jueves, 29 de octubre de 2015

La llegada de la Generación Z



“Es que los jóvenes de hoy en día….” Esta frase ha perdurado generación tras generación desde la noche de los tiempos.  Los adultos idealizamos nuestra adolescencia y juventud hasta el punto de considerar “casi perfecto” todo lo que hacíamos, experimentábamos y vivíamos; y lo utilizamos para criticar a los jóvenes actuales.

Los padres de adolescentes de los 60 estaban horrorizados con el corte de pelo y la forma de bailar rock&roll de sus hijos. Esa generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial (los “baby boomers”) ridiculizó a la siguiente (la “Generación X” –término acuñado por el periodista Robert Capa-, formada por las personas nacidas entre los 60 y los 80 y etiquetada de infeliz, indefinida, apática…). Y cuando la Generación X ha llegado a la mediana edad el objeto de sus críticas son los Millennials (o Generación Y), producto típico de padres helicóptero (cuya vida siempre gira en torno a la de sus hijos y dispuestos a darles un trofeo por todo lo que hacen).

Ahora hemos de centrarnos en la generación “post-millennial”, la denominada Generación Z, formada por chavales que han nacido en la era de Internet y las puntocom (entre mediados de los 90 y 2010). Esta generación representa un cuarto de la población de Estados Unidos y se está convirtiendo en adulta: los mayores están ahora en la Universidad. Y son la generación que va a dominar el mundo en los próximos años. Podemos hacer dos cosas: buscar argumentos para criticarlos (como hace la mayoría: que si están todo el día colgados del móvil, en las redes sociales, con los videojuegos…) o comprenderlos (porque estos chavales pronto dominarán el mundo: serán el centro del consumo, nuestros clientes y muchos de ellos, nuestros jefes).

Si, como es mi caso, eres padre (tengo dos “Z” nacidos en 2001 y 2003) eres afortunado; cada día que pasas con ellos configurando tu cuenta de Instagram o compartiendo la red de tu móvil, es una magnífica oportunidad para conocer mejor a esa generación.

Su mundo es muy diferente al nuestro. Cuando yo nací los ordenadores eran armarios y hasta que no tuve acné no vi uno con mis propios ojos. Vimos nacer al ordenador personal, Internet y los teléfonos móviles. Los “Z” han nacido en un mundo conectado, han crecido con la wii y charlan sin parar por Whatssap. Antes de aprender a andar en bici muchos tenían ya un nombre de dominio, una dirección de Gmail, una cuenta en Facebbok y otra en Twitter. Los “Y” no recuerdan un mundo sin ordenadores y los “Z” no han conocido un mundo sin Internet en su bolsillo. No saben lo que es un teléfono móvil que no sea “smartphone” y cuando ven un “góndola” de Telefónica se parten de risa. En cuanto han tenido uso de razón han visto que el Presidente de Estados Unidos es afroamericano y varias mujeres optan a su cargo.  Recuerdan la noticia de la muerte de Michael Jackson pensando que era un personaje histórico. No buscan la perfección ortográfica cuando escriben mensajes, sino la eficiencia (lo más rápido y breve posible sin que afecte a la comprensión del mensaje). Y han vivido rodeados de una palabra que seguramente les ha marcado: crisis.

Un estudio de BI Intelligence en USA dice que tres de cada cuatro adolescentes tienen (o tienen al alcance de su mano) un smatphone. Y el 92 % reconoce estar online todos los días. Incluso uno de cada cuatro reconoce estar conectado “casi todo el día”. Y mientras nuestra generación se gastaba la paga en pipas, chicles, sobres con soldados de plásitco y cromos los “Z” gastan una buena parte de sus ingresos en Internet (sobre todo en juegos, apps, etc.).

Esta generación se aburre en el colegio porque muchos profesores son dinosaurios de la era pre-digital y el modelo educativo es la antítesis del mundo en el que viven. Los “Z” aprenden con Google y Youtube (y aprenden lo que quieren….no lo que les obligan a aprender). La educación de los colegios es homogénea mientras que el aprendizaje informal de los “Z” es personalizado. Muchos de ellos no entienden a sus profesores pero afortunadamente encuentran en Youtube o en algún sitio de Internet “alguien que se lo explique mejor”.

