jueves, 19 de febrero de 2009

Día 124: el efecto dominó imparable

Aún recuerdo a una persona que en una de mis conferencias insistía hace ahora un año en el argumento “esta es una crisis sectorial”, limitada a la construcción, que no afectará a otros sectores (en un post hablaba del efecto dominó y de los vasos comunicantes entre los sectores)
El caso es que el efecto dominó se muestra imparable y además sus consecuencias son más graves de las previstas. No en vano el FMI ha recortado las previsiones de crecimiento para la economía mundial en 2009 del ridículo 2,2% hasta el insignificante 0,5%. Es decir, rozamos el cero; todavía hay quién no quiere reconocer que estamos ante la mayor crisis de la historia reciente, superando a las crisis de los 90, 80, 70…

El efecto dominó va a genera un segundo shock bancario. Más allá de las subprime, los créditos que no eran malos hace un año comienzan a serlo debido al deterioro de la situación de los prestatarios. Un ejemplo lo tenemos en la propia Unión Europea en economías fuera del euro (Hungría, Polonia, Rumania, Bulgaria…) en las cuáles encontramos un coctel explosivo: créditos otorgados en divisas (euro, dólar…), monedas nacionales con devaluaciones cercanas al 40%, aumento de paro… Es decir: millones de créditos incobrables que amenazan a los sistemas financieros de dichos países….y a los bancos europeos que han puesto el dinero. En USA tenían NINJAS y en la UE tenemos nuestros propios individuos que jamás podrán devolver sus créditos.

De vuelta a España vemos como el efecto dominó se está llevando por delante un sector que hace unos meses creía que la crisis le iba a afectar de forma colateral: la industria. Los pedidos cayeron un 21,7% en noviembre y un 25% en diciembre.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que el PIB cayó un 0,7% en el cuarto trimestre de 2008, lo que corrobora los pronósticos del Gobierno y enciende la luz roja de la recesión. Pero la letra pequeña revela una deriva aún más preocupante. El consumo y la inversión retroceden mucho más de lo previsto. La grades cifras dicen que España ha aguantado bien el primer golpe de la recesión, mejor que otras economías avanzadas: España fue la que menos perdió entre las cinco grandes economías de la zona euro (el PIB del área de la moneda única retrocedió un 1,2%). Y tampoco alcanza el promedio de los 30 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ayer informó de una caída media del 1,5% al cierre de 2008.

Pero sin rascamos esas cifras descubrimos una inquietante realidad: la caída en la demanda nacional. El consumo de los hogares (-2,3% respecto al cuarto trimestre de 2007) y la inversión (-9,3%) han caído a un ritmo que ya supera al de la recesión de 1993.

Lo que nos dice la descomposición de los datos es que el ajuste está siendo mucho más brutal de lo esperado dado el exceso de gasto de las familias y las empresas acumulado en los últimos años; el desmadre consumista y el endeudamiento desenfrenado han traído estos “lodos”.

Y por si esto fuera poco, la demanda externa viene condicionada por la debilidad de nuestros vecinos de la zona euro, que concentran el 66% de nuestras ventas fuera de España.

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