miércoles, 16 de diciembre de 2009

Día 440: la suerte está echada

La suerte está echada. Quedan unos pocos días para que arranque el 2010 y la bolita se detendrá en el rojo o en el negro. Las apuestas están cerradas, cada uno hemos hecho lo que hemos podido (o querido), incluido el Gobierno, y ahora nos queda aguardar nuestro destino.

A finales de 2010 veremos si la apuesta de este Gobierno por el gasto social y la inversión en proyectos públicos (léase Planes E, Planes Renove, subsidios, etc.) funciona y hace reaccionar a nuestra economía; o de lo contrario nos vamos al garete.
Dicen que cuando veas las barbas de tu vecino pelar, vayas poniendo las tuyas a remojar. Estamos asistiendo a lo que acontece en países como Grecia o Dubai, escuchando los avisos de las agencias de calificación de riesgos, de bancos como el suizo Credit Suisse, etc. Nos podemos encontrar con problemas de deuda soberana en la propia zona euro y España tiene, junto a Grecia e Irlanda, muchas papeletas para el desastre.

Ya he comentado en otros post del blog que la decisión del Gobierno de solucionar la crisis a base de gasto público en lugar de realizar profundas reformas estructurales tiene un alto riesgo: si falla, las consecuencias pueden ser peores que la propia crisis. Como decía al principio, la suerte está echada. Solo queda esperar a ver qué pasa.

Si el Gobierno logra reactivar la economía con sus medidas a lo largo del 2010, me quitaré el sombrero y cambiaré el nombre del Blog: en lugar de Vayacrisis! buscaré uno que sirva de homenaje a Zapatero.

Si no lo consigue (ya me estoy preparando para ello) el panorama de España es claro: viviremos el peor momento de nuestra historia reciente (desde la llegada de la Democracia).

España, al igual que cualquier empresa o particular, puede verse imposibilitada para hacer frente a sus deudas. El elevado endeudamiento y el elevado déficit (el arriesgado incremento del gasto público y le descenso de los ingresos) pueden llevar a España a la misma situación a la que irremediablemente se encamina Grecia: la intervención de sus políticas por parte de la Comisión Europea para poder acudir en su rescate.

Al igual que sucede con las empresas en concurso, el Estado puede ser “intervenido” para garantizar que pagará sus deudas; ya que su actual “gestor” (léase Zapatero) no ha sido capaz de sacar adelante “la empresa” otros tomarán las medidas necesarias y asistiremos entonces al mayor recorte de gasto público de la historia reciente del país acompañado de subidas de impuestos para equilibrar ingresos y gastos y poder de paso ir amortizando deuda.

No tiene ninguna pinta de que el Gobierno vaya a poner en marcha un duro (pero necesario) plan de austeridad presupuestaria, así que, caso de no funcionar las medidas tomadas hasta la fecha, el caso de España puede llegar a tomar el color del caso heleno.

Será entonces cuando desaparecerán de los presupuestos enormes partidas para gastos sociales (deducciones, subsidios, becas, sanidad….), se tendrán que recortar Ministerios, altos cargos, etc. y recortar los salarios de los funcionarios. Irremediablemente.

Será entonces cuando concluirá el idilio Sindicatos-Gobierno y la calle comenzará a ponerse calentita; al margen de los conflictos que puedan surgir con muchos funcionarios que pueden derivar en el bloqueo de la función pública.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Día 428: el Premio Nobel de la Guerra

Llevo 41 años como corresponsal de prensa en este Planeta y los primitivos (pero complejos) seres que habitan este Planeta (los humanos) no dejan de sorprenderme. Tal vez por eso me apasionan tanto y veo justificada mi permanencia en este remoto lugar del Universo, a cinco millones de años luz (utilizando el primario sistema de medición terrícola precuántico) de mi querido planeta.

Hace algo más de 100 años un empresario llamado Alfred Nobel manifestó en su testamento su voluntad de reconocer la labor de las personas y organizaciones que contribuyeran de forma notable a la evolución de la sociedad. Esos galardones (denominados Premios Nobel) van acompañados de una significativa recompensa económica (algo que como he escrito en otras crónicas desde este Planeta estimula en gran medida a los humanos) pero sobre todo gozan del máximo prestigio y reconocimiento a nivel mundial (no tan importante en su escala de valores como el dinero, pero relevante)

Entre ellos se entrega el llamado Premio Nobel de la Paz. A lo largo de cien años este galardón ha reconocido el trabajo en pos de la Paz de personas y organizaciones cuyo mensaje ha dejado huella no solo en la Tierra, sino en otros planetas de la Vía Láctea y galaxias vecinas, como el nuestro: Martin Luther King, la Cruz Roja, la Madre Teresa de Calcuta, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Nelson Mandela, UNICEF…

Probablemente llamará la atención a los habitantes de nuestro Planeta la designación del Comandante en Jefe de un Ejército que en estos momentos combate en dos guerras como Premio Nobel de la Paz. Forma parte de la paradójica complejidad de estos interesantes seres primitivos que habitan este pequeño planeta azul situado en un pequeño sistema formado por un pequeño número de planetas entorno a una diminuta estrella a la que llaman Sol.

El Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos de América voló (en una primitiva aeronave propulsada por combustibles fósiles denominada Air “Force” One) desde su ciudad (Washington) al lugar donde se celebra todos los años la ceremonia de entrega de los Premios Nobel (Oslo) unos días después de ordenar a 30.000 de sus soldados que se prepararan para reforzar las tropas de uno de sus campos de batalla: un remoto y complejo territorio llamado Afganistán.

Llamará la atención a los lectores de nuestro Planeta (a pesar de llevar tanto tiempo entre los humanos a mí también me siguen sorprendiendo sus reacciones) que el Premio Nobel de la Paz citara en 30 ocasiones la palabra “guerra” por tan solo 10 la palabra “paz”. En su discurso el Comandante comentó que "los instrumentos de la guerra tienen un papel que jugar para mantener la paz".

A lo largo de su alocución lanzó mensajes de paz a dos países del mismo Planeta con los que mantiene algunas diferencias: Corea del Norte e Irán. Expresamente, refiriéndose a ambos territorios, el Comandante en Jefe dijo que “los regímenes que violen las normas deben rendir cuentas" (deduzco se trata de un mensaje de Paz aunque he de confesar que esta situación me genera confusión al no alcanzar a comprender la dicotómica complejidad del ser humano y su metafórica forma de expresión)

En su discurso no hizo mención al sorprendente (desde nuestro “extravialácteo” punto de vista) modo de sancionar a los similares que infringen las normas de convivencia (recordamos que los humanos no utilizan metodologías basadas en imposibilitar la comisión de delitos mediante prevención a través de la identificación de potenciales motivos que puedan derivar en conductas impropias, sino que optan por el primitivo medio –extinguido en nuestra sociedad hace cien mil años- del “castigo”). En su país se utiliza la denominada por los humanos “pena de muerte” (no quiero herir la sensibilidad de nuestros lectores, pero he de recordar que en este Planeta las leyes permiten que sus habitantes se maten los unos a los otros con el beneplácito de la justicia y la complacencia de una parte de la sociedad), pero tal vez este aspecto era desconocido por los miembros del jurado que concede esta noble distinción.

Por último, una “anécdota” (como gustan de decir los terrícolas): Alfred Nobel, padre de los referidos galardones, amasó su fortuna inventando y fabricando la dinamita (una sustancia detonante muy elemental compuesta por nitroglicerina y dióxido de silicio) que se emplea, entre otras cosas, en los explosivos utilizados por los humanos en sus fratricidas contiendas bélicas.

¡Ahora comprendo el Nobel de la Paz de Obama!

jueves, 10 de diciembre de 2009

Día 427: una de pesimistas

La economía cada vez me resulta más apasionante. Al igual que sucede con el calentamiento global del Planeta, circulan teorías de expertos absolutamente contradictorias. En el caso de la economía, además de contradictorias, resultan ambas absolutamente creíbles al estar soportadas en argumentos muy sólidos.

Es el caso de las teorías de dos expertos internacionales: : Marc Faber y Mike Shedlock (Mish). Faber es un inversor suizo y gestor de fondos, editor del boletín mensual sobre inversión The Gloom Boom & Doom Report, y popular analista entre los medios y canales financieros norteamericanos por sus predicciones catastrofistas. Por ejemplo, fue Faber quien dijo que EEUU se dirigía hacia una hiperinflación como la sufrida por Zimbabue. Mish es gestor de patrimonios, y escribe y mantiene su prestigioso blog, Global Economic Trend Analysis. En contraposición a Faber, Mish se muestra mucho más cauto al predecir hiperinflación, y ve una clara tendencia deflacionaria, resumida, entre otros factores, en el desplome del crédito.
Uno piensa que la impresión de dinero y papeles por parte de las autoridades monetarias generará inevitablemente hiperinflación, mientras que el otro ve el panorama deflacionario -debido a la contracción del crédito, caída del consumo, e ineficacia de las políticas de la banca central- como el más previsible.

El problema viene cuando ambos se ponen de acuerdo en una cosa; y cuando ese punto de acuerdo resulta tan espeluznante: nos dirigimos hacia una guerra.

En una reciente conferencia pronunciada en Singapur (ver http://www.bi-me.com/main.php?id=42214&t=1&c=35&cg=4&mset=1011 ), Fabre ha dicho que “la crisis no ha resuelto nada. Por el contrario, hay menos transparencia hoy que antes. El balance del Gobierno se está expandiendo, y los abusos que han llevado a esta crisis han continuado”. Faber vaticina una gran quiebra financiera que antecede a una guerra, liderada por los gobiernos para tratar de desviar la atención de la gente: “la continuación de estos abusos le lleva a pensar que, finalmente, habrá un gran colapso y luego toda la expansión crediticia llegará a su final […] Antes de que eso suceda, los gobiernos continuarán imprimiendo dinero, lo que con el tiempo conducirá a tasas de inflación muy altas, y la economía no responderá al estímulo”. Y termina con el mensaje más terrorífico: “La familia media se verá dañada por ello, y luego, con el fin de distraer la atención de la gente, los gobiernos irán a la guerra […] Simplemente, se inventarán un enemigo”.

Su colega “deflacionista” (Mish) ha comentado en su blog (http://globaleconomicanalysis.blogspot.com/2009/11/marc-faber-sees-war-against-invented.html ) esas ideas del “hiperinflacionista”

Faber: ¿Habrá otra guerra y será contra un enemigo imaginario?

Mish dice en su Blog que si y que será contra un enemigo imaginario. Casi todas las guerras son contra un enemigo imaginario y/o de escaso interés vital para los Estados Unidos. La Primera Guerra Mundial, Corea, Vietnam, y la Segunda Guerra del Golfo eran todas innecesarias. La Segunda Guerra Mundial fue un resultado directo de la Primera. La Guerra Contra el Terrorismo es absurda. El terror es un método. Hacer una guerra sobre un método contra un enemigo que no tiene un país real está condenada al fracaso y a desperdiciar y malgastar mucho dinero. En cuanto a quién sería el siguiente, dadas las amenazas indirectas lanzadas contra Pakistán, ése sería un lugar a tener en cuenta. Irán sería otro.

¿El índice S&P 500 y el Dow Jones bajarán en relación con el oro?

Mish está de acuerdo con eso.

¿Habrá un gran colapso y luego toda la expansión crediticia llegará a su final, los gobiernos continuarán imprimiendo dinero lo que con el tiempo conducirá a tasas de inflación muy altas, y la economía no responderá al estímulo?

Mish dice “que la economía tampoco está respondiendo al estímulo en la actualidad, al menos de una forma significativa. El 100% del crecimiento del PIB estuvo directamente relacionado con el estímulo público. La idea de que el gasto público puede dar comienzo a una recuperación económica auténtica es ridícula. No obstante, el gasto público sí puede empezar un boom artificial. La burbuja inmobiliaria es un ejemplo de esto. Sin embargo, para que comience un boom, los individuos y las empresas tienen que estar dispuestas a llevarlo a cabo. Ésa es la manera como funciona en una economía basada en el crédito. Ahora mismo el crédito personal se está contrayendo, los préstamos mediante tarjetas de crédito están cayendo y las empresas, simplemente, no quieren expandirse ante incrementos de impuestos y alto desempleo. A no ser que la Reserva Federal encienda un nuevo boom crediticio, la alta inflación es improbable. El temor ahora debería estar más en lo que haga el Congreso que en lo que haga la FED. Con todo, parece que el Congreso está empezando a ponerse un poco receloso sobre estos enormes déficits públicos. Por supuesto que el Congreso gastará, pero ¿será suficiente para que sea relevante? Lo dudo, al menos hasta que haya más purgas de deuda corporativa y de consumo vía quiebras”

Faber dice: “El sistema capitalista “tal y como lo conocemos hoy” colapsará”.

Mish responde: “De acuerdo. El modelo de papel moneda basado en el crédito que genera el sistema de reserva fraccionaria y la fabricación de dinero de la nada ha llegado a su cima. Matemáticamente es imposible que el actual esquema Ponzi de niveles de deuda cada vez más elevados sobreviva por mucho más tiempo. La única cuestión es cuándo y cómo estallará.

Faber dice: “ Los años 2006 y 2007 fueron “la cima de la prosperidad” y es improbable que la economía mundial vuelva pronto a ese nivel”.

Mish coincide: “de acuerdo. Hace tiempo propuse que el pico del crédito y de las ganancias había llegado a su cenit. Sobre el primero (junio de 2006): “La ola final de imprudencia de los consumidores creó las condiciones exactas que se requerían para su propia destrucción. La orgía de la burbuja inmobiliaria fue el último ¡Hurra! No va a volver y no habrá una burbuja más grande que la reemplace. Tanto los consumidores como los bancos se han pillado los dedos, y las actitudes han cambiado”.