Sin duda para ellos lo que nosotros llamamos “tecnología” (y ellos no entienden por qué) forma parte de su ADN. Y esta integración de Internet, los móviles, el ordenador, los videojuegos y las redes sociales en sus vidas constituye para las empresas grandes oportunidades y mayores desafíos.

La principal amenaza hoy para las generaciones “X” e “Y” la constituye la obsolescencia digital. A los baby boomers esto ya no les preocupa porque viven de su pensión. Pero tú seguramente eres un “X” o un “Y”. Si no sabes compartir la wi-fi de tu móvil, subir un video a Youtube o crear una cuenta en Instagram, puedes comenzar a preocuparte. El que se queda atrás en este camino se convierte en un analfabeto digital. Cierto; hay personas orgullosas de ello; pero no viven en el mundo dominado por la Generación Z. Estamos entrando ya en ese nuevo mundo (la década del 2020) y el analfabeto digital será un marginado (como si en los 80 no supieras leer ni escribir). Todo un desafío; los adultos iremos a la “escuela” a digitalizarnos para adaptarnos a un mundo “Z”. ¿Cómo saber si me estoy quedando atrás? Muy fácil. Si hablas de Facebook, Skype y Twitter eres más antiguo que el rodapié de la cueva de Altamira. Los “Z” prefieren SNAPCHAT, Secret y Whisper. Si no has oído hablar de ellas, vete poniéndote las pilas.

El National Center for Biotechnology Information ha calculado que los menores estadounidenses pueden mantener su capacidad de atención centrada en un foco una media de ocho segundos. Hace 15 años el lapso medio era de 12 segundos. Puedes seguir pensando que los críos de ahora son un desastre y que no tienen capacidad de concentración o leer los informes que indican que los cerebros de los niños y adolescentes se están adaptando a procesar más información en menores periodos de tiempo y que las informaciones les deben ser suministradas en píldoras más pequeñas. Claro, si nunca has jugado con ellos a la X-Box no eres consciente de ello. Controlan la información de cuatro monitores de control mientras tú eres incapaz de averiguar siquiera desde dónde te están disparando.

Los “Z” son capaces de consumir mayores cantidades de información, pero captar y mantener su atención es cada vez más difícil. La comunicación con ellos debe ser rápida (renunciando a la profundidad). Vamos, que si estás leyendo este post de mi blog no eres un “Z” ni de coña. Y si eres tú….hijo…me quedaría alucinado. ¡No puede ser!

Las empresas que dirigirán los “Z” serán muy diferentes a las heredadas del lejano Siglo XX, de aquella época de la que vino Marty McFligh. Tienen cada vez más información (Big Data) de todos y sobre todo y les basta con seguir la huella digital que dejamos, no solo para saber lo que nos gusta y lo que no, sino lo que nos gustará y por qué.  La información, hoy, esta ahí; pero las empresas no saben qué hacer con ella. Pero en el momento en que los “Z” lleguen a los departamentos de marketing (dentro de tres o cuatro años) una revolución nos espera. 

Utilizar la publicidad masiva para crear fidelidad de marca desde la adolescencia y garantizarnos así al consumidor del mañana es ya, arqueología empresarial. A los “Y” les encanta el crowdsourcing. Evalúan las críticas en sitios como Yelp y TripAdvisor y barren las redes  sociales en busca de la contribución de otras personas. Les chifla la economía colaborativa y son cada vez más “disfrusuarios” que compradores (Airbnb, Uber, Blabacar, Zipcar…) Las empresas aún están acostumbrándose al “Y” (han descubierto recientemente la “reputación online”, la influencia de los comentarios online…) y se van a encontrar a la vuelta de la esquina con una vuelta de tuerca significativa.  La Generación Z no se conforma con ser sujeto pasivo de marcas y publicaciones: producen sus propios productos (automakers) con su ordenador e impresoras 3D y sus propios contenidos (youtubers) que graban con las cámaras 4K de sus smartphones y suben a su canal de Youtube. En la primera era de Internet se hablaba de “personalización” de productos (Nike te permitía elegir el color de tus zapatillas y Starbucks la cantidad y el tipo de leche para tu café).  El “Z” irá más allá y si no es parte central de la creación del producto no será cliente.

