A los mercados no les ha sentado nada bien la cumbra del G-20. Fotos de familia, brindis, sonrisitas... pero no hay medidas de choque para frenar la caida de la economía.
Como elemento positivo veo que los firmantes del plan acordaron "sentar las bases de una reforma para garantizar que una crisis global, como ésta, no se repita". De manera que al menos sabemos que una crisis como esta no se repetirá (pero nadie nos garantiza que tengamos una crisis de otro tipo, que seguro las habrá).
Otro elemento muy positivo es que se refleja la voluntad firme de la comunidad internacional para afrontar la crisis económica con un enfoque cooperativo mediante una combinación de medidas multilaterales y de medidas nacionales concordadas internacionalmente.
En el lado negativo veo que los acuerdos adoptados en Washington parece que no tendrán mucha repercusión en los mercados, ya que apenas aporta un comunicado lleno de buenas intenciones y la promesa de volverse a reunir en breve. Y dos medidas que hasta un estudiante de 1º de Economía hubiera previto: medidas fiscales y necesidad de regular los mercados financieros (el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial serán reformados con más peso de los países emergentes; ningún actor o mercado financiero deberá escapar a la regulación, cuya coordinación deberá mejorar; habrá que reforzar la vigilancia de las agencias de calificación de riesgo y los `hedge-fund´; crear un colegio de supervisores para controlar a los bancos; armonizar y revisar las normas contables ante el fracaso de la actual valoración de los activos....)
Pero, ¿cómo solucionar la caida en picado del consumo, la pérdida de confianza de los banos por los activos contaminados, el desempleo creciente, la quiebra de los gigantes del automóvil, la financiación de las PYMES, etc.? Una vez más ha quedado constatado que el mundo necesita urgentemente algo sobre lo que adolece: ideas. Al final, esta va a resultar una crisis de ideas.
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