánico el caos no la para nadie. Como dice el artículo “el volumen de depósitos es tal que ningún Estado tendría capacidad para atender a una retirada masiva de efectivo”. El banco holandés ING (que goza de la mayor solvencia crediticia) tiene depósitos por 614.000 millones, equivalentes a más de lo que produce la economía holandesa en un año. ¿Qué les quedaría a los Estados por hacer? Ponerle verjas al campo. Es decir, un corralito al más puro estilo Argentina año 2001.
España va bien
Pongo en duda si se me permite los principales argumentos de los que ven que “España va bien”. De los bancos no me fio y de nuestros gestores públicos menos. Pero no es cuestión de hablar de nuestros puntos fuertes, sino de los débiles. Porque esas debilidades son de tal calado que minimizan la relevancia de las fortalezas si realmente las hubiera.
La OCDE sitúa nuestra recesión para 2009 en un 0,9% y el paro en el 14%. El FMI peor. Un reciente estudio de las cajas habla del 1% y del 18% respectivamente. Los ERE´s se disparan. Necesitamos crecer un 3% para dejar de perder empleos ¿cuándo dejaremos de incrementar esa cifra de parados? Vale. Algunos dicen que en 2010. A partir de entonces, ¿cómo se piensa recuperar esos millones de empleos cuando la hemorragia se detenga?
La crisis tocará fondo tarde o temprano. A partir de ahí el semáforo de podrá verde y como si de un Gran Premio de F1 se tratara los países se lanzarán hacia la recuperación. La pole position es para Estados Unidos, el país más competitivo del mundo según el World Competitive Report reciencientemente publicado. España no está en la primera fila. Ni en la segunda. Ni en la tercera. Ni en la cuarta, como le debiera corresponder a la “octava potencia económica mundial”. Ocupa la 29ª posición. Somos el Force India de la competitividad mundial. Los motivos los muestra el informe: rigidez del mercado laboral, deficiencia de nuestro sistema educativo, burocracia, conflictos territoriales, duplicación de funciones en las diferentes administraciones, terrorismo….
La guinda al pastel
Para ponerle la guinda a este indigesto pastel otra pregunta: ¿qué puede pasar si continúa el freno del consumo, la caída de la demanda, el parón de la economía y la consiguiente caída de precios? Los economistas lo llaman deflación y dicen que no es deseable. Es como si a la salida del solo le pusieran nombre (amanecer) y dijeran que se han de tomar medidas para evitarlo. ¡Pero si el sol sale todos los días! Deflacción. Ya está pasando. Los economistas temen a la deflación porque son humanos; y el ser humano teme a todo aquello que no es capaz de controlar (como a la naturaleza). Cuando una economía entra en ese bucle nadie sabe cómo pararla (en Japón tuvieron que situar los tipos de interés en el 0% y ni con esas; llevan casi 20 años intentando salir de aquella). Yo me quedo con la frase de mi gurú favorito: “las especies que sobreviven son aquellas que son capaces de adaptarse a los cambios”. Tal vez no se pueda luchar contra la deflación, de manera que, ¿por qué no aprender a vivir con ella?
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