La Generación Y prefiere gastar el dinero en experiencias, no objetos materiales. Se preocupa más por el acceso a los bienes y servicios que poseerlos (les encanta Airbnb, Zipcar, Bixi y Hubway...) Sin embargo hay estudios que indican que los “Z” están más abiertos a las ideas tradicionales de propiedad. Casi dos de cada tres “Z” dicen que les gustaría tener su propio coche y vivienda. Pero esta es una historia que se está desarrollando ante nuestros ojos y no sabemos lo que nos deparará el futuro. Los “Z” son todavía muy jóvenes, y los jóvenes cambian.

El tiempo libre de los “Z” se vincula cada vez más vocaciones profesionales (desarrollan apps, blogs, diseños de moda, video…) y muchos están descubriendo que la barrera entre el ocio y el trabajo no tiene por qué estar tan definida como sus padres creen. Internet ha generado una desintermediación y una socialización de las oportunidades. Los “Z” ven como hay Youtubers que se pasan todo el día jugando con videojuegos y ganan una pasta con los videos en su canal; lo bloggers que recorren el mundo movidos por su pasión (la moda, los viajes, la gastronomía….) y viven gracias a los contenidos que publican.

Tavi Gevinson es un ejemplo de “Z”. Una chavala nacida en 1996 que con sólo 12 años logró tambalear los cimientos de la moda desde su blog y se erige hoy como una de las voces más influyentes de su generación gracias a su discurso reivindicativo y feminista. A los 18 años da charlas en TED y ha publicado un libro (Rookie Yearbook Three) para jóvenes que en su primera semana fue el número uno en ventas en su categoría y en Instagram numerosas “celebridades” han subido selfies posando junto a un ejemplar. Su blog se ha convertido en el portal idóneo para hablar e implicar a una audiencia adolescente perdida en el ciberespacio. Especialmente para todos aquellos que no siguen el modelo Justin Bieber y buscan identificarse con otro tipo de figura fuera de la superficialidad de Hollywood. Para ello entrevista a “modelos de conducta” (así los llama) como la directora de cine Sofia Coppola, las actrices Amandla Stenberg y Greta Gerwig, y la cantante Kim Gordon. Recomendaciones para solucionar conflictos entre mujeres, un artículo sobre las relaciones abiertas, testimonios de adolescentes que revelaron su homosexualidad, consejos sobre cómo implicarse en la lucha por una causa... La publicación rechaza los convencionalismos en términos de belleza y se aleja de los típicos consejos amorosos que abundan en otras revistas para adolescentes. En lugar de proponer un test para averiguar cuál es el chico ideal, el libro hace una selección de personajes difuntos con los que sería interesante compartir una cena.

Los sociólogos dicen que los acontecimientos socio-históricos dejan una impresión muy fuerte en la vida de las personas e influyen en sus actitudes. Los niños de la posguerra vivieron obsesionados por el temor a la escasez y se convirtieron en consumidores compulsivos.  Las guerras, la gran depresión…han marcado a varias generaciones. Los “Z” han crecido viendo en la televisión noticias de la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial: la crisis inmobiliaria, gente que no puede pagar sus hipotecas y es desahuciada, desempleo, crisis financiera… Lo han vivido de niños y seguro que cambiará, con respecto a nosotros, la forma en la que piensan en el empleo, las hipotecas, las inversiones en bolsa… Han visto sufrimiento por no poder pagar las deudas de los créditos, recortes por el déficit público… y seguro condicionará sus actitudes. Será una generación más cautelosa y realista.

