Es mejor un mal plan que no tener ningún Plan. Lo que pasa es que cuando el plan es muy malo, tal vez no sea suficiente y se requiera un Plan B. Así se lo ha hecho ver al Gobierno el Gobernador del Banco de España. Miguel Ángel Fernández Ordoñez.
Una vez más, la historia se repite. Todos están equivocados y el Gobierno tiene razón; todos se equivocaban cuando advertían sobre la llegada de la crisis; todos se equivocaban porque a España esa crisis no le iba a afectar; todos se equivocaban porque en España el paro no pasaría de los tres millones.
Y todos se equivocan hoy, cuando anuncian unas previsiones de crecimiento para la economía española en 2010 sensiblemente inferiores a las del Gobierno: el Banco de España, las Cajas de Ahorro, la Unión Europea, el FMI… Todos se equivocan.
Por si se diera el caso (que no se dará) de que sea el Gobierno (y no todos los demás) el que se equivoque, Miguel Ángel Fernández Ordoñez solicita un Plan B. Más que nada porque si no crecemos lo que prevé crecer el Gobierno en los Presupuestos, la recaudación va a ser sensiblemente inferior a la prevista…y mira por donde las cuentas no van a cuadrar. Da lo mismo ingresar diez mil millones más o diez mil millones menos….pero casualmente tenemos un pequeño problema de déficit y unos compromisos de reducción que hemos de alcanzar. Más que nada, por eso lo del Plan B. Porque (que no será el caso ZP…) si no crecemos y no ingresamos, más palmamos… más presión sobre la deuda…más caro nos va a salir colocarla (lo pagarán nuestros hijos, claro) y más nos acordaremos de los malditos mercados… especuladores. Fernández Ordóñez a dicho que «sería un error atribuir solamente a un comportamiento gregario de los mercados financieros los episodios de extraordinaria tensión de estos meses»
Conseguir que el déficit se quede en un 6% del Producto Interior Bruto no es un objetivo; es o si, o si. Si nos quedamos por encima, nos van a sacudir hasta en la sopa (y la multa de la UE será lo de menos).
El Gobierno ha sido veloz en responder. El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, aseguró en los pasillos del Congreso poco después de escuchar la propuesta que «no hace falta un plan B». Además, resaltó el «firme propósito» del Ejecutivo de «cumplir el objetivo de reducción del déficit», y que sus previsiones son «muy prudentes». ¡Salvados!
Pero hay un último factor, incontrolable hasta el momento, y que puede manda al carajo el Plan: la deuda de las Comunidades Autónomas y a los Ayuntamientos. Si no las metemos en cintura ya, lo vamos a pagar ¡muy caro!
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