Hace unos días un amigo me recordaba el largo periodo de
inactividad en mi blog. El motivo es
sencillo: no tenía nada nuevo que contar. La situación continua siendo igual de
grave que hace unos meses, con los mismos problemas y lo que es peor, misma
tendencia.
Desde mi último post en julio de 2012 lo único significativo
ha sido la actuación del Banco Central Europeo que contuvo la locura de la
escalada de la prima de riesgo. Por lo demás, el 2012 continuó destruyendo
empleo, cerrando empresas, desahuciando familias; el crédito ha seguido sin
fluir (los fondos públicos han llegado a la banca española y la mayor parte se
han invertido en Deuda pública: 300.000 millones que el BCE presta al 1% se
invierten en Deuda al 5%...y esos mismos políticos demagogos que emiten Deuda
porque no quieren redimensionar la administración piden “que fluya el crédito”),
el déficit no desciende, la Seguridad Social con déficit…
Y así hemos comenzado 2013. ¿El último año de la crisis?,
preguntan algunos. Más allá de los deseos de los más optimistas por encontrar
rastro de los famosos brotes verdes, la realidad nos deja un país que no ha
realizado las reformas y ajustes necesarios, con tensiones territoriales que
agravan el panorama, telediarios que abren con casos de corrupción que salpican
a los partidos, miembros del Gobierno, la Casa Real…; una Europa que entra en
recesión, Alemania se estanca, la gobernabilidad de Italia en manos de un
cómico o de un payaso y unos Estados Unidos con tremendos problemas fiscales
con un Obama obligado a meter la tijera. Hacer ver que estamos cerca de la
recuperación puede levantar la moral de la tropa, pero no caigamos en el error
de creerlo.
Algunos celebran que el ritmo de destrucción de empleo está
cayendo. Hace falta ser necio. No solo estamos asistiendo al crecimiento
constante del número de desempleados, sino a la desintegración de las
estructuras productivas de este país, que afecta a todos los sectores
(industria, comercio, servicios…) y algunos piensan en celebrarlo.
Esta tendencia negativa seguirá a lo largo de 2013. Y lo que
es peor: seguirá en 2014 (pese a lo que muchos creen…o quieren creer). Y
seguirá mientras nuestros políticos no acometan la verdadera reforma que
precisa este país: acabar con las obsoletas e ineficientes estructuras de las
administraciones públicas. Pero, ¡ay amigo! Eso significa tocar el bolsillo de
decenas de miles de políticos y politiquillos que han hecho de la función pública
su empresa privada. Por eso los políticos prefieren pasarle la pelota el
ciudadano y tirar de la subida de impuestos. No te acostumbres al 21% de IVA que
antes de fin de año nos lo volverán a subir.
El mercado interior paralizado (cinco millones de parados,
salarios en caída, subidas de impuestos, recortes….). El destinatario de la
mayor parte de nuestras exportaciones (Europa) en recesión. China creciendo a
una sola cifra. Estados Unidos sorteando el abismo fiscal…. El que vea que
estamos a punto de salir de la crisis, que me lo explique. El simple hecho de
pensar que las cosas están tan mal que solo pueden ir a mejor es el único
argumento (por muy estúpido que sea) que se me ocurre puedan presentar.
Con todo, lo peor que percibo desde este observatorio que es
una escuela de negocios, son los signos de desaliento de las empresas, que
hasta la fecha, han sobrevivido de forma estoica a cinco años consecutivos de
crisis. Con sus recursos financieros agotados, sin crédito, sin margen para
ajustar sus plantillas, sin pedidos en Europa, con incrementos salariales
ligados al IPC en los convenios, con una reforma laboral que en los tribunales
de lo social es interpretada por jueces Robin Hood… Cada vez más desaliento en
nuestro tejido empresarial. Muchos ven complicado aguantar en 2013….pero la
cuestión es que el panorama para 2014….no va a cambiar (no estaremos en
recesión como ahora, pero el crecimiento será ridículo y a todas luces
insuficiente).
Seamos claros: el país está hecho unos zorros y la única
esperanza se fija en una recuperación de la economía de nuestro entorno…que
está lejos de producirse. “Ya hemos sobrevivido a otras crisis” dicen algunos;
pero ahora no podemos utilizar la medicina que nos sanó en aquellas ocasiones:
la devaluación. El Euro (como comento más adelante) se ha convertido en una
trampa…mortal.