Esta generación “Z” es global, diversa y multicultural. Como decíamos antes muchos de ellos solo han conocido un Presidente negro en la Casa Blanca, siendo eso entonces lo más normal. Para muchos de sus padres (tanto blancos como negros) hace tan solo un par de décadas eso era solo un sueño que tuvo el doctor King la noche del 27 de agosto de 1963. Para los “Z” la diversidad es una realidad cotidiana y ni tan siquiera hablan de ello (solo las otras generaciones le damos relevancia). Cuando se haga el censo de 2020, más de la mitad de todos los niños estadounidenses deberían formar parte de los que los americanos llaman “minorías” (razas diferentes a los blancos eufemísticamente denominados “caucásicos”). Eso significará que en Estados Unidos pronto dejará de utilizarse el término “minoría” porque no existirá un grupo étnico que contemple a más de la mitad de las personas.  La diversidad, la equidad de género, la igualdad, la preocupación por el impacto de la actividad humana sobre el planeta, la sostenibilidad no son para ellos sujetos de debate, sino una realidad.

No podemos ignorar a los “Z” porque dentro de pocos años trabajaremos con ellos (y muchos para ellos). La consultora Deloitte estima que en 2025 constituirán el 75% de la fuerza laboral del mundo. Cuando en 2028 tengas un jefe “Z” no esperes de él una carta (no han escrito en papel ni a los Reyes Magos) ni tan siquiera un email. Sus comunicaciones serán cortas y apoyadas en iconos.  No buscan la perfección ortográfica cuando escriben mensajes, sino la eficiencia (lo más rápido y breve posible sin que afecte a la comprensión del mensaje). ¿Qué te queda por hacer? Puedes criticar a esta generación que “por culpa del modelo educativo no ha aprendido ni una sola regla ortográfica” y seguir con tus epístolas… o adaptarte y aprender a manejar emoticones.

Amigo mío, prepárate para el mundo “Z”. Tengo una premonición. Va a ser un mundo apasionante.







jueves, 5 de marzo de 2015

¿Tontos o corruptos?

Ignacio González representa a la perfección lo que han sido y son muchos de los politiquillos que nos rodean. Se creen por encima del bien y del mal, han hecho de su capa un sayo y cuando les pillan con el carrito del helado, huyen hacia delante poniendo cara de inocentes que sufren conspiraciones mediáticas. Estos cargos públicos que llenan minutos en las tertulias de televisión con sus andanzas ¿son tontos o corruptos?

Para empezar estos politiquillos son protagonistas contemporáneos de la hoguera de las vanidades de Tom Wolfe, comandados por la hipocresía y el juego de apariencias. No basta con tener el poder; he de demostrar que también tengo dinero (aunque luego tus nóminas de los últimos veinte años no puedan sostenerlo). No basta con gobernar una comunidad de siete estrellas; he de codearme con la jet-marbellí (a la sazón horteras de papel cuché venidos a menos, politiquillos del tres al cuarto y mafiosos eslavos con Lamborghini amarillo) y en un arrebato de horterismo ibérico, me compro un ático en Marbella.

Para empezar el famoso ático de Marbella no está en Marbella.  Es el ático 11, del bloque 11 de la urbanización Alhambra del Golf, en Estepona (Málaga). Tampoco es la mansión de los Plaff: son tres dormitorios, tres baños, un aseo, cocina y salón-comedor en 112 metros cuadrados más otros tantos de terrazas en una planta y otros 238 metros cuadrados de terrazita en la planta superior. Apañado pero ideal para quien gusta de aparentar y con la posibilidad de coincidir en el ascensor con la hija del dictador.



Hasta aquí al amigo González no le podemos imputar delito alguno; a lo sumo algún pecado capital. Ahora bien, no me digas que la historia del famoso ático de Marbella (que está en Estepona) no tiene tela. Digna de un guión cinematográfico (que tal vez pueda producir alguna empresa de Enrique Cerezo).

El empresario vizcaíno Francisco Javier Villate y su socio Antonio Díez Portillo levantaron la urbanización Alhambra del Golf hace unos años. Villate vivió en el ático en cuestión desde 2002 hasta que a finales de 2006 le colgó el cartel de “Se Vende” con su teléfono móvil, fijo un precio de salida superior al millón de euros y encargó la comercialización del ático a una de las inmobiliarias más prestigiosas de la zona, Villagest, con cuya propietaria, Marisa Barrie, tenía amistad.