Faber dice que “el capitalismo colapsará de la misma forma como colapsó el comunismo”.

Mish responde de forma contundente: “el capitalismo no colapsará, porque no estamos practicando el capitalismo. En vez de ello, estamos inmersos en una perversa mezcla de fascismo corporativo, socialismo, corrupción y confiscación de los bolsillos para y por aquellos que controlan el país. Sí, eso colapsará”.

Por último Faber dijo: “Ningún ciudadano decente debería confiar en la Reserva Federal ni un segundo. Es muy importante que todo el mundo tenga algo de oro porque el Gobierno hará de cada dólar (en el largo plazo) algo inútil”.

Mish responde: “ningún ciudadano decente debería confiar en ningún banco central en ninguna parte. Los problemas van más allá de la FED, y en el largo plazo todas las monedas de papel valen cero. Estas monedas no fluctúan, sino que todas se hunden a tasas variables”.

¿Alguien se atreve a seguir llamando “pesimistas” a los que prevén una lenta recuperación de la economía mundial? Al lado de estos economistas, parecerían optimistas patológicos.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Día 414: somos los hermanos pobres de la UE

“El hermano pobre de Europa”. Así nos califica hoy The Economist. El artículo dice que, mientras varios países de la Unión Europea han comenzado a sacar cabeza tras la dura crisis en el tercer trimestre de 2009, España siguió en caída libre (por sexto trimestre consecutivo).

Somos el país con mayor tasa de desempleo (19%) detrás de la superpotencia letona. The Economist dice que se tratar de “la resaca estructural de un país que se emborrachó" a base de ladrillos y cemento”.

La prestigiosa publicación sigue alucinando con nuestro Presidente y su optimismo patológico: en sus declaraciones en el Foro organizado por la propia publicación el pasado lunes en Madrid dijo que la “recuperación ya había comenzado”.

También hace referencia a la nueva Ley de Economía Sostenible: "buenas intenciones a falta de medidas duras; las reformas del mercado laboral quedarán fuera para agradar a los amigos sindicalistas". Una voz más que se suma al coro que reclama urgentemente una reforma del mercado laboral: “la dualidad laboral convierte al mercado español en ineficaz e injusto, ya que la mitad de los trabajadores tienen contratos indefinidos y resultan caros a la hora de despedir, mientras que el resto de la fuerza laboral pasa entre contratos por obra y servicio, subsidios por desempleo y el mercado negro”.

The Economista dice que “los trabajadores ineficientes con contrato indefinido están protegidos” y que la falta de crédito llevará a la quiebra a muichas pequeñas empresas debido al proteccionismo de empleados indefinidos y la flexibilidad limitada para nominas.

Por último considera "alarmante" el deterioro de las cuentas públicas que supone "limitaciones" para España. Ante este panorama, The Economist se pregunta de dónde vendrá el crecimiento en la economía española con menos gasto público y sin reformas radicales en perspectiva.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Día 413: Dubai al borde de la suspensión de pagos

Vaya hombre. Apenas han pasado 24 horas desde que reflexionamos al respecto del elevado nivel de endeudamiento de algunos países y del riesgo de colapso derivado de esa deuda creciente y hoy salta a las portadas de los periódicos la hipotética quiebra de Dubai.

Este Emirato, conocido por sus hoteles de lujo, islas artificiales, rascacielos de record y los centros comerciales más grandes y lujosos del planeta, ha generado hoy en los mercados un shock al pedir una moratoria hasta el 30 de mayo de la deuda de su holding Dubai World, que ha desarrollado algunos de los proyectos inmobiliarios más extravagantes del mundo.

Aunque esa moratorio se refiere únicamente a 4.000 millones de dólares (de una filial del holding público de inversiones Dubai World) los inversores que han prestado a este pequeño país más de 80.000 millones de dólares han comenzado a temblar. No en vano, de no poder atender sus compromisos, estaríamos hablando del mayor impago de una entidad pública desde los 95.000 millones de dólares del 'default' argentino de 2001.

El Emirato está siendo golpeado por la crisis inmobiliaria mundial (volcado en la construcción de proyectos espectaculares, como el edificio más alto del mundo o las islas con forma de palmera plagada de villas de lujo) y por el descenso del precio del petróleo.

Un portavoz del ministerio de Finanzas ha dicho que el Gobierno quiere pedir a los bonistas que esperen hasta mayo, aunque no se ha tomado ninguna decisión sobre qué se hará con los inversores que reclamen su dinero en diciembre. El anuncio hace temer por la posibilidad de una quiebra en el Emirato.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Día 412: El peor escenario

Interesantísimo el informe que Societe Generale ha preparado para sus clientes (con el llamativo título El peor escenario de la deuda)

El documento habla de diversos escenarios posibles, incluyendo en la lista de “posibles” el colapso de la economía mundial. Tal y como comentan otros autores (a los que me he referido en otros post), hemos “diferido” el problema, pero no lo hemos solucionado (más bien continuamos aún muy lejos de su solución). La actuación conjunta de gobiernos y bancos centrales ha evitado el colapso a finales de 2008, pero los elementos que estuvieron a punto de llevar a la economía mundial por el agujero del desagüe siguen amenazando (aunque muchos prefieran mirar para otro lado…el riesgo sigue estando ahí)

El creciente endeudamiento público en el que han incurrido algunas de las potencias más ricas del planeta con el fin de salvar a la banca (Estados Unidos, Reino Unido…y España en menor medida) nos pasará factura en un futuro. En apenas dos años ( y sin hacer ningún plan de estímulo adicional) el informe estima que la deuda pública de Reino Unido se disparará hasta el 105% de su PIB; la estadounidense alcanzará el 125%; la zona euro superará el 120%; y los japoneses se disparan hasta cuotas que rozan la locura, pudiendo llegar al 270% de su PIB.

¿Eso que significa? Que la deuda pública mundial será dentro de unos años de 45 billones de euros (los Estados deberán entonces un 250% más que hace diez años). El problema es que los países que más deben (los desarrollados) son los que ven cómo su población envejece. Y si no se pone freno a esa situación la deuda pública de esos estados será insostenible: no habrá posibilidad de pagarla.

Una muestra del temor que subyace la tenemos en el incremento del precio del que muchos consideran hoy el único activo refugio: el oro. Ni dólar, ni euro, ni yen, ni libra… Todas las grandes economías han optado por la misma fórmula y la economía del mundo no puede permitirse esa situación (todos endeudados). El endeudamiento de las familias y las empresa ha estado a punto de provocar un colapso; el endeudamiento de todos los grandes países solo nos puede conducir a una situación (mejor no mencionarlo)

El endeudamiento generará a corto plazo un efecto negativo sobre la economía: menos gasto público (en lugar de invertir en I+D hay que pagar los intereses de esa deuda), más impuestos, menos consumo; lo que nos lleva a crecimientos del PIB tan bajos que en lugar de generar empleo, generarán más paro (la eficiencia productiva derivada de la robotización de procesos en la industria y los servicios, gracias al eso de las TIC, provoca una mejora en la eficiencia que supone hacer “un poco más” con “menos gente”). Si el PIB no crece por encima del 3%, no se generará empleo.

Algunos expertos hablan ya de una caída de las bolsas a los mínimos de marzo de 2009,a lo largo de 2010. La mayor depreciación de los activos inmobiliarios parece inevitable e incluso hay inversores tomado posiciones bajistas en el petróleo (que puede volver a caer hasta los 50 dólares) o en todo tipo de sectores que se verán afectados por la deflación.

Ya sé que algunos autores hablan de los problemas que se pueden generar en 2010 con el incremento de la inflación o la subida del precio del petróleo…pero personalmente veo más señales que apuntan hacia lo contrario. También, por cierto, muchos analistas bursátiles hablan de revalorizaciones bursátiles en 2010 cercanas al 30%. Pero yo veo más factible una recaída. No me considero “pesimista”, sino “realista” y mi argumento es simple: la Bolsa ha crecido sobre unas bases demasiado endebles; las previsiones a corto no sostienen ese crecimiento (y menos aún continuar hacia arriba) sobre todo, en el momento en el que los gobiernos dejen de inyectar ayudas y se compruebe que sin una sola reforma estructural de calado, todo sigue igual que en el 2008. Nada ha cambiado y nadie se acuerda ya de todas las medidas que se proponían antes de la primera cumbre del G-20 tras el aviso de colapso en 2008.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Día 392: el problema del drogadicto que no reconoce su adición

Comentábamos en la sesión dedicada a la crisis con el Profesor Tamames que la aplicación masiva y coordinada de políticas públicas para amortiguar los efectos de la crisis en 2008 y 2009 ha contribuido a evitar el colapso del sistema. Encabezados por los Estados Unidos de América los principales gobiernos del mundo han desarrollado una política de estímulos sin precedente en la historia.

El paciente estuvo a punto de morir por sobredosis; se ha evitado su fallecimiento pero no se ha resuelto el problema: su dependencia de la droga.

La droga que ha estado a punto de acabar con la vida del paciente es el dinero. La era del dinero fácil iniciada a principios de los 2000 con las políticas de Alan Greenspan tras la crisis de las puntocom y el enfriamiento de la economía estadounidense tras los atentados del 11S, generó una adicción al dinero que llevó al endeudamiento generalizado a cientos de millones de empresas y particulares en medio mundo. Dinero fácil y abundante para todos.

Los efectos de la droga se han querido solucionar con droga. Los bancos centrales han inyectado altas dosis de dinero para evitar el colapso. Los gobiernos no han querido que el drogadicto sufriera síndrome de abstinencia; en lugar de los mareos, vómitos y dolores del “mono” se ha optado por inyectarle por vía intravenosa más dinero, esperando que, tras haber visto “las orejas al lobo” el paciente reconociera sus excesos y abandonara su dependencia.

Pero tarde o temprano nos tendremos que enfrentar al problema; el primer paso para solucionar una adicción es reconocer la misma. Sin duda, haber retirado la droga del mercado (el dinero), dado el excesivo endeudamiento y las negligentes inversiones realizadas por muchos en la era del dinero fácil, hubiera generado un proceso deflacionario de mayor envergadura si cabe que el que hemos padecido (caída de los precios de todos los activos) mediante un desapalancamiento generalizado por miedo a que los precios de esos activos continuaran cayendo.

El dinero público ha evitado ese desapalancamiento masivo y la caída de los precios. Pero, ¿ha solucionado el problema real? Los activos tóxicos no se regeneran fácilmente; las malas inversiones de ayer lo seguirán siendo mañana. Tarde o temprano el proceso deflacionario se dará, porque los excesos cometidos no tienen solución. Otra dosis de dinero ha calmado al paciente, pero no ha eliminado su problema. Tarde o temprano deberá reconocer que ha cometido excesos y ser consciente de que ha de pagar por ello.

Ayer mismo, el profesor de New York University, Nouriel Roubini (uno de los primeros economistas que advirtió de la que nos venía encima por culpa de las hipotecas subprime) ha recordado que seguimos viviendo en “una burbuja en todo tipo de activos”. El exceso de capacidad industrial al que el dinero fácil nos ha conducido amenaza con generar un fuerzas deflacionarias importantes. El precio de muchos activos se ha mantenido gracias a las políticas públicas, pero el problema de fondo sigue estando ahí: los activos tóxicos siguen siendo tóxicos (el mercado inmobiliario sigue sin estar ajustado, ahora se habla de una nueva oleada subprime con la caída de los precios de los activos inmobiliarios no residenciales –oficinas, pabellones industriales…), sobran fábricas de automóviles, de electrodomésticos… El riesgo de deflación está muy presente.

Los problemas de la FED

Otros prestigiosos economistas, como Philipp Bagus y Markus Schiml, hablan de los complejos dilemas a los que se enfrenta la Reserva Federal: una política monetaria tan agresiva, mantiene vivo al paciente, pero puede acabar con la vida del doctor. Incluso la propia FED podría llegar a ser insolvente.

La “calidad” del balance general del banco central estadounidense se ha deteriorado notablemente con las políticas llevadas a cabo para evitar el colapso (el rescate del sistema bancario). Y también ha aumentado la “cantidad” de del balance de la FED, con la compra masiva de activos tóxicos de los bancos (las famosas mortgage-backed securities, o títulos respaldados por hipotecas).

Estas políticas han funcionado a corto plazo; pero para que realmente sean efectivas, esos activos se han de “desintoxicar”, porque de lo contrario lo único que habremos conseguido es desplazar los riesgos del sistema bancario privado al gran banco público central. Si no se soluciona el problema de fondo (el valor de los activos tóxicos) simplemente habremos postpuesto el problema, evitando el colapso hoy, pero irremediándolo para mañana. Con el agravante de que ahora los “bancos malos” (bad bank) son los públicos.

Pero volvamos a la “droga” (al dinero que se inyecta). Los bancos centrales (el Banco Central Europeo entre ellos) ya nos avisado para que vayámonos pensando en un escenario en el que se vayan retirando poco a poco las medidas de estímulo excepcionales. Es lógico, porque el dinero no es un recurso ilimitado. Son muchos los que siguen pensando que las ayudas públicas no tienen fin: que el Plan E se renovará continuamente, que habrá planes renove para múltiples sectores, que se seguirán dando ayudas para la adquisición de vehículos, que el Estado salvará a los bancos que tengan problemas….

Yo recomiendo a todos que vayamos pensando en el siguiente escenario. Un escenario en el que los estímulos vayan desapareciendo.

¿Qué puede hacer la FED?

