sábado, 12 de junio de 2010

El país de nunca pasa ná

Vivimos en el país de “nunca pasa ná”. La lectura de la prensa internacional pone los pelos de punta, pero dentro de nuestras fronteras solo se habla ya de las posibilidades de España en el mundial; cuando tal vez debiéramos hablar de “la mundial” que va a montar España como no espabilemos pronto.

El Banco Mundial dice que la “situación de España es muy grave” y no pasa nada. El Financial Times habla de una posible quiebra de España y tampoco. La última emisión de deuda se salva por los pelos gracias al Banco Central Europeo y nade se inmuta ¿Qué tendrá que suceder para que tomemos conciencia sobre la gravedad de nuestra situación? A este paso llegará julio, intentaremos colocar el masivo volumen de deuda previsto para ese mes, no encontraremos compradores, tendremos que ser rescatados por los alemanes…y tampoco pasará nada. Y para colmo seguro que además les eliminamos del Mundial en semifinales para tocarles algo más que la cartera

El Financial Times dice que España está al borde de la suspensión de pagos y que el famoso plan de rescate aprobado con nocturnidad y alevosía hace unas semanas en la UE se hizo pensando en nuestro país. El diferencial con el bono alemán se dispara por encima de 200, ni quisqui compra nuestra deuda (salvo el BCE) y aquí andamos discutiendo sobre si el despido objetivo tiene que ser subjetivo o si tienen que ser 33 en lugar de 45 (por el déficit de la hinco). País.

Otra cosa de la que se habla fuera y que aquí no queremos mentar: el camuflaje de la crisis del ladrillo mediante ingeniería contable en las entidades financieras. Han refinanciado los créditos de los promotores en unos casos y se han quedado con propiedades en otros, que siguen valoradas a uno precios irreales. ¿No será mejor reconocer cuánto antes que entre todos la hemos liado parda y dejar caer a los bancos que no sean sanos? Hacerlo implicaría volver 25 años atrás, a la época en la que nació Super Mario Bross y Ozores salía en la tele diciendo que “por fín somos Europeos”. A una España en blanco y negro, sin trenes de alta velocidad y sin un aeropuerto en cada provincia (por cierto, escribo desde un aeropuerto de una provincia que tiene dos: Coruña). Pero, no hacerlo (seguir obviando lo obvio, ignorando el problema) únicamente ralentizará nuestra recuperación; tarde o temprano el problema estallará y entonces volveremos a la década de los 80…pero habiendo perdido tres o cinco años.

Y seguimos sin una sola reforma estructural, como si nada hubiera pasado ni nada fuera a suceder. Nothing happens en el país de “nunca pasa ná”. Igual el miércoles me trago estas palabras…pero, ¿qué tomadura de pelo de reforma laboral se está proponiendo? Es un simple retoque. Necesitamos derribar y construir un nuevo edificio y el Gobierno pone encima de la mesa dos brochas, un rodillo y cuatro botes de titanlux, mientras los sindicatos dicen que a ellos les gusta el color de las paredes y que tal vez con una mano del mismo color tiremos otros 50 años.
En el resto del mundo nadie nos observa indiferente. Les tenemos descolocados. Unos piensan que tenemos un temple de acero toledano y nos equiparan al torero que espera al astado sin perturbarse mientras otros piensan que somos tontos del culo. Y por supuesto están los que piensan que somos unos getas y que como sabemos que finalmente mamá Europa (es decir, Alemania) nos sacará las castañas del fuego nosotros seguimos a lo nuestro.

De momento quien nos soluciona el primer problema (nadie quiere nuestros bonos) es el BCE; claro está, a base de imprimir billetes para comprar deuda española e inyectar liquidez en los bancos. Todo ello tarde o temprano derivará en un incremento de la inflación que a España pillará en medio de su particular recisión (o con un crecimiento medido en décimas) y cinco millones de parados.
En fin…menos mal que esta vez España no regresará a casa en cuartos y por lo menos hasta mediados de julio muy pocos haremos caso a lo que realmente pasa.

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