Barrie estaba afiliada al PP y mantenía contacto con varios dirigentes populares a los que les encantaba hacerse ver por Marbella cuando llega el veranito (presume orgullosa de ser quien vendió su casa al matrimonio Aznar). Un día recibe la llamada de Lourdes Cavero, señora esposa del presidente de la Comunidad de Madrid, quien quería comprar “algo por la zona… en torno al millón de euros”. Tal y como contó la agente inmobiliaria a El Mundo, le enseñó cinco o seis propiedades en Marbella, Puerto Banús y Guadalmina y a Cavero le encantó el ático en cuestión, hasta el punto de visitarlo en dos ocasiones, una de ellas con una amiga. En palabras de la agente inmobiliaria, “ella quería comprar, en ningún momento me habló de intención de alquilar".

Y dos semanas después, en marzo de 2008, resulta que el propietario del ático, Francisco Javier Villate, recibe una llamada telefónica desde Los Ángeles de un tal Rudy Valner (abogado, establecido en Beverly Hills ) quien quiere comprarle el ático. Ambos acuerdan un precio de 750.000 euros y el estadounidense adelanta 100.000 euros para garantizar la operación el 31 de marzo de 2008 a través de la cuenta 164301096479 del US Bank, que se encuentra a nombre de Law Offices of Rudy Valner State Bar Client Trust.

Para articular la operación, Rudy constituye una sociedad en el Estado de Delaware bautizada como Coast Investors LLC y en la que pasa a ocupar el cargo de "gerente", reservándose tan solo un 1% de las participaciones y dejando el resto en manos de la mercantil  Waldorf Overseas, radicada en Panamá y constituida por un célebre despacho panameño, Mossack & Fonseca (que se ha visto involucrado en sonados casos de blanqueo de capitales).

Y así es como una mercantil del Estado de Delaware propiedad de una sociedad pantalla panameña constituida por expertos en la creación de estructuras societarias para esconder la identidad de propietarios de grandes fortunas, acaba quedándose con el ático que quería comprar la señora esposa del Presidente de la Comunidad de Madrid (tanto Panamá como Delaware ofrecen exenciones fiscales y, sobre todo, garantía de opacidad para los clientes que depositan allí sus fondos)

Cierto. No hay ningún delito en esta operación. Vamos a ver: ¿a cuántos le han quitado un caramelo de la boca en el último minuto? Que te arrebaten un inmueble que quieres comprar era algo habitual en la España anterior al 2008. Así que podemos afirmar que la señora Cavero se quedó como Lina Morgan, compuesta y sin ático.

Rudy Valner cerró todos los flecos desde su iPhone sin moverse de Berverly Hills. Vamos, que en ningún momento pisó la Costa del Sol para cerciorarse de los cuatro ladrillitos comprados por 750.000 euros. Emplazó a Villate en una notaría madrileña para cerrar la operación, desembolsando el 12 de mayo de 2008 los 650.000 euros restantes a través de la misma entidad financiera norteamericana, pero en esta ocasión desde una cuenta nueva, la 153458023980 a nombre de Coast Investors LLC.

La que flipó en colores fue la agente inmobiliaria. No por perder una venta, sino al comprobar que el ático que en su día enseñó a la señora esposa de González estaba ocupado por la pareja popular en régimen de alquiler.

Cierto. Hasta aquí sigue sin haber delito. Vamos a ver. Quieres comprar algo por Marbella, tras patear la zona te mola un ático de una urba con golf, te lo arrebata a última hora un abogado americano a través de una sociedad en Delaware propiedad de otra sociedad panameña… y tú vas y se lo alquilas. Llamas al tal Rudy a Beberly Hills, te presentas como la señora esposa del Presidente de una especie de Estado pero a la española cuya bandera parece la del General Patton y le convences para que te lo alquile por un precio de chollo. Todo muy normal.

Cuando la prensa comienza a preguntarse por qué el Presidente de la Comunidad de Madrid veranea en un ático de Marbella, éste aseguró que tenía alquilado "un apartamento en Estepona a un americano que veranea en la Costa del Sol". Y cuando los medios aprietan, presenta 14 facturas trimestrales a nombre de su mujer, Lourdes Cavero con pinta de ser más falsas que un bolso de Gucci comprado en el mercado de la seda de Beijing.