Por un lado, podría, como dice Bagus, “restaurar la fortaleza del balance del banco central”. Para ello es necesario reducir el tamaño y mejorar la calidad de su balance. Pero, ¿cómo hacerlo sin que la reversión de esas políticas vuelva a dejar expuesto al caos al sistema financiero? Como decíamos antes, el problema de fondo aún no se ha solucionado; simplemente se ha pospuesto.
Las medidas de los Bancos Centrales no han solucionado el problema: simplemente han retrasado lo inevitable.

Bagus defiende actuar a la bravas para llegar al fondo delo asunto: volver a la situación de antes de la crisis; es decir, devolver a los bancos privados los activos tóxicos y que quiebren las entidades financieras que tengan que quebrar”.

Es muy difícil para un drogadicto y su entorno reconocer la realidad, su problema. Cuando así sucede el sufrimiento es intenso. Tal vez sea necesario que el sistema sufra para poder solucionar definitivamente el problema. Bagus por lo tanto propone solucionar la crisis con medidas liberales y propone medidas como la recapitalización en el mercado, la nacionalización o la reestructuración de la propiedad de los bancos mediante la conversión directa de los acreedores en accionistas.

Brotes verdes

Una cosa es clara: no hemos aprendido ninguna lección. Solo hay que mirar a la Bolsa para darnos cuenta de lo que ha crecido desde marzo. Eso si, muchos parecen ignorar que ese crecimiento se ha debido en parte al chorro de liquidez mundial inyectado por las políticas de los Bancos Centrales y las políticas de estímulo.

No recuerdo quien dijo cuando se comenzó a hablar de brotes verdes que el único brote verde que veía el gobierno era el de la marihuana que se había fumados para afirmar que la economía salía de la crisis.

Tal vez tenía razón. Han aflorado brotes verdes de marihuana que han generado un efecto en quiénes se la han fumado. Hay mucho “colocado” viviendo en una fiesta (los inversores en bolsa, los concesionarios de coche celebrando las ventas de octubre, los presidentes de los grandes bancos españoles anunciando resultados, los ministros de economía presentando perspectivas para 2010…). Pero la fiesta puede terminar pronto. Que disfruten de la juerga unos meses más. Cuando desaparezcan los efectos de los brotes verdes de marihuana (los efectos de las políticas monetarias y los programas de estímulo) volveremos a la realidad.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Día 391: ideas creativas versus propuestas insensatas

La salida de la crisis sin duda requiere ideas innovadoras y propuestas creativas. La propuesta formulada ayer por el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, resulta muy interesante, salvo por un importante matiz.

Fernández Toxo propuso ayer reducir la jornada laboral para generar empleo. Es una idea sobre la que llevo hablando mucho tiempo, desde que allá por finales de los 90, cuando trabajaba en el ámbito de Internet, las TIC, la eficiencia, el e-Business, etc., como muchos antiguos alumnos recordarán, hablaba del “precio de la eficiencia”: las empresas invierten en capital tecnológico en detrimento del capital humano; la tecnología permite eficiencia (hacer más, con menos) y la concentración de los PIB de las economías avanzadas en servicios informacionales (productos financieros, telecomunicaciones, ocio digital, etc.) en detrimento de los productos físicos (fabricación de coches, muebles, etc.) tiene como consecuencia que cada vez los países avanzados producen más (generan mayor facturación) con menos personas. El precio de tanta eficiencia es, desempleo. La banca electrónica permite que los bancos atiendan hoy al doble de clientes que hace 15 años, con la mitad de empleados; la venta de billetes online y la facturación electrónica han permitido a las aerolíneas reducir personal; las etiquetas de RFID (radiofrecuencia) que poco a poco incorporan los envases de los alimentos, productos de limpieza, etc. harán desaparecer la figura de los cajeros y cajeras en los hipermercados. Como comentaba a fondo en “El último clavo ardiendo” una sociedad cada vez más eficiente por el uso de la tecnología tiene que redefinir las jornadas laborales porque de lo contrario no habrá trabajo para todos. Las personas hemos de trabajar 3 o 4 días a la semana, o mejor, únicamente media jornada. El efecto sobre la sociedad y la economía puede ser muy interesante: más tiempo para el ocio (nuevos negocios), más tiempo para la familia, los amigos (las relaciones humanas) y trabajo de más calidad en las empresas (menor cansancio, menor aburrimiento).

Toxo se apunta a este carro del reparto del trabajo, pero con un “matiz” que no comparto en absoluto: que esa reducción de jornada no lleve aparejada una reducción del sueldo y sea el Estado el que cubra la diferencia.

No se qué ha pesado más en el sindicalista a la hora de formular esta propuesta; si ha sido su anhelo para materializar su sueño de una economía dirigida por el Estado al más puro estilo comunista; o si por el contrario ha sido su falta de conocimientos económicos.

Ya se que el sueño de cualquier sindicalista profesional es que otros le paguen por el trabajo que el no realiza; pero extender ese ideal a toda la sociedad no creo que sea precisamente lo que necesita este país, aquí y ahora. Que nos paguen a todos por no trabajar podría ser un bonito eslogan para presentarse a unas elecciones o para aumentar el número de afiliados a un sindicato. Pero a todas luces es una insensatez.

En primer lugar, porque la idea de que el Estado nos tiene que pagar por no hacer nada (o por hacer lo justo) está lamentablemente cada vez más extendida; la cultura del mínimo esfuerzo impera en un país que toma como modelo a personajes que salen en los reality-show haciendo el canelo para luego vivir del cuento. ¡Ese si que sabe montárselo! , comentan muchos jóvenes que anhelan convertirse en alguien que vive sin pegar un palo al agua. Ya se que sueno carca cuando lo digo, pero hemos de recuperar la ilusión por trabajar, crear, innovar y la cultura del esfuerzo: encontrar gratificación en aquello que nos ha costado y valorar el resultado del esfuerzo. Decir que el estado nos pague por trabajar menos creo que va en la dirección contraria al ideal que hemos transmitir.

En segundo lugar, la propuesta de Toxo me parece insensata después de ver (como comentaba en mi post de ayer) como está la caja del Estado: hace aguas por todos los lados. Mientras Toxo pedía que el Estado pagara a la gente por no trabajar, el FMI avisaba de los problemas en los que se estaba metiendo España debido a su política fiscal: la caída de la recaudación y el aumento del gasto social pueden llegar a estrangular las finanzas del Estado (déficit y deuda); España puede entrar en una larga recesión si hipoteca su futuro.

Otra cosa es que el Gobierno redefina el concepto subsidio de desempleo y se destinen parte de los recursos destinados a una nueva fórmula: en lugar de pagar a los parados por no hacer nada, se paga a las empresas que articulen fórmulas que permitan “desdoblar” cuatro empleos en cinco, compensando a los trabajadores que cedan parte de su tiempo de trabajo para generar nuevos empleos.

Mantener el salario de una persona (de forma artificial) trabajando menos, ahonda en el gran problema actual de la economía española: la productividad de las empresas.
La productividad debiera formar parte de la negociación de los convenios. En un entorno en el que vemos los problemas de competitividad de las empresa españolas en comparación con las alemanas, francesas, etc., mientras recibimos mensajes de diferentes economistas internacionales que dicen que los salarios en España están desacompasados con respecto a la producción (un 25% aproximadamente), en un escenario en el que la solución pasa por reducir un 25% los salarios o incrementar un 25% el resultado (lo que producimos cada persona), resulta contraproducente continuar reivindicando aumentos salariales (por “convenio”) del 2%. Máxime cuando la deflación en España es un hecho (es decir, que reduciendo los sueldos de las personas o simplemente no aumentándolos, los trabajadores no perderíamos poder adquisitivo). Los convenios colectivos van a terminar de dar la puntilla a la maltrecha competitividad de las empresas de este país. Hasta una entidad dudosa de toda sospecha como es el Banco de España reconoce que el sistema de negociación colectiva es uno de los culpables de la destrucción de un millón de puestos de trabajo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Día 390: previsión para 2010

Ayer lunes 2 de noviembre celebramos nuestro encuentro anual en ESEUNE con el prestigioso economista D. Ramón Tamames, con motivo en esta ocasión del acto de apertura del curso académico 2009-2010 de las promociones Executive MBA y Global MBA de la Escuela de Negocios ESEUNE.

Hace un año Tamames nos habló sobre la crisis y sus efectos; ayer intentamos vislumbrar entre todos una hipotética recuperación.

Doce meses atrás estuvimos al borde del colapso (tras la quiebra de Lehman Brothers el 17 de septiembre de 2008). Pero las medidas adoptadas evitaron la hecatombe: los Bancos Centrales han inyectado liquidez en el sistema, los gobiernos reaccionaron elevando las garantías de los depósitos (evitando que millones de ciudadanos hicieran cola en las entidades bancarias para retirar sus ahorros), se han creado fondos de adquisición de activos financieros dudosos para mejorar la salud de los bancos y se han materializado planes de amortiguación de la crisis (del tipo Plan E).

Hoy se habla de la recuperación de la economía estadounidense, que en el tercer trimestre de 2009 ha crecido un 3,5% (con respecto al tercer trimestres de 2008).

Pero es curioso comprobar cómo esa noticia ha ilusionado más en España que a los propios ciudadanos estadounidenses, muchos de los cuáles ponen en duda la recuperación. En primer lugar hay que tener en cuenta que ese crecimiento se genera comparativamente con un trimestre negro, como fue el tercero de 2008 en Estados Unidos. Además hay que tener en cuenta que buena parte de ese crecimiento se debe a las fuertes ayudas gubernamentales (como el superplan para salvar a la vieja industria del automóvil en Detroit); y todo ello acompañado de un dólar débil que favorece las exportaciones estadounidenses. De ahí que algunos economistas como Paul Samuelson (primer Nobel de Economía, en 1970) avisen sobre la posibilidad de una “W”.

España 2010

Pero, volvamos a España. La situación para 2010 se vislumbra como muy negativa: más que la situación de 2009. Es cierto que el PIB no seguirá sangrando (pero hemos de tener en cuenta que la caída en 2009 ha sido tan importante, que simplemente el hecho de no crecer ya es de por sí altamente preocupante). Las “sombras” de la economía española en el 2010 vendrán de la mano de su sistema bancario, que ya está siendo puesto en duda por cada vez un mayor número de analistas internacionales. Varios son los informes que dicen que los bancos españoles ocultan su tasa real de morosidad (el endeudamiento de los bancos españoles es de 800.000 millones de euros y un 25% del total –unos 200.000 millones- pueden corresponder a activos “dudosos”); por otro lado se comenta que el stock de viviendas sin vender es mucho mayor del que se reconoce oficialmente; y lo verdaderamente cierto es que no fluye el crédito hacia las empresas, autónomos y familias.

Los planes de amortiguación diseñados por el Gobierno (los 8.000 millones del Plan E; los 5.000 millones del Plan E bis; las ayudas a la compra de automóviles…) han generado un efecto (y miles de kilómetros de nuevas aceras) positivo (conteniendo la evolución del paro, manteniendo activas cientos de pequeñas empresas) pero son planes muy débiles, sin fuerza real para dar impulso a nuestra economía y que esta arranque aprovechando la inercia.

El paro es nuestro principal problema. Hace unos meses le preguntaban al Presidente Zapatero si no temía por revueltas sociales en España, con una tasa de desempleo que camina de forma decidida hacia el 20% de la población activa. Su respuesta al periodista fue que viniera a España y caminara por sus calles para que comprobara por si mismo que en España la gente vivía muy bien.

Tal vez eso sea así por dónde camina el Presidente. En ciudades como Madrid, donde se concentran un importante volumen de trabajadores públicos (funcionarios que en ningún momento ven amenazados sus ingresos, que no temen en absoluto perder su empleo) el nivel de consumo sigue siendo aceptable; fluye el dinero, respiran los comercios, funcionan los servicios. Pero en otras ciudades, pueblos y regiones el panorama es realmente desolador. La gente no se ha echado a la calle y la delincuencia no se ha disparado por dos motivos: tenemos un sistema social que permite a las personas seguir viviendo (subsidios de desempleo, sanidad gratuita, educación gratuita…); las familias pueden pagar su alimentación y los niños pueden seguir acudiendo al colegio.

Por otro lado, la economía sumergida sigue funcionando: de los 600.000 cheques ayuda de 400 euros que tenía preparados el gobierno solo se han recogido 30.000. Hay mucha gente que no está dispuesta a realizar un cursos de formación todos los días para recibir esa ayuda….porque sigue haciendo sus chapucitas cobrando en dinero B, echando una mano al cuñado en el taller, al hermano en el bar….

La economía sumergida actúa como amortiguador de la crisis; pero viene a agravar el segundo gran problema de España: la caída de los ingresos públicos pone en peligro nuestro estados de bienestar (la salud y la educación se van a deteriorar; las pensiones no están por el momento amenazadas…pero si son una amenaza: los compromisos que hay que atender en los próximos diez años, si la economía sigue estancada, van a chupar gran parte de los ya de por si débiles ingresos públicos.

En menos de un año hemos pasado de 11.000 millones de euros presupuestados para pagar los subsidios de desempleo a 35.000 millones (o lo que es lo mismo, como dice Tamames, media docena de AVE´s Madrid-Sevilla). Una tasa de paro tan elevada constriñe la capacidad de un país para desarrollar nuevas infraestructuras, modernizarse, invertir en I+D, potenciar sus Universidades, mejorar la sanidad…..

La crisis tiene muchas papeletas para empeorar; la capacidad del Gobierno para seguir actuando tiene un límite; aunque Bruselas nos autorice a seguir teniendo un déficit elevado o a seguir emitiendo deuda, los amortiguadores del Gobierno en forma de estímulos para la economía no tendrán la suficiente fuerza como para reanimar al paciente. Además, si seguimos disparando la deuda, no somos conscientes de una cosa: algún día habrá que pagarla. ¿Cómo?

