jueves, 5 de noviembre de 2009

Día 392: el problema del drogadicto que no reconoce su adición

Comentábamos en la sesión dedicada a la crisis con el Profesor Tamames que la aplicación masiva y coordinada de políticas públicas para amortiguar los efectos de la crisis en 2008 y 2009 ha contribuido a evitar el colapso del sistema. Encabezados por los Estados Unidos de América los principales gobiernos del mundo han desarrollado una política de estímulos sin precedente en la historia.

El paciente estuvo a punto de morir por sobredosis; se ha evitado su fallecimiento pero no se ha resuelto el problema: su dependencia de la droga.

La droga que ha estado a punto de acabar con la vida del paciente es el dinero. La era del dinero fácil iniciada a principios de los 2000 con las políticas de Alan Greenspan tras la crisis de las puntocom y el enfriamiento de la economía estadounidense tras los atentados del 11S, generó una adicción al dinero que llevó al endeudamiento generalizado a cientos de millones de empresas y particulares en medio mundo. Dinero fácil y abundante para todos.

Los efectos de la droga se han querido solucionar con droga. Los bancos centrales han inyectado altas dosis de dinero para evitar el colapso. Los gobiernos no han querido que el drogadicto sufriera síndrome de abstinencia; en lugar de los mareos, vómitos y dolores del “mono” se ha optado por inyectarle por vía intravenosa más dinero, esperando que, tras haber visto “las orejas al lobo” el paciente reconociera sus excesos y abandonara su dependencia.

Pero tarde o temprano nos tendremos que enfrentar al problema; el primer paso para solucionar una adicción es reconocer la misma. Sin duda, haber retirado la droga del mercado (el dinero), dado el excesivo endeudamiento y las negligentes inversiones realizadas por muchos en la era del dinero fácil, hubiera generado un proceso deflacionario de mayor envergadura si cabe que el que hemos padecido (caída de los precios de todos los activos) mediante un desapalancamiento generalizado por miedo a que los precios de esos activos continuaran cayendo.

El dinero público ha evitado ese desapalancamiento masivo y la caída de los precios. Pero, ¿ha solucionado el problema real? Los activos tóxicos no se regeneran fácilmente; las malas inversiones de ayer lo seguirán siendo mañana. Tarde o temprano el proceso deflacionario se dará, porque los excesos cometidos no tienen solución. Otra dosis de dinero ha calmado al paciente, pero no ha eliminado su problema. Tarde o temprano deberá reconocer que ha cometido excesos y ser consciente de que ha de pagar por ello.

Ayer mismo, el profesor de New York University, Nouriel Roubini (uno de los primeros economistas que advirtió de la que nos venía encima por culpa de las hipotecas subprime) ha recordado que seguimos viviendo en “una burbuja en todo tipo de activos”. El exceso de capacidad industrial al que el dinero fácil nos ha conducido amenaza con generar un fuerzas deflacionarias importantes. El precio de muchos activos se ha mantenido gracias a las políticas públicas, pero el problema de fondo sigue estando ahí: los activos tóxicos siguen siendo tóxicos (el mercado inmobiliario sigue sin estar ajustado, ahora se habla de una nueva oleada subprime con la caída de los precios de los activos inmobiliarios no residenciales –oficinas, pabellones industriales…), sobran fábricas de automóviles, de electrodomésticos… El riesgo de deflación está muy presente.

Los problemas de la FED

Otros prestigiosos economistas, como Philipp Bagus y Markus Schiml, hablan de los complejos dilemas a los que se enfrenta la Reserva Federal: una política monetaria tan agresiva, mantiene vivo al paciente, pero puede acabar con la vida del doctor. Incluso la propia FED podría llegar a ser insolvente.

La “calidad” del balance general del banco central estadounidense se ha deteriorado notablemente con las políticas llevadas a cabo para evitar el colapso (el rescate del sistema bancario). Y también ha aumentado la “cantidad” de del balance de la FED, con la compra masiva de activos tóxicos de los bancos (las famosas mortgage-backed securities, o títulos respaldados por hipotecas).

Estas políticas han funcionado a corto plazo; pero para que realmente sean efectivas, esos activos se han de “desintoxicar”, porque de lo contrario lo único que habremos conseguido es desplazar los riesgos del sistema bancario privado al gran banco público central. Si no se soluciona el problema de fondo (el valor de los activos tóxicos) simplemente habremos postpuesto el problema, evitando el colapso hoy, pero irremediándolo para mañana. Con el agravante de que ahora los “bancos malos” (bad bank) son los públicos.

Pero volvamos a la “droga” (al dinero que se inyecta). Los bancos centrales (el Banco Central Europeo entre ellos) ya nos avisado para que vayámonos pensando en un escenario en el que se vayan retirando poco a poco las medidas de estímulo excepcionales. Es lógico, porque el dinero no es un recurso ilimitado. Son muchos los que siguen pensando que las ayudas públicas no tienen fin: que el Plan E se renovará continuamente, que habrá planes renove para múltiples sectores, que se seguirán dando ayudas para la adquisición de vehículos, que el Estado salvará a los bancos que tengan problemas….

Yo recomiendo a todos que vayamos pensando en el siguiente escenario. Un escenario en el que los estímulos vayan desapareciendo.

¿Qué puede hacer la FED?

Por un lado, podría, como dice Bagus, “restaurar la fortaleza del balance del banco central”. Para ello es necesario reducir el tamaño y mejorar la calidad de su balance. Pero, ¿cómo hacerlo sin que la reversión de esas políticas vuelva a dejar expuesto al caos al sistema financiero? Como decíamos antes, el problema de fondo aún no se ha solucionado; simplemente se ha pospuesto.
Las medidas de los Bancos Centrales no han solucionado el problema: simplemente han retrasado lo inevitable.

Bagus defiende actuar a la bravas para llegar al fondo delo asunto: volver a la situación de antes de la crisis; es decir, devolver a los bancos privados los activos tóxicos y que quiebren las entidades financieras que tengan que quebrar”.

Es muy difícil para un drogadicto y su entorno reconocer la realidad, su problema. Cuando así sucede el sufrimiento es intenso. Tal vez sea necesario que el sistema sufra para poder solucionar definitivamente el problema. Bagus por lo tanto propone solucionar la crisis con medidas liberales y propone medidas como la recapitalización en el mercado, la nacionalización o la reestructuración de la propiedad de los bancos mediante la conversión directa de los acreedores en accionistas.

Brotes verdes

Una cosa es clara: no hemos aprendido ninguna lección. Solo hay que mirar a la Bolsa para darnos cuenta de lo que ha crecido desde marzo. Eso si, muchos parecen ignorar que ese crecimiento se ha debido en parte al chorro de liquidez mundial inyectado por las políticas de los Bancos Centrales y las políticas de estímulo.

No recuerdo quien dijo cuando se comenzó a hablar de brotes verdes que el único brote verde que veía el gobierno era el de la marihuana que se había fumados para afirmar que la economía salía de la crisis.

Tal vez tenía razón. Han aflorado brotes verdes de marihuana que han generado un efecto en quiénes se la han fumado. Hay mucho “colocado” viviendo en una fiesta (los inversores en bolsa, los concesionarios de coche celebrando las ventas de octubre, los presidentes de los grandes bancos españoles anunciando resultados, los ministros de economía presentando perspectivas para 2010…). Pero la fiesta puede terminar pronto. Que disfruten de la juerga unos meses más. Cuando desaparezcan los efectos de los brotes verdes de marihuana (los efectos de las políticas monetarias y los programas de estímulo) volveremos a la realidad.

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