Y es en 2012 cuando González y su esposa por fin ven cumplido uno de sus sueños: conseguir que una sociedad de Delaware propiedad de otra mercantil panameña te venda un ático en Estepona por 770.000 euros, muy por debajo de su valor de tasación. La escritura de compraventa del ático data del 18 de diciembre de 2012.

Volvamos por un momento al americano, al tal Rudy Valner. El abogado es un testaferro profesional que ofrece en Internet "la creación de escudos societarios para ocultar patrimonios". Y casualmente Rudy trabaja habitualmente como fiduciario en Estados Unidos para los negocios audiovisuales de Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y causalmente (solo casualmente) íntimo amigo de Ignacio González. El tal Rudy es casualmente tesorero de una de las sociedades cinematográficas de Cerezo. Ya que de cine son los negocios en cuestión, que casualidad que casualmente pasen estas causalidades.

Si es que el mundo es un pañuelo. Resulta que el americano que te quita a última hora el ático que te mola y luego te lo alquila y finalmente te lo vende, colabora de siempre con tu amigo del alma. Y que ese americano se gana la vida creando sociedades pantalla para ocultar la identidad de quien no desea que le pillen con una pasta que de ninguna manera pueden justificar su origen sin pasar por Soto del Real.

Delito, lo que se dice delito, no vemos ninguno (porque no podemos ver más allá de la Waldorf Overseas de Panamá, que para eso existen estas sociedades opacas). Pero hace falta ser tonto de cojones para meterse en un berenjenal de testaferros californianos vinculados a tu amigo constructor, mercantiles en Delaware y sociedades panameñas que primero alquilan y luego venden y encima pretender que el dedo de Mariano Rajoy te señale como candidato a presidir de nuevo la comunidad de las siete estrellas. En este país los políticos prefieren ser tontos antes que delincuentes. Y al final terminan siendo las dos cosas.

jueves, 26 de febrero de 2015

Mariano, el taxista.

“¡Cuidado! ¡Eres un taxista!”. Mis alumnos me han escuchado en varias ocasiones lanzar esta advertencia a aquellas personas que llevan décadas sin cambiar su modelo de negocio.

Es uno de mis recuerdos de la infancia. La primera vez que recuerdo montar en un taxi, a principios de los 70. Un imponente SEAT 1500 negro con la franja rojiblanca de los colores de la bandera de Bilbao en su puerta. Lo que más me entusiasmó fue el taxímetro: una enorme caja metálica en la que los números de  los céntimos (de peseta) avanzaba a medida que recorríamos las calles de la ciudad.

Han pasado más de 40 años y los taxis siguen siendo iguales (bueno, en realidad en mi ciudad ahora son blancos). No han cambiado un ápice su modelo de negocio. Un señor conductor adquiere una licencia (que eso de las licencias daría para otro post) y con su vehículo recorre las calles mientras el taxímetro (ahora digital) avanza sin remedio. Un servicio que presenta (bajo mi personal punto de vista) grandes deficiencias. Hay ciudades en la que los taxis son antiguos, pequeños (vas a meter tu equipaje en el maletero y lo tienes lleno de trastos, que si un cubo, limpiacristales, trapos…), los taxistas no te dan u nivel de servicio acorde con lo que pagas y algunos de ellos son realmente antipáticos (cuando me recogen en el aeropuerto para llevarme a casa o a mi oficina en el Parque son trayectos muy cortos y me lanzan miradas desagradables, cuando no algún improperio), ninguno me pregunta si quiero escuchar la emisora de radio que tienen puesta (nunca me han preguntado si deseo escuchar una emisora en concreto) y me tengo que tragar una tertulia sobre el equipo de fútbol de su ciudad y la lesión en los isquiotibiales de un medio punta del cual no he oído hablar en mi vida (que dicho sea de paso me importa un carajo) o escuchar coplas (cuando no con el acompañamiento a capela del subsodicho). En algunos taxis la limpieza brilla, por su ausencia.; en otros me dicen que suba la ventana….