A lo largo de la historia de España hemos visto desamortizaciones como la de Mendizabal o la más reciente privatización de las grandes empresas públicas que han permitido al Estados reducir su nivel de endeudamiento. Pero ahora, ¿qué nos queda? ¿Cómo vamos a devolver dentro de diez o veinte años nuestra deuda? A las administraciones públicas no les queda nada por vender para hacer caja…salvo, como decía Tamames, las Cajas de Ahorros. ¿Veremos la desamortización de la cajas? La complejidad política que acompaña a estas curiosas entidades (¿de quién son? ¿cuánto valen? ¿quién las controla?) sitúa en un horizonte muy lejano esta posibilidad.

Lo cierto es que mientras vemos como los ingresos públicos se reducen, asistimos a un crecimiento significativo de las partidas presupuestarias para pagar subsidios de desempleo y amortizar la deuda.

Ya es demasiado tarde para las reformas; pero mañana será más tarde aún

Pocos son, y cada vez menos, los que ponen en duda la urgente necesidad de realizar importantes reformas.

La primera la reforma laboral: la única forma posible de recuperar a buen ritmo parte de los empleos perdidos ( y aliviar el presupuesto del Estado permitiendo seguir potenciando la investigación, el desarrollo, la educación, la innovación…). Trabajo estable, indefinido, temporal, precario….Lo que sea pero trabajo. No es el momento para debates sobre la calidad, sino de hablar sobre cantidad. Hacen falta varios millones de nuevos puestos de trabajo.

La segunda reforma va en paralelo: la reforma de la productividad. Cambiar el modelo productivo es necesario (sustituir el ladrillo y la paella por la biotecnología y las renovables). Pero ese cambio supone casi una generación. Mientras cambiamos el modelo productivo podemos comenzar por cambiar el modo de producir: las empresas españolas son un pozo de ineficiencia; no somos competitivos y nos lastra la productividad. Hemos de mejorar la capacitación del tornero y también la del CEO. Y resulta absolutamente necesaria la redefinición del papel de los sindicatos y la negociación de los convenios (orientándose hacia la productividad, la competitividad, etc.). En definitiva, un nuevo modelo productivo es necesario, pero una nueva forma de producir es urgente (un nuevo modelo de empresa “e-volucionada”)

La tercera reflexión que el país ha de abordar es la del papel de la función pública. En los últimos años la población española ha crecido un 20% y el número de funcionarios un 100%. En algunas Comunidades Autónomas (como Andalucía o Extremadura) el 30% de la población trabajadora es funcionaria. ¿Necesita España ese elevado porcentaje? Y sobre todo, ¿nos podemos permitir ese lujo? La mejora de la eficiencia de la administración es tan importante como la mejora de la productividad de las empresas.

Y por último, hemos de reflexionar sobre la fragmentación del mercado. Somos poco más de 40 millones de consumidores...distribuidos en 17 micro-mercados. Wall-Mart ha dicho que no viene a España porque no es un mercado, sino 17. Un colega estadounidense alucinaba hace unos meses cuando le contaba los problemas para gestionar un residuo tan simple como el aceite industrial: si estás en Pamplona y tus furgonetas responsables del transporte del residuo están ocupadas, mientras las de Vitoria están ociosas…no puedes dar un telefonazo para que vengan a darte apoyo: no sirven las licencias, el personal no está autorizado, probablemente desconozca los procesos a seguir…. En fin, muchas de las cosas que comentaba en mi post del mes de marzo.

La comisión Europea tampoco lo ve claro

Hoy mismo hemos conocido las previsiones de la CE para España: la economía española se contraerá un 3,7% este año 2009 y seguirá cayendo en 2010 otro 0,8%. A partir de ahí, en 2011, una insignificante recuperación de un 1% (insignificante tras dos años de caída). Según Bruselas en 2011 superaremos el 20% de paro: 1 de cada 5 personas en edad de trabajar no podrán hacerlo. La recesión nos acompañará varios trimestres más y únicamente economías avanzadas como la letona, la lituana y la búlgara tardarán tanto como España en abandonar la crisis.

El déficit público se disparará hasta el 11,2% del PIB este año y se mantendrá en torno al 10% en 2010 debido a la caída de los ingresos fiscales, al aumento de las prestaciones por desempleo y a las medidas anticrisis, mientras que la deuda aumentará del 39,7% en 2008 hasta el 74% en 2011. Ese expectacular incremento pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas.

Bruselas también advierte del riesgo de algunas de las medidas fiscales que se han tomado. La eliminación de devoluciones fiscales (en referencia a los 400 euros) y los incrementos del IVA pueden tener también un impacto negativo en el consumo privado.

Y una vez más llegan del exterior dudas sobre nuestro sistema financiero: Bruselas avisa de un inminente incremento en los impagos de hipotecas que podría poner en riesgo la corrección de las balanzas de los bancos muy expuestos al sector de la construcción, lo que podría tener un impacto negativo en la economía real.

La Comisión subraya que España ha seguido perdiendo competitividad durante la crisis porque los salarios han crecido por encima de la productividad debido a las cláusulas de revisión. Los inadecuados convenios a los cuáles nos hemos referido antes pueden conducir, según la CE, como en el pasado, a un importante aumento del paro de larga duración y reducir el potencial de crecimiento potencial de la economía española.

En resumen, preparémonos para una año muy, muy difícil.

viernes, 23 de octubre de 2009

Día 380: camino del punto de "no retorno"

Hace un año estábamos al borde del colapso. La economía mundial se precipitaba a un oscuro abismo arrastrada por la caída de varias entidades financieras que dejaban a la luz las debilidades del sistema financiero y, por extensión, de todo nuestro sistema económico.

Se vivieron momentos muy tensos. Nunca jamás en los últimos 75 años la economía mundial había estado tan cerca del caos absoluto. Un año después podemos afirmar que (de momento) nos hemos salvado de una buena. Pero las consecuencias del shock del 2008 van a ser muy graves; especialmente para una economía tan débil (como ha demostrado ser) como la española.

De Estados Unidos llegan aires de esperanza; parece también que las locomotoras europeas (Francia y Alemania) comienzan a carburar; y que incluso Japón apunta a la recuperación. La economía mundial ha dejado de caer… aunque eso no signifique que comience a crecer.

Sin embargo, las cosas no apuntan optimismo alguno cuando desviamos la mirada hacia el interior, hacia España. Las consecuencias de la crisis están siendo nefastas: desempleo, ausencia de “locomotoras” que tiren de la economía (el consumo por los suelos, los precios en caída, el sector inmobiliario machacado, el turismo perdiendo fuerza…), un sistema financiero endeudado hasta las cejas (que aún tiene que pagar los excesos cometidos en la época de la burbuja inmobiliaria), una balanza de pagos desequilibrada (un déficit del 6% similar al de Estados Unidos) y un déficit público que es para echarse a temblar.

En todo este año no se ha tomado una sola medida pensando en el futuro; el Gobierno únicamente se ha limitado a parapetar nuestra economía a la espera de que pase el chaparrón, confiando en que el crecimiento de la economía estadounidense, alemana y francesa traccione de nuestra debilitada economía. No se ha sentado una sola base para que podamos crecer pronto. Es más, se han recortado gastos en cuestiones clave para el futuro como la investigación y el desarrollo. Nadie en el Gobierno piensa más allá de lo que les queda de legislatura; nadie piensa cómo se creará empleo, se reducirá el enorme déficit o se pagarán las cada vez más cuantiosas pensiones en el 2019. La miopía cortoplacista del gobernante, su egoísmo (dedico los recursos a evitar que me planteen problemas a mi hoy sin importarme la gravedad de los problemas que se presente mañana – que tendrán que ser resueltos por otros) generará en el futuro inmediato consecuencias tan graves como las derivadas del shock financiero internacional.

Las empresas y las familias nos hemos visto obligadas a ajustarnos el cinturón; hemos tenido que recortar gastos y en muchos casos se están realizando grandes sacrificios, no exentos de dolor (recortes de personal, ERE´s, etc.). El único en este país que no está asumiendo estas responsabilidades es el Gobierno. La austeridad, el control del gasto, repensar una y otra vez las cosas para ahorrar algún euro…son cosas que ocupan a todos…menos a ellos. Todo se soluciona endeudando el país hasta los límites (como si no hubiéramos aprendido los peligros y las consecuencias derivadas de los apalancamientos agresivos).

España se enfrenta a tres grandes problemas:

- Un paro que llegará al 20% en 2010….y que va a resultar muy difícil reducir. Pasará al menos una década para reducirlo a mitad. La factura va a ser muy, muy cara.

- Un sector financiero que sacaba pecho hace poco más de un año (que lo sigue haciendo en algunos casos) y que se tiene que enfrentar en los próximos meses al desafío de la devolución de la deuda acumulada por los miles de millones aportados al boom del ladrillo por un lado, y al aumento de la morosidad por otro.

- Y lo más grave, a la ausencia total de reformas estructurales que soluciones los graves problemas a los que nos tenemos que enfrentar. Paro, déficit, deuda; ausencia de sectores que tiren del carro; productividad por los suelo…. Y ni una sola medida estructural que cambie el estatus quo. El Gobierno no quiere hablar de reformas; y tampoco quieren oír sobre ellas los millones de funcionarios o los millones de personas que siguen teniendo un contrato fijo. Pero mientras no solucionemos el grave problema de productividad (somos demasiado caros produciendo) y los costes salariales sigan creciendo por encima de los de nuestros vecinos…el panorama no mejorará (el ladrillo impedía que muchos vieran este grave problema…pero ahora no tenemos ladrillo….y aún así muchos siguen sin querer ver la realidad). Pero no solo hay que reformar el mercado laboral: hay que potenciar la investigación la innovación, redefinir la función pública, solucionar los desfases del sistema de las Autonomías y sobre todo revolucionar el sistema educativo.

Si nos enfrentamos hoy al problema llegaremos en menos de cinco años….al punto de no retorno.

martes, 8 de septiembre de 2009

Día 330: casi un año de blog y esto solo acaba de empezar

Decidí arrancar este blog hace casi un año, después del verano (el martes 7 de octubre de 2008). Tras casi un año de reflexiones sabemos de de dónde venimos, pero ¿puede alguién saber hacia dónde vamos?

Llevo todo el verano (desde el 10 de junio) sin escribir en el Blog. No es que haya estado tres meses de vacaciones, sino que me he tomado un respiro para coger distancia, aclarar ideas y reflexionar, antes de volver a opinar sobre la crisis. Un alumno me dijo antes de las vacaciones que éstas me vendrían bien y que seguro que al volver no sería tan pesimista.

Siento desilusionarle. Cierto es que durante estos tres meses no he escrito sobre la crisis, pero no he parado de reflexionar sobre ella. He realizado dos viajes a Estados Unidos, por diferentes Estados, y lo que he visto en las calles, en los centros comerciales, conversado con colegas, etc. solo ha servido para reforzar mis pensamientos previos. Lo peor está por llegar.

Antes del verano utilicé la metáfora del ojo del huracán. El riesgo de que la segunda parte de esta crisis sea peor que la primera, es patente (el profesor de New York University, Nouriel Roubini, habla de “double-dip recession”. A pesar de los tres meses de verano, vuelvo a insistir en algunas de las cuestiones que comentaba tiempo atrás. Los verdaderos problemas que han generado esta crisis, no han sido solventados.

Antes del verano el Ministro de Trabajo dijo que en España nunca se llegaría al 20% de paro. Esta semana ha reconocido que superaremos esa cifra. Una vez más (y van unas cuántas) la política del “donde dije digo digo Diego”). Además, tal y como muchos nos teníamos, después del verano nos subirán los impuestos. Pagaremos el pato sobre todo las familias que hemos ido ahorrando unos eurillos, porque parece claro que subirán los impuestos a las rentas del capital.

Tal y como decíamos en junio, esa tasa de paro va a generar unas consecuencias desastrosas para la maltrecha economía española: el consumo, que ahora está por los suelos, descenderá hasta el subsuelo; la tasa de morosidad bancaria seguirá creciendo; la capacidad de los bancos para seguir prestando (y reactivar así el consumo de las empresas y particulares) se mermará aún más.
No se ha tomado ni una sola medida efectiva para solucionar la crisis (nadie plantea serias reformas estructurales) y las que se toman siguen siendo, desde mi punto de vista, las contrarias a las que se debieran tomar. En lugar de recortar gastos y recortar el déficit, se deja que éste cabalgue hasta límites insospechados hace unos años (y cuyas consecuencias pagaremos a lo largo de mucho tiempo). En lugar de estimular el consumo, se opta por la subida de impuestos. Y, de momento, ni una sola medida para atajar el verdadero problema de nuestra economía: su falta de competitividad (algo de lo que muchos llevamos hablando mucho tiempo pero que las cifras reales, distorsionadas por el efecto del ladrillo, no dejaban ver).

La recuperación económica llegará cuando mejore la productividad. Ello puede suponer dos cosas: hacer lo mismo con menos; o hacer más con lo mismo. En el primero de los casos, el problema seguiría siendo el paro. La necesaria mejora de la productividad de nuestras empresas pasaría por optimizar sus recursos y poder hacer lo que se hacía antes de la crisis, pero con menos. El segundo de los casos (el que plantea recuperar los puestos de trabajo perdidos) exigiría hacer mucho más de lo que se hacía hasta la fecha y al mismo tiempo ser capaz de venderlo (con el consumo interno por los suelos y grandes deficiencias a la hora de salir a vender nuestros productos a las economías emergentes que tirarán de la recuperación –China, India…- esta segunda opción queda hoy por hoy muy lejos de nuestro alcance).

