Recientemente ha llegado a nuestro país el primer tren de la
línea férrea más larga del mundo.
Veintiún días para recorrer 13.052 kilómetros siguiendo la ruta de la seda
entre Yiwu, en China y Madrid transportando 82 contenedores cargados con cajas
de juguetes, relojes, zapatos, ropa…
Todavía son muchas las personas que cuando piensan en China
les viene a la mente esa imagen: contenedores llenos de productos
manufacturados en la fábrica del mundo.
Nada más lejos de esa realidad. Pensar en China como “la
fábrica del mundo” es un síntoma de miopía amarilla.
China no es sólo el líder mundial del comercio (en 2012
superó por primera vez a los Estados Unidos
con 3,87 billones de dólares frente a los 3,82 norteamericanos), ni la
primera potencia económica mundial (en 2014 superó a USA en P IB por paridad de
poder adquisitivo, PPA con el 16,5% del PIB mundial frente al 16,3% de Estados
Unidos). China es ya el segundo mercado
de consumo más grande del mundo (en 2012 desplazó a Japón de esa posición) y
crece más que ningún otro país. En los próximos cinco años superará a los
Estados Unidos (según un informe de Standard & Poor´s) y se convertirá en
el principal consumidor del planeta.
Cada año decenas de millones de chinos se mueven hacia las
ciudades adoptando hábitos de consumo de las clases medias, lo que ha
convertido a China en el mayor consumidor del mundo en determinadas categorías
de producto: zapatos, electrónica, joyería, etc.
Las ciudades chinas crecen de manera espectacular mientras
que las occidentales se encuentran estancadas. Para 2020 tendremos en China 400
ciudades con 250.000 habitantes de clase media (y 50 de estas ciudades
superarán el millón de habitantes de clase media). Para entonces tendremos ya
en China 800 ciudades cuya renta media de sus habitantes será superior a la
renta media actual de los residentes hoy en Shanghái.
Cada año aproximadamente 30 millones de chinos se incorporan
a la clase media-alta. En 2010 había en
China 10 millones de personas de clase alta y en 2020 serán más de 70 millones.
La clase media, que en la actualidad es de más de 300 millones, superará los
600 millones al finalizar esta década. El consumo privado crece a un ritmo del
9% anual, alimentado por el crecimiento de la renta disponible, tanto de las
familias más ricas como también de las más pobres.
Esta clase media china ha descubierto el turismo y las
grandes áreas comerciales de las principales ciudades del mundo (New York,
Londres, París, Milán..) se inundan con turistas chinos que arrasan en las tiendas
de lujo. Tiffany en New York ha reforzado su plantilla con vendedores
especializados en clientes chinos. Solo en 2013 los turistas chinos gastaron en
sus visitas por el mundo 100.000 millones de dólares (dejando atrás los 80.000
millones que gastan los alemanes o los estadounidenses cuando salen de sus
respectivos países).
Más allá del mercado de consumo, crecen las empresas B2B en
sectores tecnológicos y algunas empresas chinas se han posicionado como líderes
mundiales en sectores como palas de turbinas eólicas, paneles solares, equipos
de alta velocidad ferroviaria, calderas de vapor, grúas en terminales
portuarias, equipo eléctrico de transmisión, etc.
Y las empresas chinas
dedicadas a las TIC avanzan con paso firme en su objetivo de dominar el mundo,
desde los ordenadores personales hasta los smartphones. Lenovo es el mayor
fabricante mundial de PC´s y recientemente ha comprado la unidad de negocio de
servidores de IBM (hace años comenzó su expansión internacional comprando la
división de portátiles). Y a Google le ha comprado Motorola, el referente
estadounidense en el mundo de la telefonía.
Huawei es ya el segundo mayor proveedor de equipos de redes
de telecomunicaciones del mundo. Xiaomi (la llamada “Apple China”) hace furor
con sus teléfonos y tabletas, tanto en China como más allá.
El buscador más utilizado no es Google. La inmensa mayoría
de los chinos usan Baidu.
Mientras que la mayoría de gente fuera de China apenas ha
oído hablar de Alibaba, este grupo controla
8 de cada 10 pedidos online en el gigante asiático que, en el último
año, alcanzaron un volumen de 296.000 millones de dólares. Entre abril y junio de
este año sus ventas crecieron un 46% y su benefició casi se triplicó, impulsado
por unas perspectivas de crecimiento espectaculares debido a la gran
penetración en China de los móviles e Internet.
Algunos de sus portales (como Taobao.com y Tmall.com) están
entre las 20 páginas más visitadas del mundo, según Alexa. Sus tentáculos
llegan prácticamente a todo: han adquirido el explorador de Internet para
móviles UCWeb, el más utilizado en China, y se han hecho con participaciones en
Weibo (similar a Twitter), Autonavi (sistema de navegación), Youku (el Youtube
chino) y hasta en el equipo de fútbol chino Guangzhou Evergrande, que en 2013
ganó el equivalente a la Liga de Campeones en Asia.
Su estreno bursátil en 2014 ha sido el mayor en la historia
de Wall Street y a escala mundial, después de que los seis bancos que
dirigieron la oferta pública de venta ejercieron su derecho de compra sobre
unos 48 millones de títulos adicionales, elevando el importe captado por
Alibaba en Wall Street hasta los 25.000 millones de dólares (la mayor OPV de la
historia). En el número dos mundial seguirá por el momento otra empresa
asiática: el Agricultural Bank of China, que en 2010 captó unos ingresos de
22.100 millones de dólares. Alibaba ya vale más que Facebook, casi tanto como
IBM o JP Morgan (el mayor banco de USA) y cuatro veces má que General Motors
(el segundo mayor fabricante de automóviles mundial).
Alibaba simboliza el auge del comercio electrónico en China,
que en pocos meses será el mayor del mundo. Se espera que en 2020 el volumen de
comercio electrónico en China sea mayor que el de Estados Unidos, Reino Unido,
Francia, Alemania y Japón….combinados.
Si cuando escuchas hablar de China sigues pensando en una
fábrica con 25.000 empleados cosiendo zapatillas de deporte, tienes miopía
amarilla.
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