Vamos, que al margen de no haber cambiado un milímetro su modelo de negocio el servicio deja en algunas ocasiones, mucho que desear. Y es entonces cuando llega Uber y se lía la marimorena, los taxistas bloquean con sus coches las principales arterias de la ciudad (tocándonos la bocinas al resto de ciudadanos) exigiendo al poder, sea político o sea judicial, que acabe con los usurpadores. Y una vez que han conseguido ganar la primera batalla, a seguir como si nada, ignorando que la guerra la tienen ya perdida. Es lo que pasa si no cambias tu modelo de negocio: otro lo hará por ti y ese día estás acabado.

Son muchos “los taxistas” que andan por ahí sueltos. Negocios que cierran culpando a la crisis, cuando los verdaderos culpables  son ellos por no haber cambiado su modelo de negocio desde hace décadas. Escuchar al propietario de un videoclub decir que ha cerrado por la crisis tiene tela.  O al de un bingo. Mientras crecían los Youtube y el juego online, ¿en qué pensaban muchos empresarios del sector? Unos “taxistas”.

Y el “taxista” mayor del reino se llama Mariano. De apellido Rajoy. Sigue gestionando su partido como si nada hubiera cambiado. Una macroestructura plagada de chupópteros, lameculos y corruptos desde la concejalía de un pequeño pueblo hasta los despachos de una sede reformada con dinero B. Alcaldes y ex presidentes autonómicos enchironados  y ex tesoreros haciendo bajadas por Baqueira. Y el taxisa Mariano impertérrito. Sin enterarse de que más allá de Génova y Moncloa la gente está hasta la coronilla no, lo siguiente.

Dicen algunos que asistimos al fin del bipartidismos. Se equivocan. Asistimos al fin de los partidos tal y como los hemos conocido. Ya es demasiado tarde. Hemos vivido una crisis, un 15M y quince mil casos de corrupción. La sociedad ha elevado su voz por activa y sobre todo por pasiva, pero los dirigentes de los partidos cásicos no se han enterado. PP, PSOE, CIU, PNV….todos son “taxistas”. No han querido cambiar su modelo de negocio (porque han vivido de cine con él) y han llegado otros que lo harán por ellos.

Ayer asistimos al “otro debate sobre estado de la nación”. Pablo Iglesias y Albert Rivera respondían a Rajoy desde su propia tribuna porque son fuerzas “extraparlamentarias”. El debate sobre el estado de la nación tuvo una audiencia de poco más del 2%. La entrevista a Pablo Iglesias esa misma noche el Telecinco superó el 20%.

¿Y cómo reaccionan los “taxistas”? No recuerdo quien ha sido el majadero que ha dicho que la voz del pueblo reside en la cámara y no en los platós de televisión o en las redes sociales.  Alguien que sin duda no se entera de qué va la fiesta. Otro dinosaurio que se extingue es nuestro sistema de representación. Llamarnos a urnas una vez cada cuatro años para elegir a unos representantes que solicitan nuestro voto en base a un programa que al día siguiente comienzan a pasarse por el forro de los pantalones, ¿es democracia? ¿la voz del pueblo es la que estaba representada ayer en el arcaico Congreso de los Diputados? Casi todo lo que sucedía allí era caduco, trasnochado e irreal (solo se salva el Candy Crush de Villalobos) La voz del pueblo la escuchamos en las cafeterías, en los estadios, en las redes sociales, en los blogs, en las aulas….y lo que la gente dice es que está hasta las pelotas de los políticos . El hábilmente acuñado concepto “casta” es un sentimiento que se extiende tanto por la derecha como por la izquierda. Imparable.

El verdadero debate sobre el estado de la nación no se celebró en la Carrera de San Jerónimo. Porque no se puede debatir sobre el estado de la nación cuando las dos fuerzas que van a dar café con leche a los jurásicos PP-PSOE no están presentes.


No es le fin del bipartidismo. Es el fin de una casta que se extingue a golpe de twit.

viernes, 30 de enero de 2015

A Villar no le gustan las auditorías externas


Vamos a ver. ¿No se enteran que estamos hasta las narices de tanto corrupto y tanto mangoneo? Los ciudadanos hemos dicho basta. No queremos más Bárcenas, Camps,  Fabras, Correas, Urdangarines, Matos, Matas, Blesas, Ratos… Durante años hemos mirado hacia otro lado y hemos hecho la vista gorda, pero el expolio que dejó este país al borde de la bancarrota nos ha vuelto intolerantes con esta canallesca de visas black y cuentas opacas.