El Gobierno prepara una Ley sobre Economía Sostenible. No puedo manifestar mi opinión sobre la misma porque de momento no han dicho nada (o lo poco que han dicho sobre ella equivale a nada). Pero estoy deseando ver qué conejo saca Zapatero de la chistera para conseguir un nuevo modelo productivo para nuestro país que vuelva a generar empleo para las 5.000.000 de personas que antes trabajaban en el ladrillo, el turismo barato, las fábricas de automóviles, de electrodomésticos y otros sectores que han traccionado del empleo en los diez últimos años y que (como avisábamos hace unos años) se han agotado.

O cambiamos el modelo productivo (innovación radical) o nos hemos de acostumbrar a imaginar un país con el 20% de paro para toda la próxima década. Pero un modelo productivo no se puede cambiar a golpe de Ley. ¿Quién cambia el modelo productivo?

Ni los políticos, ni los bancos, ni los sindicatos. Lo cambian esos individuos que tanto han sido denostados este verano: los empresarios. Un nuevo modelo productivo requiere inventar nuevos sectores. Esos nuevos sectores requieren nuevas empresas (competitivas, productivas) que generen nuevos empleos. Y para crear empresas hacen falta empresarios. No solo ellos, pero sobre todo ellos, son los que saben cómo crear ese nuevo modelo productivo. Pero parece que sus ideas no gustan al Gobierno ni a los sindicatos y se les aparta del diálogo social (y algunos además se dedican a menospreciarlos).

Pero no solo hacen falta empresarios; necesitamos nuevos empresarios (con estilos de dirección diferentes, estructuras organizativas avanzadas –innovación en procesos, innovación en relaciones) y personas trabajadoras con nuevas capacidades. Y todo ello no se consigue ni en un año ni en cinco. Precisamos al menos una década. No se puede pasar del ladrillo a la biotecnología en doce meses, ni del chiringuito de playa a los videojuegos en 3D de la noche a la mañana.
El país necesita una innovación radical en todas sus estructuras: desde la educación hasta la política. Cuanto más tardemos en afrontar ese cambio, más sufriremos.

miércoles, 10 de junio de 2009

Brotes verdes en el ojo del huracán

Este año la primavera nos ha traído golondrinas, sol, aumento de las temperaturas, polen, alergias y algunos brotes verdes que han desatado la euforia de los optimistas patológicos.

Cierto es que el brutal ritmo de contracción de la economía mundial se ha ralentizado. Pero una cosa es observar a través de la lente de un microscopio el nacimiento de unos pequeños brotes verdes y otra comenzar a preparar la segadora por si acaso.


Por el momento las cifras macro siguen siendo preocupantes; bien es cierto que han dejado de ser catastróficas, pero los índices que nos viene de USA (ventas minoristas, demanda de vivienda, producción industrial…) todavía no son esperanzadores. Si miramos a otras latitudes, el gigante chino sigue sin despertarse y su vecino japonés continúa con encefalograma plano (el FMI prevé una caída de su PIB en 2009 del -7%). La locomotora europea (Alemania) ha metido la marcha atrás y la ferroviaria Merkel no sabe como cambiar la tendencia (previsión del FMI, -6% para este año). Con todo ello el PIB mundial se contraerá un 1,3% este año y vivimos la mayor contracción del comercio mundial (-9%) desde el desembarco de Normandía. A todo esto hay que añadir que estas previsiones del FMI se caracterizan por empeorar de forma progresiva. Por el momento el panorama es horrible; dentro de tres meses tendremos que buscar otro calificativo (y trimestre a trimestre éstos se nos agotan). Porque por el momento solo tenemos clara una cosa: cada nueva previsión ha empeorado la anterior de forma notable.


Aún así hay personas que ven en esta ralentización de la caída una señal de optimismo. Vale; puede supongamos que se haya tocado fondo (que es mucho suponer), pero un brote verde no puede crecer sino desaparecen de su alrededor todas las malas hierbas que impiden su desarrollo. Los optimistas dicen que la economía mundial tocará fondo este mismo año. Pero ese no es el quid de la cuestión. La clave es determinar cuando llegará la recuperación y cuál será su ritmo.

Yo no comparto la descripción que hacen algunos de la actual situación. No estamos en la “estación de los brotes verdes” sino, más bien, en el “ojo del huracán”.

El ojo es un área circular despejada en el centro del huracán. En su seno reina la calma mientras a su alrededor los elementos de la naturaleza desatan su ira.

Tal vez asistamos en los próximos meses a un crecimiento del PIB dinamizado por el largo periodo de descenso del consumo que hemos padecido (la gente tiene ganas) y el espectacular impulso generado por las políticas públicas intervencionistas (los planes de rescate USA, las ayuda al sector de la automoción en Europa, el Plan E en España, etc.) Pero las tormentas no han desaparecido y una vez atravesado el ojo la ya de por si dañada embarcación que representa la economía mundial se tendrá que enfrentar de nuevo con el huracán.

Porque el huracán, a pesar de la falsa sensación de sosiego que se experimenta cuando pasa su ojo, sigue estando ahí. Algunos actúan como el niño que separa su mirada de algo pensando que de esa forma ése algo desaparece. Piensan que si se ignora la crisis ésta desaparecerá. Pero no es tan sencillo ignorar una de las peores recesiones de la historia.

Tampoco podemos obviar que de ninguna de las medidas de política económica que se han adoptado (a pesar de su variedad y magnitud) han conseguido detener la caída (simplemente ralentizarla) y, como comentaba en otros post, el origen de esta gran depresión (el problema con el sistema bancario) sigue sin resolverse. Por si alguno ya no lo recuerda, todo este follón se origina con la valoración de los activos tóxicos. Por el momento no se sabe aún el volumen de los mismos y el problema no tiene visos de resolverse a corto plazo ya que para ello se tiene que recuperar el mercado inmobiliario (para que los activos se saneen).


La segunda fase de la crisis (tras el paréntesis del ojo) tendrá unas consecuencias diferentes, de la misma forma en que son diferentes sus causas. Si en la primera parte del ciclón los vientos huracanados fueron generados por la letal combinación de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional, en esta segunda fase el catalizador de los problemas será el paro.

Entraremos en 2010 con cinco millones de desempleados y una tasa de paro del 20%. Las previsiones para ese año hablan incluso de un 22%. A medida que se vayan finalizando los contratos temporales de la época estival y los de las personas que están cavando zanjas y alicatando paseos gracias a la genial idea del gobierno, el paro (que ha visto como su sangría se ha frenado en el mes de mayo y seguirá así los próximos dos meses) volverá a cabalgar como el quinto jinete de la Apocalipsis amenazando con su guadaña a la maltrecha economía española.

Los primeros en pagar las consecuencias de esa segunda fase de la crisis serán las cajas y bancos. La morosidad, hasta ahora contenida, se desatará. En la primera parte de este sainete el problema para los bancos ha sido la liquidez; ahora le corresponde el turno a la solvencia y a la morosidad. Hasta la fecha los balances de los bancos y cajas han contado con la ayuda de los gobiernos para ir tirando, pero el problema de fondo sigue ahí: España está apalancada. Las deudas de las familias, las pymes, los ayuntamientos….siguen estando ahí. Y mientras no entre dinero en el mercado y España no se desapalanque, los bancos tendrán problemas para prestar, las personas para consumir y las empresas para invertir. Familias y empresas endeudados hasta las cejas que ven por extensión como los bienes comprados mediante los compromisos adquiridos con los bancos, bajan de precio mes a mes (desde las casas hasta los coches).

Muchos ven en la liquidez el maná. Dicen que en cuanto los bancos vuelvan a prestar se solucionarán muchos de los problemas; los precios dejarán de caer, las familias consumirán, las empresas invertirán, el paro descenderá…Cierto. Pero nadie parece responder a la cuestión principal: ¿de dónde van a sacar los bancos el dinero para prestar? Los bancos han salido muy tocados de la primera parte de la crisis…y tan mal parados dudo mucho que sobrevivan (muchos de ellos) a la segunda, una vez abandonemos la calma chicha del ojo del huracán.

La deuda del ladrillo con los bancos (los activos tóxicos made in Spain) es espectacular (un millón y pico de pisos vacíos pueden tardar unos cinco años en ser vendidos). Los bancos y cajas españoles se están quedando con miles de casas, naves industriales, terrenos… para maquillar sus balances ante la imposibilidad de los promotores inmobiliarios de devolver sus préstamos. Una medida a la desesperada que ha sido tomada sin encontrar respuesta a la pregunta: ¿quién va a comprar ahora a los bancos y cajas esos pisos?. Alguna entidad reservó inicialmente esos “chollos” en exclusiva para sus empleados. Al vender únicamente tres apartamentos en la playa y dos plazas de garaje, han empezado a ofrecer sus chollos a sus clientes. Y ni con esas se vende un piso. Por dos motivos: la gente piensa que, a pesar del descuento, el precio de los pisos va seguir bajando; y el que no piensa eso y se decide a comprar, no encuentra un banco que le preste. Como decía anteriormente, la medida a maquillado los balances de los bancos (aunque solo sirva para engañarse a si mismos) y ha sacrificado su liquidez, ya de por sí maltrecha, limitando su capacidad para seguir aportando crédito. No me preguntes qué otra cosa podrían haber hecho los bancos porque no tengo respuesta.

Cinco millones de personas cobrando un subsidio de desempleo van a dejar las arcas del Estado temblando. El déficit fiscal (cada previsión supera a la anterior aunque parezca increíble) puede superar ¡el 10%! La Seguridad Social entrará en déficit dentro de unos meses. Panorama horrible, pero, ¿qué sucederá a medida que esos cinco millones de personas dejen de percibir su subsidio de empleo? La morosidad bancaria se disparará; los conflictos sociales se harán insostenibles (ya está aumentando de forma significativa la delincuencia); veremos manifestaciones violentas (en algunas ciudades, como Vigo, ya están asistiendo al preámbulo), huelgas… El Presidente del Gobierno ya ha dejado claro que nada de esto sucederá: se crearán salarios sociales, se aumentarán los periodos de prestación, etc. El déficit que acumularemos lastrará a nuestro país durante una generación entera y asistiremos a una merma de los servicios sociales que tanto han evolucionado en los últimos lustros: sanidad, educación, cultura, transporte…

No será tan fácil ver como los brotes verdes de la economía española se convierten en capullos (es más probable que se produzca el fenómeno inverso y el rostro de algunos de nuestros dirigentes adquiera la tonalidad del cutis de Shrek ) sin realizar reformas severas (cosa que por el momento nadie quiere mentar) y sin reducir nuestras deudas (cosa que por el momento nadie puede hacer). Seguir pensando que las cosas se van a resolver por si solas es una temeridad. Resulta impopular hablar de reducir salarios, beneficios, pensiones, gasto público… pero una economía estancada (por no decir que se hunde) como la española no aguanta con el peso que le ha echado encima muchos meses más. Las vacas gordas se han ido….y tardarán mucho en volver. Admitir la realidad es el primer paso para poder encontrar soluciones.


El otro día un alumno me preguntó si veo la recuperación de la economía española en el primer o en el segundo semestre de 2010. Le respondí que en el segundo semestre de 2010 estaremos en disposición de decir si la economía española podrá recuperarse (o no) a medio plazo y que en caso de respuesta positiva esa recuperación llegaría en 2015. A unos (los más optimistas) mi respuesta les hizo gracia; a otros (los más pesimistas) casi les hace llorar. Un buen navegante no es aquel que espera a que lleguen vientos favorables, sino aquel que tiene habilidad para navegar ajustándose al viento que venga, con independencia de su fuerza y su dirección. No es cuestión ni de reír ni de llorar, sino de potenciar nuestra destreza como marinos.

viernes, 22 de mayo de 2009

Día 217:¿Brotes verdes?

En las últimas semanas (en las que he permanecido “callado”) hemos asistido a comentarios de personas que “perciben” indicios de recuperación, ven “brotes verdes” a nuestro alrededor…todo ello aderezado con un Ibex que se sube por las paredes…. He permanecido reflexivo, porque particularmente no percibo esas “señales” de recuperación (o de ralentización de la caída), intentando averiguar qué es lo que otros logran leer entre líneas (o entre cifras) y que yo no consigo atisbar.
Yo sigo viendo el panorama muy, muy mal. Insisto en un comentario que ya he repetido en otras ocasiones: el mal que generó esta crisis (los activos tóxicos) y sus consecuencias todavía no ha sido erradicado. Pronto veremos varios bancos de Estados Unidos tendrán que ampliar capital ¡en grandes cantidades! , tendrán que ser recapitalizados y el pánico volverá a darse un paseo por los parqués. También hemos visto como la agencia Standard & Poor's ha puesto bajo vigilancia “negativa” el rating de AAA del Reino Unido (y nunca hasta la fecha la economía británica ha perdido la máxima calificación crediticia). Y algunos rumores hablan incluso de la economía USA.

Pero lo que más preocupa es lo que está sucediendo en España. La caída del PIB en el primer trimestre de 2009 (un 3%) ha sido brutal (vale….no tanto como en otros países) y las consecuencias las vamos a pagar en los próximos meses. El panorama a medio plazo de los 5.000.000 millones de parados que alcanzaremos en cuanto pase el verano (se acaben de tapar las zanjas de las aceras del Plan E, venzan los contratos temporales asociados a los servicios turísticos, etc.) es desalentador. La rigidez del mercado laboral español de la que llevo tantos años hablando fulmina las esperanzas de millones de personas de volver a encontrar un trabajo en este país en los próximos meses (tal vez años). La obsesiva protección del empleo propugnada por muchos traerá como consecuencia la destrucción de esos puestos de trabajo que se pretendía proteger. Será un efecto boomerang. La crisis ha destruido 2 millones de puestos de trabajo (cuando debiera haber destruido menos de la mitad si atendemos a lo que ha sucedido en otros países de nuestro entorno). ¿Por qué?

