martes, 29 de junio de 2010

¿Qué pasa con España?

Resulta curioso comprobar que, cuando pregunto a mis colegas de Georgetown University sobre la crisis en USA (su evolución, perspectivas, etc.) todos me responden con otra pregunta: ¿qué pasa con España?

Es la primera vez en estos 14 años que llevo viniendo a Georgetown que veo como a los americanos les interesa mucho más Europa que América. Y nunca jamás he visto que les preocupara tanto saber sobre España, como en estos momentos. Tal vez hayan dejado de mirarse al ombligo...preocupados por el color que está adquiriendo el grano.

Les preocupa Europa y lo que puede suceder tras el cambio de planes de los europeos al dictado de Merkel. Tras el crash del 2008 con la quiebra de Lehman Brothers el G-20 apostó por unanimidad por los ambiciosos planes de estímulo (corroborados posteriormente en las cumbres de Londres en primavera de 2009 y Pittsburgh en otoño). Este fin de semana en Toronto hemos visto un divorcio entre Obama y Merkel, entre lo que piensa el Gobierno USA (que no comparten muchos norteamericanos) que es ralentizar al máximo la retirada de los espectaculares paquetes de ayuda (estímulo a través del gasto público) y lo que piensan los principales países de la UE (que tampoco todos) que es la urgente necesidad de reducir el déficit público para frenar el incremento de la deuda, la escalada de los tipos de los bonos de países como España y el creciente riesgo de suspensión de pagos de algunos países (default).
Creo que la solución acordada e Toronto pretende mear sin echar gota: Barack Obama acepta el objetivo de reducción de déficit acordado en el G-20 a cambio de que el documento de conclusiones situara el “crecimiento”, y no la austeridad fiscal, como la máxima prioridad de los países ricos. No creo que sea eso lo que tienen en mente algunos de esos países. El acuerdo es un ejemplo de funcionamiento de la “cocina diplomática”: nadie se siente menospreciado y todos consiguen su objetivo. Pero, ¿servirá para algo?

Todo un acto de fe eso de pensar que se pueden consolidar ambos objetivos: reducir el déficit a largo y crecer a corto. La cumbre no debió celebrarse en Toronto sino en Disneylandia. Si Barak Obama fuera el Sherif Woody y Angela Merkel Hanna Montana el acuerdo podría incluso llegar a ese efectivo.

Seamos realistas: o una cosa, o la otra.

O apostamos por el crecimiento continuando con los estímulos (incrementando el gasto público) a la espera de una recuperación fuerte en los próximos dos o tres años.

O apostamos por reducir al máximo el gasto público y consecuentemente la deuda.

Si optamos por la primera estrategia y no funciona (las posibilidades de éxito creo son inferiores al 50%) el resultado es claro: default de varios países grandes (como España) que arrastraría al Euro, a los bancos europeos, a otros países de la UE y por extensión a todo el mundo. Es decir: el caos.

Si optamos por la segunda estrategia no hay riesgos, sino realidades: la economía de muchos países se “japonesizará” y se mantendrá con crecimientos muy bajos, próximos a cero, durante al menos una década. Diremos adiós a nuestra sanidad, a la educación gratuíta, se incrementarán los conflictos sociales, aprenderemos a covivir con una tasa delparo del 20%, crecerá la delincuencia, etc.

El caso es que la hemos liado bien gorda, pero nadie quiere reconocerlo. Volver a corto plazo al escenario de hace cuatro o cinco años es una quimera. Cuanto antes seamos capaces de reconocerlo, mejor para todos.

Volviendo a mis comentarios del principio: la creciente preocupación con la que los analistas norteamericanos miran a España. Se acaban de publicar dos informes (del Fondo Monetario Internacional -FMI)- y del Banco de Pagos Internacional -BPI) que analizan la sostenibilidad de las cuentas públicas de los países industrializados (OCDE) en las próximas dos décadas. Las conclusiones para España son contundentes: España es uno de los países que tendrá que realizar un mayor ajuste, durante más tiempo y soportando un riesgo mayor.

En ambos documentos informes se cita literalmente: “la situación de las finanzas públicas españolas es más que preocupante”.

Los estudios hablan de lo que todos ya sabemos (cómo se ha disparado la deuda pública en los últimos tres años, el endeudamiento público y privado, la concentración de las inversiones en sectores poco productivos…) y añade un elemento que hasta ahora pocos habían tenido en cuenta (porque pocos analizan esta crisis a largo plazo): el envejecimiento de la población española.

Dice el FMI que España será uno de los países en los que más van a crecer las clases pasivas (jubilados y otros pensionistas) y en el que menos van a aumentar los cotizantes (en parte por una cuestión demográfica y en parte por la rigidez del mercado laboral). En el informe hay un gráfico que cruza ambos factores (el ajuste fiscal necesario en un eje y el crecimiento de las clases pasivos por otro). Resultado: España está en una de las peores situaciones posibles: un nivel de déficit que hace necesario un fuerte ajuste fiscal (el FMI lo cuantifica en un 9,2% del PIB), unido a unas perspectivas de envejecimiento poblacional (4,3% de incremento de aquí a 2030) que harán mucho más difícil este ajuste. Pero hay un país que en ese gráfico está pero que España: los Estados Unidos de América. ¡Ojo al dato!

España posee todos los elementos que el estudio señala como más peligrosos para asegurar la viabilidad de las cuentas públicas.

En primer lugar, la deuda del Tesoro Público ha sido la que más ha crecido porcentualmente desde 2007 con la excepción de Irlanda. La deuda pública nacional pasará del 42% al 78% del PIB (una subida del 85%) en cuatro años.

En segundo lugar, el BPI destaca el riesgo asociado al desconocimiento del coste de “poner orden en el sistema financiero”. Algo que ya he comentado en otros post: hablamos mucho de los stress-test y de los superbancos españoles sin tener en cuenta que más allá del Santander y del BBVA hay decenas de bancos y cajas que están en una situación…no sabría decir la palabra…porque en realidad…nadie dice cómo están…o tal vez nadie sepa como están.

Y en tercer lugar el informe dice que en 2050 el envejecimiento de la población española hará insostenible la salud de las cuentas públicas a no ser que se incremente de forma significativa el crecimiento de los ingresos (vía crecimiento del PIB, del empleo, de las cotizaciones…) o que se reforme con urgencia el sistema.

En resumen:

- O nos la jugamos y apostamos todo al rojo confiando en el destino (es decir, apostamos por seguir manteniendo los estímulos, incrementando la deuda, a la espera de una recuperación mundial)

- O vamos atándonos los machos y preparándonos para una década de penurias, recorte de gastos, ajustes de déficit …

Por supuesto hay otra alternativa de la que no se ha hablado en Toronto. Pensar en pasar página y comenzar a construir el nuevo mundo que más tarde o más temprano, tendremos que comenzar a construir. No podemos proyectarnos hacia el futuro con las herramientas e ideas del pasado (decía Winston Churcill)

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