Y asistimos ahora en los medios a un fuego cruzado entre la Federación Española de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes, porque ¡la Federación no quiere que se auditen las cuentas! (tal y como establece la Ley del Deporte) . En realidad, el organismo de Villar fue auditado por BDO (contratada por el Consejo Superior de Deportes) , pero los auditores reflejaron salvedades, como las referentes al patrocinio, por las que el CSD volvió a solicitar a los mismos auditores una nueva auditoría limitada a esos puntos. Y es aquí cuando la RFEF se niega, al estimar que ya había facilitado la información disponible. Entre las salvedades descritas, se expresa que "no se ha dispuesto de la totalidad de contratos por patrocinio relativos al ejercicio 2012, por lo que no nos ha sido posible verificar la correcta imputación de los ingresos por patrocinio devengados en el ejercicio 2012". Los auditores se refieren, asimismo, “a la falta de la imputación temporal de 5,8 millones de euros ingresados de organismos internacionales”. Consideran, asimismo, que se han minorado los ingresos procedentes de los patrocinadores. "Fruto de esta práctica contable, tanto los ingresos como los gastos se encuentran minusvalorados en 10 millones de euros en el ejercicio 2013 y 14,4 en 2012", explican en el informe. Recuerdo que minusvalorando ingresos se pagan menos impuestos y eso afecta directamente al bolsillo de todos nosotros.

Llevo muchos años oyendo hablar mal (muy mal en algunos medios) del señor Villar, pero siempre he obviado esos comentarios (quizás por ser de Bilbao y del Athletic). Pero le acabo de pasar a mi lista negra tras los últimos acontecimientos. ¿Pero qué es eso de no dejarse auditar? Un organismo que vive de “lo público”, esencialmente de la selección española de fútbol (que es de todos) y de unos jugadores que la Ley del Deporte obliga a prestar gratuitamente sus servicios a dicha selección. Y va el Sr. Villar y amenaza con denunciar ante los organismos internacionales (de los que es vicepresidente y cobra dietas en un sobre), al secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, por lo que considera un «intervencionismo desmesurado».¡ Y amenaza con paralizar las competiciones en el fútbol base y la Copa del Rey, si la Administración no pone fin a esas «injerencias»! Todo por no querer ser auditado. ¡Será majadero!

Villar presume de haber renunciado voluntariamente a las subvenciones estatales en beneficio de otras federaciones más modestas ¡en los tres últimos ejercicios! Es decir, llevan décadas recibiendo ayudas de nuestros impuestos ¿y se niegan ahora a una auditoría externa? La misma Federación que reclama el 1% de la recaudación de las Quinielas (que yo sepa pertenece a Loterías y Apuestas del Estado y sigue siendo pública). Cierto es que la Federación es un organismo privado (no público) pero depende en buena parte de lo público (por ejemplo, sin las fuerzas de orden público que todos los fines de semana se encargan de la seguridad alrededor de los estadios no se podrían jugar partidos de fútbol; y muchos de esos partidos se juegan en estadios municipales; durante años TVE ha sido patrocinador de la RFEF; o el caso de los clubs de la Comunidad Valenciana que sobreviven gracias al dinero de los valencianos ). Más allá de las subvenciones a las que ha renunciado en los tres últimos años (porque el tirón de la Selección le ha permitido hacer caja con un montón de amistosos), la RFEF ha vivido sobre todo del sentimiento que aúna a este país tras la gloria de la Roja. ¿Es la selección un ente privado o nos pertenece a todos los españoles? ¿Hasta qué punto podemos considerar a la RFEF un organismo privado?


Ahora bien la pregunta que me hago es obvia. ¿Por qué no quiere Villar someterse a una auditoría externa? Y solo se me ocurre una respuesta. La misma por la que renunciarían a una auditoría los miembros del selecto club de los golfetes que he citado al inicio de este post. ¡Que vayan preparando otra silla!