Cae un 3% el PIB. Las ventas en muchos sectores han caído un 20% de media: construcción, electrodomésticos, ropa, etc. (algunos, como los camiones, superan el 50%). Es lógico que las empresas tengan que revisar sus previsiones y ajustar sus costes. Menos demanda, menor producción. Menor producción, necesidad de ajustar costes laborales. Necesidad de ajustar costes laborales, prescindir de trabajadores.
Lo lógico sería identificar a las personas menos productivas de una organización. Imaginemos una empresa que, al ver estancada la demanda, tiene que ajustar su producción y ha de recortar 200.000 euros este año en sus costes laborales. La empresa identifica a 4 personas con costes individuales de 50.000 euros al año, que son los trabajadores menos productivos (cobran más que la media…y además producen menos).

Pero, ¡eh aquí el problema! Su indemnización por despido (llevan 15 años en la empresa) es de 100.000 euros por barba. ¡Imposible asumir ese coste!
La situación ha de ser replanteada; en lugar de prescindir de los 4 de 50.000 euros hemos de prescindir de 10 de 20.000€ (las personas que llevan menos tiempo en la empresa, contratos temporales, etc.). Que en muchos casos da la casualidad, son los más entusiastas, los mejor preparados, más formados y más productivos.
De manera que en lugar de destruir 4 puestos de trabajo se han destruido 10. Esto no pasaría si las indemnizaciones por despido no fueran tan elevadas (tal vez además esas personas no serían tan poco productivas; muchas saben que las empresas “no pueden echarles” por qué no hay quien pague esas indemnizaciones; y hay alguno que incluso prefiere que le echen, porque se lleva a cada una buena tajada y de ahí…directo a la jubilación).

Claro está, también podemos ver la botella medio llena en lugar de medio vacía: si no existieran los contratos basura, no se echarían a la calle a esas 10 personas. Pero seamos realistas: si la empresa no puede recortar sus costes laborales ante la brutal caída de la demanda de algunos sectores, estaría abocada a la quiebra. En lugar de 10 se perderían 100 empleos. Y en lugar de 5.000.000 de parados tendríamos 10.

Paradójicamente la excesiva protección del empleo está atentando directamente contra el empleo que se quiere proteger. Esos 5.000.000 de parados que tendremos después del verano provocarán una ralentización de la recuperación de la demanda (menos gente trabajando, menos gente consumiendo) que seguirá obligando a las empresa a recortar empleo…e inevitablemente los siguientes serán los trabajadores con esas cláusulas de “protección” que en este caso, no les protegerán. No les podrán despedir…porque no les pueden indemnizar; pero tampoco les van a poder pagar sus salarios…Y se montará la de San Quintín.

viernes, 24 de abril de 2009

Día 189: echando de menos a Solbes

Nunca imaginé que podría echar de menos a Pedro Solbes. A pesar de sus eufemismos para no reconocer la crisis, el ExVice tenía una cosa que me gustaba: no estaba por la labor de tirar la casa por la ventana. Las declaraciones de la nueva Ministra hacen sospechar que más que un relevo por cansancio, Zapatero se ha quitado del medio a Solbes y Vegara para que en los Consejos de Ministros no quede nadie que le recuerde que la desmesura en el gasto público nos puede conducir al desastre. Solbes hacía de Pepito Grillo. Ahora en lugar de la voz de la conciencia se escuchará el eco de la voz del Presidente; donde estaba Pepito ahora tenemos a Pepiño.

Lo primero que veremos antes del verano (o durante para que la gente se lo tome con resignación) es una subida de impuestos (ya la estamos viendo, entre otras cosas con subidas de las tasas de aeropuerto, etc.). Con los más de 4.000.000 de parados hoy ya reconocidos oficialmente (y subiendo) los planes de ZP y su Gobierno pueden hipotecar el futuro de España a largo plazo. El elevado gasto público, la cantidad de funcionarios que tenemos en España, las pensiones, el subsidio a millones de desempleados, los “cheques-regalo” de 400 euros, los 20.000 millones que se va a fundir el nuevo Ministro de infraestructuras este mismo año, el dinero para que los ayuntamientos paguen una mínima parte de lo que deben y (lo que muchos no quieren ver pero que tenemos a la vuelta de la esquina) la pasta para intervenir a varias cajas y bancos…nos va a hipotecar durante lustros. Pero al margen del déficit, visto que el Gobierno no tiene en mente contener el gasto, solo nos quedan incrementar los ingresos (que están siendo menguados por todas partes: cotizaciones a la SS, IVA, etc.).

El FMI ha advertido: si se utilizan al cien por cien todas las medidas anticrisis y se consumen todos los importes máximos anunciados o comprometidos por la Administración, la deuda pública bruta de España y la garantizada por el Gobierno o sus instituciones aumentará en 395.000 millones de euros y la ratio de deuda pública sobre el PIB puede llegar hasta el 74%.

Lo primero que dijo la nueva vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, con rotundidad, es que sí “hay margen fiscal” para lanzar nuevas medidas de gasto contra la crisis. El Gobierno está dispuesto a quemar las naves…y que los que vienen por detrás se las ingenien.

No se ha aprobado ninguna medida que mejore la productividad, la competitividad, la innovación… Miles de millones destinados a aguantar el chaparrón y esperar a que escampe, ajenos a las predicciones de todos los meteorólogos: la borrasca estará sobre nuestras cabezas durante varios trimestres más (incluido todo 2010). Si continuamos así, el panorama dentro de un año, con 6.000.000 de parados y un déficit brutal, será sencillamente demoledor (los efectos colaterales serán catastróficos: paro = -menos consumo = +paro = +mora =+pasta para intervenir bancos =+ déficit….)

lunes, 20 de abril de 2009

Día 185: el inevitable camino hacia la recesión

He de comenzar manifestando mi ignorancia al respecto del comportamiento de los mercados bursátiles, aduciendo como argumento mis grandes meteduras de pata a la hora de comprar y vender acciones cuando me atrevo a ello. De la Bolsa sé más bien poco: solo que a veces sube y a veces baja…pero no necesariamente en ese orden.
Advierto sobre mi falta de conocimientos bursátiles porque voy a comenzar mi comentario haciendo referencia al “calentón” que algunos han experimentado con la subida de la Bolsa española estas últimas semanas (desde que me decidí a “salir” de ella…más o menos, en otro alarde de visión para mi colección). Cierto es que la Bolsa va por delante de la economía…pero una de dos: o va muy, muy, muy por delante…o algo no cuadra. Los que creen ver en la subida de la Bolsa española el final de la crisis a medio plazo (que la Bolsa comienza a intuir la recuperación) creo que son demasiado optimistas. Yo más bien veo una recuperación momentánea fruto de la retirada de los fondos bajistas de valores que ponderan mucho en el Ibex (como la banca..) que intuyo será el preámbulo…de una nueva y más espectacular caída.
Como de costumbre, algunos pensarán que soy demasiado catastrofista…pero lo hago para equilibrar el desaforado optimismo que aflora cuando alguien quiere agarrarse a una noticia positiva…aunque sean algo tan simple (y virtual) como una subida del Ibex, ignorando las otras nueve noticias negativas.

La economía española no va a mejor; y lo que es peor, nada parece indicar que las cosas vayan a mejorar…sino todo lo contrario. Las cifras que se publican son cada vez más inauditas pero lo más preocupante es el efecto que se está generando entorno a ellas; al igual que sucede cuando una persona abusa de los antibióticos, el sobreconsumo cotidiano de cifras negativas hace que la gente se esté haciendo inmune a ellas: cualquiera de los datos que han aparecido en las últimas semanas hubiera hecho temblar a la gente hace un par de años. ¡Solo uno de ellos habría bastado! Y hoy asistimos impasibles a una cascada de cifras negativas inauditas: más de cuatro millones de parados, caídas de las ventas de vehículos del 50%, caída de los créditos hipotecarios en un 40%, caída de la producción industrial en un 25%, de las exportaciones, de la afiliación a la seguridad social, de los precios, intervención de cajas de ahorros….

Hace unos meses algunos optimistas situaban la recuperación en el segundo trimestre de 2009; otros en el segundo semestre. Hoy cada vez quedan menos ilusos que esperan una recuperación a lo largo del año. Visto el panorama me atrevo a pronosticar que 2009 será un año horrible y que 2010 será peor año aún; año en el que superaremos en España el 20% de paro (cinco millones de personas sin empleo). Son muchos los que tras unos años de bonanza están preparados para afrontar una crisis violenta pero corta…como la que se esperaba; pero serán pocos los que puedan afrontar una crisis larga…como la que realmente nos espera.

Es duro reconocerlo, pero las cuotas de bienestar que hemos alcanzado tras muchos y duros años de trabajo..se fugan por desagüe…sin que nadie sepa qué hacer para evitarlo. Las medidas que están tomando nuestro gobernantes están llevando el déficit público a cotas insospechadas hace tan solo unos meses. La caída en la recaudación fiscal por un lado y el aumento de la factura por las prestaciones de desempleo (que algunos quieren prolongar y que terminaría por estrangular al Estado) nos van a generan un déficit más cerca del 10% que del 5%. Una factura que tardaremos años (¿una generación?) en pagar. La merma de los servicios que proporciona el estado de bienestar será considerable: la sanidad, la educación, las pensiones….

Mientras tanto la banca está jugando con fuego…sentada sobre un bidón de gasolina. Como la quiebra de los grandes promotores triplicaría su actual índice de morosidad….se están quedando con sus pisos, apartamentos, adosados…. Por un lado, que nos ofrecen a los clientes por otro con rebajas de hasta el 50% sobre la tasación original (en base a la cual concedieron los créditos en su día). Esa presión sobre los precios que están generando los bancos está generando un efecto perverso en el mercado: el promotor “bueno” (el que sigue pagando sus créditos al banco religiosamente) no vende un solo piso (los pocos que se venden…lo venden los bancos…que son los que ponen el crédito para sus clientes seleccionados). Poco a poco los promotores “buenos” no podrán cumplir con sus compromisos con la banca…y éstas se convertirán en inmobiliarias. Antes de que termine la Liga de fútbol (por cierto….Liga BBVA) en lugar de regalar cheques a los afortunados que meten un gol desde el centro del campo…se les regalará un adosado en Murcia o una nave industrial en Guadalajara.

Y lo peor de todo es que se han puesto miles de millones de euros de las arcas del Estado (es decir, de nuestros impuestos) para intentar salvar la economía…y nada parece indicar que la sangría se esté deteniendo. Cierto es que de momento no han quebrado muchos más bancos, pero el virus aún no ha sido erradicado. Mientras no se sepa a ciencia cierta el volumen de activos tóxicos que circulan por el mundo, el principio del fin del problema no aparecerá. Los bancos seguirán sin prestar, los ciudadanos sin comprar y las empresas…sin fabricar. Recesión habemus.

miércoles, 1 de abril de 2009

Día 165: En lugar de la mancha...

La comunidad manchega es conocida por las singladuras de su célebre hidalgo caballero, sus entrañables molinos, la textura de sus quesos….y su caja de ahorros.
La CCM se ha hecho más famosa de lo que los manchegos pensaban (y querrían). Y durante muchos años será recordada. “Aquí empezó todo….” Dirán algunos.

Porque el crujido del sistema financiero español solo acaba de empezar. “¡En vísperas del G-20!” –dicen algunos. “¡Qué papelón para Zapatero!”- dicen otros. La verdad es que a Zapatero lo de la caja manchega “se la pela” (con perdón). ¿Alguno imagina a Obama tomando un té con Gordon Brown y comentando…”oye…que movida en España con eso de la caja de Moltó”…y al británico respondiendo…”¿pero lo de Moltó no era una moto?”

Lo de la CCM no tiene ni punto de comparación con la intervención y/o rescate de los bancos estadounidenses, británicos, alemanes, holandeses… Y probablemente los presidentes de esos gobiernos ni hayan oído hablar de lo de la caja manchega
Pero como decía….es solo el crujido que antecede a la avalancha. Un ligero sonido que te sorprende cuando caminas por la ladera de la montaña y estimula a tus sentidos a correr y buscar refugio.

Eso es lo que debiéramos hacer. Correr y prepararnos para la que viene.
Nunca he sido muy bueno con los números (mis profesores me corregirían y dirían que más bien malo) pero lo de la regla de tres me lo sabía a la perfección.

Si con algo menos de 4 millones de parados tenemos una tasa de morosidad cercana ya al 4%....en el momento en el que el paro crezca un poco más y lleguemos a los 5 millones (al 20%)…la tasa de morosidad se duplicará.

La sangría del paro es infrenable…entre otras cosas porque nadie hace nada para evitarlo (no se toma una sola medida estructural y nos limitamos a esperar a ver qué pasa; y nos llevará por delante la avalancha) y algunos analistas prevén llegar a una tasa de morosidad del 9% (el analista Santiago López Día de CreditSuisse ha dicho hoy que a finales de 2009 llegaremos al 8%)

Pensemos en un escenario: 20% de paro; 5 millones de personas sin empleo (contando a los autónomos que no tienen trabajo, etc.); y una tasa de morosidad del 9%. Un escenario probable (salvo para los optimistas antropológicos).

En ese caso el efecto manchego se extenderá rápidamente a otras cajas; y bancos. Varios entrarán en pérdidas. Será necesaria una inyección cercana a los 100.000 millones de Euros (10 veces menos que en los Estados Unidos de América…pero demasiado para los Estados Desunidos de Iberia). Y no exagero…porque las previsiones de CreditSuisse hablan ya de 60.000 millones…


Las que más van a sufrir son las cajas, las más expuestas a las “subprime españolas” (hipotecas por el 120% del valor de la vivienda, a 50 años, para personas que en su día tenían contratos basura…y hoy hacen cola cada mañana en el Inem). Muchas tienen que mover ficha ya (¡No han escuchado el crujido de la nieve que anuncia la avalancha!) y comenzar a fusionarse (a tres…a cuatro…), vender sus participaciones industriales mientras sigan valiendo algo, emitir cuotas participativas, cerrar las absurdas sucursales de muchas de ellas lejos de su territorio….