No me gusta aburrir con cifras, pero un par de ellas
ilustran la situación:
- Los pagos de los intereses de la deuda (35.000 millones de euros) y el subsidio de desempleo (otros 30.000 millones) se meriendan entre ellos solitos 65.000 millones que equivalen a los recortes que se están poniendo sobre la mesa. La cuestión no es saber cuando reduciremos el porcentaje de Deuda sobre el PIB sino cuando superaremos el 100% (en algún momento entre 2014 y 2015)
- Ahora cotizamos 16 millones de personas. Tenemos 5 millones de parados y 9 millones de pensionistas. Saca conclusiones.
Afortunadamente la sociedad se está dando cuenta (aunque le
cuesta) de dónde reside el principal problema: en nuestra clase política.
Han convertido la administración pública en una empresa
privada de la cual ellos son los principales accionistas. Se “reparten
dividendos” que terminan en Suiza, colocan a dedo a sus familiares, pagan los
gastos de viajes, coches oficiales, etc.
Clama al cielo, como decía antes, que el BCE haya prestado
300.000 millones a la Banca española al 1% y que la mayor parte haya ido a
parar a la compra de Deuda Pública al 5% y esos mismos políticos demagogos que
emiten Deuda porque no quieren redimensionar la administración pública (su
empresa familiar) piden “que fluya el crédito” lo que solo puede suponer dos
cosas: que son imbéciles o que nos consideran imbéciles. ¡Ah! Y estoy hasta las
narices de escuchar a todos los que dicen que no toda la clase política es
igual y que generalizar es una injusticia. Todos los políticos….todos sin
excepción….desde el Presidente del Gobierno hasta el último concejal de un
pequeño pueblo tienen parte de culpa porque toleran y sostienen un sistema, la
partitocracia, que en sí misma es una deformación sistemática de la democracia en
manos de las oligarquías partidistas. Y cuando uno se afilia a un partido lo
sabe (o tiene menos luces que un barco pirata).
Y hablando de barcos: en el puente de mando, en medio de
esta tormenta perfecta…un registrador de la propiedad que lo primero que hace
todas las mañanas al despertarse es coger su iPad y mirar si a su (ex?)
tesorero le ha dado un ataque de sinceridad. Las cúpulas dirigentes y el propio
Consejo de Ministros adolecen de expertos en economía que puedan contribuir a
la identificación de alternativas efectivas.
También las empresas tenemos parte de culpa. Llevamos 5 años
de crisis y ya no nos acordamos de toda una década de bonanza en la cual
sentamos las bases para nuestro propio calvario despilfarrando tremendos
beneficios e incrementando salarios olvidándonos del concepto competitividad
(un empresario paradigma de la ineficiencia me dijo una vez: ¿para qué necesito
innovar y ser competitivo si gano 10 millones al año?) Aquellos polvos trajeron
estos lodos. La inversión en I+D inexistente, la formación de las personas
ridícula, la inversión en tecnología escasa (un ladrillo era mucho más rentable
que un microprocesador) y la innovación una cosa de frikis…. Y así ahora nos
luce el pelo. No, no estoy diciendo que causáramos la crisis. Estoy diciendo
que si no salimos de ésta, tendremos que hacer también autocrítica. Quebrar una
empresa es algo grave, pero mucho más lo es no aprender de los errores.
Y por supuesto, un tercer “culpable” (junto a los políticos
y las propias empresas) es nuestra moneda única. Cuando celebramos la entrada
en el Euro la euforia impidió que vislumbráramos sus amenazas. Hoy nos
preguntamos como fuimos tan ingenuos a la hora de pensar que podríamos formar
parte de una misma zona monetaria junto con Alemania (con la cual nos atan
tremendos lazos culturales, compartimos similares tasas de productividad,
inflación y gozamos del mismo equilibrio fiscal) pero la realidad es que el 1
de enero de 2002 cuando aquellos billetes y monedas bicolor llegaron a nuestras
manos, nadie imaginaba las consecuencias que esta nueva moneda podrían acarrear
para nuestra economía. Con una situación que exige devaluar y una moneda que
nos lo impide. Es ahora cuando nos preguntamos quién y por qué nos condujo
narcotizados hacia la moneda única (y para identificar a los responsables solo
hay que mirar hacia el centro de la UE). Muchos se preguntan si el Euro está en
peligro. Tranquilos. “Los políticos salvarán el euro a toda costa; pero estándestrozando Europa” (“El Mundo”, 9/02/13: entrevista con el economista alemán
Hans-Olaf Henkel”)
Una moneda trampa que nos impide devaluar; las decisiones de
muchas empresas en las épocas de bonanza que les conducen hoy de forma
inexorable a la insolvencia. Y lo que es peor, la pasividad de nuestro
gobernantes que conducen al país….a la misma situación.
Se paciente, piensa y actúa.