Los bancos en general están menos expuestos al ladrillo (a la pinza formada por el promotor que está renegociando su deuda y el hipotecado en paro que no paga sus cuotas). Pero eso es “en general”; algún banco “en particular” necesitará urgentemente intervención, rescate, inyección….o lo que sea. Y muchos de ellos vender activos, recortar dividendos, ampliar capital….

Y mientras tanto…mirando a Londres. Así estábamos hace cinco meses….mirando a Washington. Allí se iba a refundar el capitalismo…y finalmente se acordó simplemente “volvernos a ver dentro de cinco meses….y esperar a que haya habido suerte”. Los pesimistas dicen que en el próximo G-20 se escenificará la tensión derivada de los puntos de vista discrepantes en el seno de la Unión Europea. Yo soy más optimista: no pasará nada. Nada de nada, ni mucho, ni poco…que diría Café Quijano. El principal acuerdo será “volvernos a ver después del verano….y a ver qué pasa”

lunes, 23 de marzo de 2009

Día 156: el turismo cruje

Hace unos días escribía un post en el que decía que cuando descompongo el PIB español me pongo a llorar: un porcentaje importante del mismo corresponde a sectores que están muy tocados. La baja productividad de muchos sectores es más que preocupante.

Los que me siguen en este blog o me aguantan en las aulas saben que llevo años avisando sobre la que nos viene encima en el sector turístico. Hoy hemos sabido que en el último mes (febrero) hemos perdido un 16% de turistas con respecto al mismo mes de 2008.

No han tardado en salir quiénes argumentan que es algo coyuntural por causa de la crisis (como no, entre ello, el Ministro del ramo). Cierto es que los países emisores (los que nos mandan turistas en manadas) están atravesando una época dura (por ejemplo los británicos); pero esta situación no puede convertirse en el árbol que no deje ver el bosque.

En los últimos años España se ha convertido en un destino de chancletas y chiringuitos. El aspecto de la primera fila de algunos de nuestros destinos es lamentable: apartamentos de cartulina, restaurantes de mantel de papel y fritangos, hoteles anclados en la noche de los tiempos, playas con overbooking… En algunos destinos se ha popularizado el infame “all-inclusive”: manadas de guiris llegan en vuelos charter, les meten en un autocar y les llevan a un hotel donde les ponen una pulsera de color lila como al ganado y disponen durante siete días y siete noches de toda la Cruzcampo que su cuerpo sea capaz de asimilar, empanadillas ultracongeladas, gazpacho para tomar con pajita y paellas de marisco en las que el mejillón es el único protagonista. Claro está, los turistas, Cruzcampo en mano, no salen de la piscina y consecuentemente el consumo en restaurantes, discotecas, heladerías, tiendas de regalo y demás negocios varios de la zona no reciben visita alguna de los hijos de la Gran Bretaña que tienen por bien visitar la vieja piel de toro (más vieja y cutre que nunca).

Mientras tanto, nuestros competidores han aprendido a hacer la “o” con un canuto y los turoperadores que mueven al ganado del gélido Centroeuropa en busca de aires más templados centran sus ojos (y sus carteras) en Turquía, Crocacia, Bulgaria, Túnez, Marruecos y demás países con los cuáles, en costes, es muy difícil competir, aún sustituyendo el bistec por el chóped y la merluza por el fletán.

El turismo en este país precisa una urgente redefinición; diferenciación en oposición a la imitación; innovación en busca del valor.

Mientras tanto, asistimos a la caída de visitantes (del Reino Unido un 22% en lo que va de año; de Alemania un 11,1% menos; de Francia un 13,5%. Solo suben las cifras de “turistas” procedentes de América del Sur y Centroamérica (un aumento del 34,7%)

martes, 17 de marzo de 2009

Día 150: ¿Recuperación o depresión?

¿Recuperación o depresión? ¿Inflación o deflación? ¿Qué nos espera a la vuelta de la esquina?
Personalmente no comparto el optimismo de algunos economistas (obvio comentar el optimismo desaforado de nuestros gobernantes porque, como he comentando en otras ocasiones, o “no tienen ni idea” o nos están “tomando el pelo”; a día de hoy sigo sin tener claro cuál de las dos opciones es peor) que atisban en el horizonte el final de la crisis.

Mi argumento es sencillo. ¿Cuál fue el detonante de la crisis? Aunque algunos parece que ya no lo recuerdan, fueron los llamados “activos tóxicos”. A fecha de hoy todavía no se sabe la cantidad de activos tóxicos que continúan en poder de las entidades financieras. Hasta que no “descontaminemos” el suelo, no podremos comenzar a construir. Y como todavía no sabemos hasta qué profundidad habremos de seguir excavando para extraer residuos tóxicos, creo que es pronto para organizar la fiesta de inauguración del centro comercial.

Algunos hablan de “volver a la normalidad” en 2010. Pero, ¿a qué llamamos “normalidad”? Una cosa tengo clara: lo que muchos consideran “normalidad” no va a regresar; al menos en mucho tiempo. Esa orgía desenfrenada de créditos al consumo, hipotecarios a 50 años para el 120% del valor de una vivienda, leasings, rentings… no regresará en años. Las entidades financieras deberán redefinir el concepto “normalidad”, al igual que las personas, las familias y muchas empresas (como el sector de la automoción)

Ahora bien, no regresar a la “era del desenfreno”, a los tiempos de la “liquidez perpetua” y las “orgías consumistas”, no implica necesariamente caer en una depresión. Ahora que celebramos el bicentenario de Charles Darwin hemos de recordar que la humanidad se adapta a los cambios para sobrevivir, y eso es lo que toca.

Deflación, caída generalizada de precios, paro… lo que se conoce como “depresión”, tampoco lo veo. Eso creo que es algo ya superado (del crack de 1929, del siglo XX). En algún momento la tendencia cambiará; y solo tengo un argumento para defender esta teoría: sigue habiendo pasta a tutiplé. Esta crisis se ha llevado por delante mucho, mucho dinero (basta con leer lo que han perdido los amigos de la lista de Forbes). Pero eso no significa que el dinero haya “desaparecido” o se haya “destruido”. Sigue habiendo mucho dinero. Y el dinero se caracteriza por una serie de cosas: es nervioso e impaciente (no puede estarse quieto); es cauto (y más con la que ha caído); y tiene ganas de marcha (necesita encontrar rentabilidad)

Ese dinero está esperando una señal. Por supuesto que no será la Bolsa (nuestros nietos no sabrán lo que era Wall Street y tendremos que explicárselo contando alguna batallita sobre la pasta que perdimos en su día con acciones de tal empresa….), ni el ladrillo… El dinero está buscando operaciones rápidas y seguras aunque supongan baja rentabilidad (eso de invertir 10 millones en un solar y esperar 5 años para ver como se convierten en 30 millones, con un elevado riesgo…pasa a la historia).

Dinero haberlo haylo, de manera que no vamos a entrar en una depresión apocalíptica. Necesitamos nuevos “conceptos” para definir la que nos viene encima.

Porque sin duda, lo peor está por llegar.

Un PIB en ruinas

Nuestro PIB tiene un problema mayor que la recesión: la desesperación. No hay por dónde agarrarlo. Se han agotado las fuentes de crecimiento, los elementos que han traccionado de su crecimiento en los últimos quince años, y no hay en el horizonte una locomotora que sustituya a esas fuentes de crecimiento

El principal factor que ha contribuido a un favorable crecimiento de nuestra economía durante algo más de una década ha sido la construcción, traccionada fundamentalmente por unos tipos de interés a la baja (boom de la vivienda) y por los fondos de cohesión comunitarios (obra pública). Aquellos fondos estructurales, no solo modernizaron nuestras infraestructuras (autopistas, aeropuertos, líneas de tren de alta velocidad, puertos…) sino que generaron de forma directa 375.000 empleos directos más otros cientos de miles indirectos. Pero con las sucesivas ampliaciones de la Unión Europea, España se convierte en contribuidor neto y aquella fuente de crecimiento se agota.

Por otro lado, la inversión extranjera directa está cayendo. Las empresas multinacionales hace años que dejaron de fijarse en España para centrar sus miradas en los antiguos países del Este y en los tigres asiáticos. De los 36.000 millones de dólares de inversión extranjera directa en 2002 se cayó a solo 10.000 millones en 2004 y en 2007 la cifra no alcanzó los 5.000 millones. Las multinacionales ubicadas en España invierten lo justo para pintar las fachadas de las pocas fábricas que les quedan en la vieja piel de toro y para renovar algún mueble de sus oficinas. La convergencia salarial con los países de la Unión Europea hace que nuestra mano de obra ya no sea económicamente atractiva. Y no es solo que las multinacionales abandonen nuestro país; cada vez son más las empresas españolas que trasladan su actividad productiva a otras latitudes, desde la industria (textil, calzado, automoción, electrodomésticos…) hasta los servicios (ya sean poco cualificados, como los call-center en Perú o cualificados como el diseño y la creatividad publicitaria en Argentina o la programación en India)

Para muchos, la situación no tiene por qué ser tan alarmante, porque, si bien algunos elementos de nuestra economía se ralentizan (producción industrial, construcción…), el principal generador de recursos para nuestro PIB no se agotará (al menos en los próximos mil millones de años): el sol. Afirmativo. Pero no lo es menos que el crecimiento de nuestra principal fuente de ingresos, el turismo, es cuanto menos incierto. En 2008 se volvió a batir el record de turistas que visitaron nuestro país. Pero por otro lado, descendieron un 2% los ingresos (por la presión sobre el precio que ejercen los grandes tour operadores). Nos vistan más…e ingresan menos. Y mientras tanto, los empresarios del sector ven como sus costes se incrementan constantemente: los alimentos, la mano de obra, la energía, los servicios… Durante las últimas décadas España ha sido receptor de millones de turistas que, movidos por los grandes tour operadores, acudían a destinos baratos. Precios y sol fueron los dos grandes argumentos. Pero ahora España ya no tiene unos costes tan bajos. No alterar los precios significa reducir los márgenes. Siguen llegando más turistas que nunca, aumentan los ingresos, pero se reduce la rentabilidad. Además, esta práctica tiene un límite. ¿Qué sucederá cuando no sea posible seguir ofreciendo a los grandes tour operadores y mayoristas unos precios tan competitivos? ¿Cambiarán éstos sus destinos hacia países como Turquía, Túnez, Marruecos, Montenegro, etc.? Si ello llega a suceder, ¿cómo reposicionamos el sector?

Cierto es que muchas de estas cosas se sabían de antemano: que los fondos estructurales no serían eternos; que España dejaría de ser un país con mano de obra barata; etc. Pero, ¿hemos hecho bien los deberes para afrontar esta situación? La economía del ladrillo fue una economía del presente que hipotecó nuestro futuro.

La educación deja mucho que desear (lo muestra desde el informe PISA –con pruebas que sitúan a nuestros adolescentes en el puesto veintitantos del ranking- hasta el prestigio de nuestras Universidades –ninguna entre las 50 mejores de la UE y ninguna entre las 100 mejores del mundo), España es uno de los pocos países occidentales en los cuales la productividad desciende (PIB entre personas que trabajan) mientras vemos como, a pesar de ser la quinta economía de la UE, se ocupa el furgón de cola en I+D (decimocuarta posición) y en inversión de las empresas en TIC en relación al Producto Interior Bruto (decimoquinta posición).

Las consecuencias van a ser graves porque, en contra de lo que algunos piensan, la fiesta no ha hecho más que empezar. La baja productividad de nuestras empresas (un 50% en relación a las estadounidenses y un 15% por debajo de la media de la Unión europea de los 15) nos pasará factura en los próximos años. Otras potencias económicas aguantarán el chaparrón gracias a su presencia en mercados internacionales que crecen (como China e India). El déficit comercial español y el bajo nivel de internacionalización de nuestra economía (en especial de las pequeñas y medianas empresas) impedirá a nuestro país utilizar esa válvula de escape.

Mirando la descomposición de nuestro PIB…me pongo a llorar. No veo nada alentador. La mitad corresponde a sectores muy poco competitivos. Muchos dicen ahora que “necesitamos innovación”. Cuando unos pocos decíamos hace diez años (cuando se decía aquello de “España va bien!”) que España iba mal encaminada y necesitábamos innovación, nos miraban como a extraterrestres (“las cosas van muy, muy bien…y nada parece indicar que puedan ir a peor”…me llegó a decir enojado un asistente a una de mis conferencias)

La capacidad de reacción del Gobierno está siendo peor que nula: perjudicial. Porque cuando uno no hace nada ya que no sabe qué hacer, al menos es consciente de que la pasividad agravará el problema. Pero cuando uno hace algo absolutamente inútil creyendo que con ello mejorará la situación, no solo está impidiendo que el problema se resuelva, sino que ignora la realidad y la situación se agrava sin ser consciente de ello. El “Plan E” ha demostrado ser lo que muchos pensaban cuando se presentó: Estúpido.

Yo soy el primero que digo que más vale un mal Plan que no tener ningún Plan. Pero el problema es que el “Plan E” no es ni tan siquiera un mal plan… No es nada.

Cuando hablamos de planes estamos hablando de reformas estructurales (y poner a miles de personas a cavar zanjas no es una reforma) para evitar que nuestro país se “japonice” (nuestro PIB comience a desangrarse a lo bestia).

1. Tenemos que abordar una profunda remodelación del mercado laboral

Por ahora solo los “políticamente incorrectos” nos atrevemos a decirlo: hay que flexibilizar el despido. No digo abaratarlo…sino flexibilizarlo, porque únicamente abaratarlo no es suficiente. Cuando hablo de “flexibilizarlo” hablo de facilitar los trámites, eliminar el proceso de estigmatización social que se genera en torno a una empresa o empresario que despide, etc. Ver el despido como algo normal en una economía de libre mercado normal. Al margen por supuesto de reducir drásticamente las indemnizaciones.

Sin esa flexibilización muchas empresa van a morir. Hay empresa que necesitan despedir hoy al 10% de la plantilla por la reducción de sus ventas o pedidos (un hecho constatable!) y no pueden hacerlo porque no disponen de liquidez para las indemnizaciones y consecuentemente su situación se agrava –no están “entre la espada y la pared” sino entre “dos espadas” que aprietan cada vez más y desangran a las empresas: por un lado no llegan las ingresos y por otro no pueden reducir los coste laborales- lo que está abocando a la quiebra a miles de empresa.
Un país con millones de parados es una desgracia. Pero puede haber algo mucho peor: un país con millones de parados y sin empresas que puedan ofrecerles un empleo a corto plazo. El gobierno y los sindicatos se afanan en proteger a los trabajadores (rectifico…en el caso de los sindicatos solo a los trabajadores con trabajo), cuando lo que hay que proteger son los trabajos, es decir, las empresas.

En España hay 3 millones de PYMES de menos de 50 trabajadores. Si todas ellas pudieran contratar a una persona, se acabaría con el paro. Si por el contrario dejamos morir al 10% de esas empresas tendremos otros 3 millones más parados…. ¡Este país necesita medidas para salvar las empresas! Comenzando por las reducciones de las cotizaciones de la seguridad social. El servicio de estudios del BBVA propone bajar en 3,5 puntos las cotizaciones sociales a las empresas (aunque también propone subir en dos puntos el Impuesto sobre el Valor Añadido para que la medida sea "neutral" en términos de recaudación, ya que la subida del IVA compensaría la bajada de las cotizaciones -no disminuirían los ingresos tributarios en una año con déficit brutal- y, según el BBVA, se crearían 280.000 puestos de trabajo y se aportaría medio punto al crecimiento del PIB)

Como decía en otro post, una subida del IVA al 18% no es la mejor idea para estimular un consumo que decrece a marchas forzadas (y este considero que es uno de los principales elementos sobre los que hemos de incidir: que la gente consuma). De poco sirve que la gente trabaje, si no consume (pero claro, es una recomendación de un banco: siempre pueden hacer imposiciones a renta fija).

Algunos dicen que bajar los impuestos a las empresas y flexibilizar los despidos no genera empleo. Claro que no. De otra forma el problema del paro se resolvía con un par de decretos. Bajar impuestos no crea empleos. Pero puede permitir que muchas empresas sobrevivan; y sin empresas que sobrevivan no habrá más empleo, sino mucho más paro.

Existe una gran demagogia entorno a todo esto; cuando se habla de flexibilizar el despido, reducir impuestos a las empresas, etc. son muchos los que saltan al cuello aludiendo a Botín, la CEOE, Amancio Ortega… diciendo que eso solo sirve para hacer ricos a los “empresarios”… Mucha gente tiene una idea equivocada del concepto “empresario”. Los Botines, Boludas, Florentinos, Pozeros… se pueden contar con los dedos de unas pocas manos. Pero existen en este país millones de pequeños EMPRESARIOS (con mayúsculas) a los que se les está estrangulando desde la banca, el Gobierno y la demagogia.

De todas formas…quiero recordar una cosa: estamos ante la mayor crisis de la historia reciente. Salvar las empresas no es un capricho…sino una imperiosa necesidad, si no queremos seguir cayendo hasta un profundo abismo. Si no salvamos a nuestras empresas España se va a caer de la lista de países desarrollados y dentro de cuatro o cinco años nos compararemos con el “segundo mundo” (no con países como Somalia pero si con Argentina, Perú, Ecuador, Indonesia…) Si protegemos en exceso a los trabajadores estaremos condenando a los parados. Aunque resulte paradójico, en la situación de excepcionalidad en la que vivimos solo desprotegiendo a los trabajadores estaremos protegiendo el empleo. Son muchos los que hablan de conquistas sociales irrenunciables… pero en ocasiones la única posibilidad de superar un obstáculo pasa por dar unos pasos hacia atrás…para poder impulsarnos hacia adelante.
Por otro lado, el grave problema de productividad de las empresas españolas no se resuelve únicamente a base de reducir costes salariales. Se ha de trabajar a fondo en materia de innovación…y como bien saben quiénes me siguen…la innovación pasa por las personas. Solo las organizaciones que atraigan, fidelicen y utilicen el talento de las personas, podrán evolucionar de forma significativa. Es una paradoja hablar de flexibilizar el despido y fidelizar el talento, pero no una contradicción: ambas cuestiones son necesarias…porque solo yendo en una de esas direcciones (reduciendo costes o incrementando el valor) se mejora la productividad.

Es difícil involucrar a las personas siendo el país de la UE con mayor porcentaje de trabajadores temporales (superior al 30%, frente a una media en torno al 15% en la UE). Pero esto es así por las consecuencias de las elevadas indemnizaciones para los contratos fijos que han “segmentado” el mercado de trabajo en “fijos” y “temporales

2. Reducir los salarios

Nuestros salarios son de Disneylandia: una fantasía irreal si los analizamos en relación a la productividad.

Los costes salariales españoles son demasiado elevados en comparación con los europeos al analizar la productividad de nuestras empresas. La gente conduce coches alemanes, cobra como trabajadores alemanes…y produce como trabajadores checos. Trabajadores que conducen un BMW y empresas cuya productividad es tan baja nos llevan a la ruina. Nuestros trabajadores han de conducir Skodas porque nuestras empresas no son tan competitivas como las alemanas. Necesitamos urgentemente aumentar la productividad para poder mantener los salarios o, de lo contrario, actualizarlos (congelarlos como pretende Volkswagen para salvar la factoría de Seat en Barcelona o incluso reducirlos; muchas PYMES no sobrevivirán si no reducen un 15% sus salarios…ya que a corto plazo no van a ser capaces de mejorar su productividad optimizando procesos)

El problema es que nos hemos acostumbrado al BMW, la tele de 47 pulgadas y varias vacaciones al año (para esquiar en navidades, playita en verano y escapaditas a hoteles con encanto entre ambas). Solo reconociendo entre todos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades abordaremos este necesario reajuste sin tensiones ni sobresaltos.

Porque aún no he hablado de ello… ya que seguro tendré que dedicar otro artículo en un futuro no muy lejano… La tensión social no solo se masca en el ambiente…sino que nos viene encima de forma imparable.

Sin medidas estructurales no se va a solucionar la crisis española (nuestra particular crisis)…aún solucionándose la crisis global. Y como la solución de la segunda tampoco está claro sea inminente…blanco y en botella…leche! Nada parece indicar que podamos evitar los 5 millones de parados, un déficit cercano al 10%... y que no se puedan pagar subsididos por desempleo, etc. Si no hacemos nada para evitarlo (si no tomamos medidas estructurales ya) el problema se agravará y dentro de unos meses (otoño de 2009) tendremos serios conflictos sociales en las calles: huelgas generales, manifestaciones, etc.

3. Redefinir el Estado de las Autonomías

Otra de las cuestiones en las que muchos no quieren meterse porque sin duda es un berenjenal de tres al cuarto. Pero el Estado de las Autonomías agrava la crisis.

Hace poco hemos visto a los policías manifestándose por las calles de Madrid (de forma pacífica…porque de otra manera hubiese resultado curioso ver como se autodisuelven a ellos mismos) exigiendo equiparar sus sueldo a los de otros policías. Y es que en ningún otro país del mundo existen tantos cuerpos de policía por ciudadano como en el nuestro: Mossos, Ertzainas, Nacionales, Guardia Civil, Forales, Miñones…por no hablar de los municipales de cada localidad…sea grande o pequeña. Al margen de la duplicación de funciones en muchos estamentos, todos quieren cobrar como el que más cobra…sean funcionarios de justicia, policías, médicos…

También en estos días asistimos a otro conflicto, en este caso relacionado con la Ley del Aborto. Los políticos esgrimen un argumento cuando hablan de la necesidad de modificar dicha Ley: fue creada hace tantos años…que es necesaria una actualización para adaptarla a los nuevos tiempos. ¿Y qué sucede con el Estado de las Autonomías plasmado en la Constitución Española en la noche de los tiempos? Muchos de los lectores de este artículo no habían nacido. Se perfiló en la era en la cual las películas de Esteso y Pajares arrasaban en las taquillas (las “Autonosuyas”)

Simplificando mucho (no soy para nada experto en la materia…vamos…que no tengo ni idea y no quiero meter la pata más de lo que lo hago habitualmente) el Estado de las Autonomías fue una canalización de la pluralidad étnico-lingüistica de este país, de los diferentes derechos históricos que fueron abolidos a lo largo del siglo XX y de las diferentes sensibilidades nacionalistas. Bonito si, pero de práctico nada. Cuando hay un accidente de tráfico en la “frontera” entre dos Comunidades Autónomas los conductores de la ambulancia se hacen un lio para decidir hacia qué hospital se dirigen (en ocasiones tienen que recorrer más kilómetros para trasladar a los heridos “dentro” de la Comunidad). Hay Comunidades que denuncian a otras ante los Tribunales por sus políticas fiscales (incluso compañeros de un mismo partido que defienden cada uno los intereses de sus propia Comunidad). Hay un Cristo montado con la financiación de muchas de esas Autonomías. Un follón de tres narices con el tema del agua… Y todo ello en un país de 45 millones de personas con 17 Autonomías. Hombre…en Estados Unidos se comprende un federalismo tal (California tiene casi tantos habitantes como España y varios Estados mayor superficie que nuestro pequeño país). Hemos creado los Estados Desunidos de Iberia.

No es una cuestión política, sino económica. Hay empresas Norteamericanas que han desestimado instalarse en España porque no es un país, sino 17. Por poner un ejemplo, una empresa con la que trabajo, dedicada a reciclar residuos industriales, si tiene un pico de actividad en Navarra y camiones y personas paradas en Alava no puede destinarlos a resolver el pico de demanda en la otra Comunidad porque no tiene permisos o porque sus trabajadores desconocen los procesos en la misma (ya que cada Comunidad tiene su propio reglamento). Lo hemos visto con el problema cinegético de Bermejo…que estaba cazando con licencia de Castilla la Mancha en Andalucía y como se había dejado el GPS en casa…. Parece una coña…pero de la misma manera que un cazador necesita 17 licencias para cazar o pescar en este pequeño país…algo similar les sucede a muchas empresas.

Pero lo que sería simplemente una anécdota adquiere tintes de complejo problema cuando llegan las épocas de vacas flacas. Con un déficit de órdago no tardarán en llegar los problemas para la financiación de tantos millones de funcionarios en tantas administraciones duplicadas. En algunos casos, no solo es un engorro para el ciudadano (o un problema gravísimo como hemos visto en el caso de la justicia…con la gran “desconexión” entre juzgados) que ve como su expediente médico no es accesible desde el ordenador del ambulatorio de Murcia…donde estaba de vacaciones…porque el sistema informático de su Comunidad es diferente…(en algunos casos….todos los sistemas son diferentes en todas las Comunidades) sino un grave problema de despilfarro.
Estos días hemos visto como el problema de la financiación de las Autonomías está llevando a muchas empresas a la quiebra: algunas llevan hasta dos años de retraso en los pagos a pequeñas y medianas empresas. Y lo peor no es que no hayan pagado…sino que a partir de ahora va a resultar más difícil que puedan pagar.

Este es un país que siempre agarra el rábano por las hojas. Llenamos páginas de periódicos y horas de tertulia hablando del buga de Touriño…pero…¿sabe alguien a cuantas unidades asciende el parque automovilístico de todas las Autonomías juntas? Los coches de los presidentes (los tiquet del Taxi de Revilla), de los consejeros…de los diputados forales… ¡Cuanto dinero se nos va por el desagüe autonómico! Sobre todo ahora…que lo necesitamos más que nunca. Por eso, dejar en suspenso determinadas competencias, no creo que sea una idea demasiado alocada.

4. Redefinir el tiempo y el espacio

Para consumir tenemos que tener dinero; para tener dinero tenemos que trabajar; pero trabajamos tanto que no tenemos tiempo para consumir.

Una medida digna de analizar sería la de la reducción de las jornadas laborables. La gente podría trabajar a media jornada…así dedicaría la otra media a muchas otras cosas…entre ellas a consumir. O podríamos reducir la semana laborable a cuatro días. Si a la gente le das más tiempo para estar fuera de su trabajo… termina por consumir.

Otra medida que podemos implantar es la libertad de horarios comerciales; sobre todo los domingos y festivos. Es patético ver a miles de personas en un Centro Comercial un domingo lluvioso…con todas las tiendas cerradas; a la gente hay que darle más oportunidades para consumir. Porque necesitamos urgentemente que la gente consuma.

Libertad temporal y mucha más movilidad espacial. Resulta patético comprobar lo inmóviles que somos los ciudadanos de este país (¡yo el primero! Nací en Bilbao, fui al colegio en Bilbao, estudié mi carrera en Bilbao, trabajo en Bilbao, me casé en Bilbao, mis hijos han nacido en Bilbao...) Tenemos escasa predisposición a movernos hacia donde se encuentran las oportunidades. Es un factor cultural y económico (desarrollo de un mercado de alquiler de viviendas, viviendas sociales que favorezcan la movilidad geográfica de los trabajadores, etc.)