Debatía hace unos días con un grupo de alumnos sobre el estado de bienestar, los servicios sociales, las políticas sociales del gobierno, etc. Cuando se habla de este tema siempre surge la comparativa con Estados Unidos (sobre todo ahora que se habla de la reforma sanitaria pretendida por Obama) y siempre hay quien indica que no podemos quejarnos porque el Estado nos ofrece “gratuitamente” toda una serie de servicios (que los Americanos por ejemplo han de pagar de su bolsillo).
Llama la atención lo de “gratuitamente”: ¿Sanidad gratuita? ¿Educación gratuita? Si nos ponemos a calcular cuánto nos cuesta a cada familia esos servicios que algunos creen que “regala” el Estado (y otros quieren hacer ver que quien lo regala es el Gobierno) nos llevaríamos una ingrata sorpresa.
Un alumno nos remitió unos datos extraídos de Internet que desmontan la teoría de la gratuidad y que me han servido también para reflexionar sobre las medidas que necesitamos para salir de la crisis:
- Tenemos que generar varios millones de puestos de trabajo
- Para ello necesitamos crear nuevas empresas (España es uno de los países del mundo en los que más costoso, complejo y lento es crear una nueva empresa; en algunos países de Europa se hace en 24 horas por Internet sin apenas coste) y que las empresas que han sobrevivido recuperen su nivel de producción
- Si queremos producir más tendremos primero que ser capaces de vender más; para ello necesitamos optimizar nuestras estrategias comerciales en los mercados emergentes que tirarán del carro (India, China, Brasil…) ya que la vieja Europa parece que volverá a gripar su motor (y no sirven para solucionarlo los millones de vacunas fabricadas de la gripe A)
- Pero vendiendo mejor en esos mercados (en los que no nos comemos una rosca si nos comparamos con ingleses, franceses o alemanes –ni que decir norteamericanos) hemos de, sobre todo, reactivar el consumo interno.
¿Cómo demonios reactivar el consumo interno si cada día miles de persona pierden su puesto de trabajo? Cómo generar nuevos puestos de trabajo si cada día la gente consume menos? Si no rompemos ese círculo vicioso tardaremos una década en reactivar nuestra economía.
Hace falta una reforma laboral que anime a las empresas a contratar (que no sean tan conservadoras a la hora de analizar la conveniencia de generar un nuevo puesto de trabajo). Y de forma paralela hemos de permitir que los ciudadanos dispongan de más dinero para consumir.
Pero no podemos subir salarios (ya que uno de los graves problemas de nuestra economía es ése: los salarios son muy bajos, pero la productividad también; si elevamos salarios muchas empresas dejarán de ser competitivas). ¿Qué hacer entonces para que la gente disponga de más dinero para consumir?
Es aquí cuando (mal que a muchos les pese) hemos de inspirarnos en los Estados Unidos de América, la meca del consumismo. Si, si; ya sé que para muchos el consumo es un pecado, pero España necesita que sus ciudadanos consuman, si queremos generar empleo. ¿Por qué los norteamericanos consumen tanto? Son muchos los motivos…y no se puede cambiar la idiosincrasia de un pueblo de la noche a la mañana; pero algunos datos nos pueden ayudar a reflexionar y generar ideas. Intentemos inspirarnos en el "diablo".
A un español le cuesta la gasolina más del triple que a un estadounidense. Yo lleno mi depósito dos veces a la semana, cinco veces al mes; cada depósito son 60€, es decir, 300€ al mes, lo que me da 3.600€ al año. Los 2.400 euros que pago de más son impuestos que se lleva el Estado (para darme entre otras cosas “servicios sociales gratuitos”) y que pueden venir muy bien para consumir.
Un estadounidense no paga IRPF si sus ingresos son menos de 3.000 dólares al mes. En España hay millones de personas que cobran menos de 4.000€ al mes y podríamos facilitarles el consumo, sobre todo a los mileuristas.
A un español le cuesta la tarifa del teléfono móvil el doble que a un estadounidense. Las tarifas de Internet son tres veces más caras (por una conexión tres veces más lenta). Si el mercado funcionara correctamente y hubiera competencia de verdad he calculado que mi empresa ahorraría en telecomunicaciones unos 4.000€ al año. Con esas cantidades se podrían generar entre todas las empresas españolas muchos puestos de trabajo (y las empresas mejorarían su competitividad; no solo reduciendo costes, sino incrementando la velocidad de Internet, por ejemplo).
A un español le cuesta la electricidad un 80% más cara que a un estadounidense. De nuevo un mercado donde la competencia no funciona. Y un país que parece no dar importancia a su déficit energético y al elevado coste que supone para nosotros importar petróleo, gas e incluso energía atómica de Francia.
A un español también le cuestan las comisiones bancarias y el mantenimiento de tarjetas de crédito un 80% más que a un estadounidense.
Se ha dado un impulso a la economía española con ayudas a la compra de coches; siendo esas ayudas insignificantes, se ha demostrado que la gente, si bajan los precios de los coches, compra. ¿Cómo multiplicar ese efecto? Un coche que a un estadounidense le cuesta 10.000 dólares (unos 7.000 euros) al español le cuesta más del doble. La diferencia no solo reside en lo dinámico del mercado estadounidense que genera un volumen que no hace necesarios altos márgenes en los distribuidores (concesionarios). El verdadero problema está en los impuestos: entre el IVA y el impuesto de matriculación se llevan un tercio del valor del coche. Si pagamos 18.000€ por un coche, 5.000€ son de impuestos. Por no hablar del seguro del coche: a un estadounidense le cuesta la mitad (lo mismo un seguro del hogar).
Hablando del IVA: cada par de zapatos, ordenador, reloj, raqueta de tenis o mochila para el niño que compramos nos cuesta por lo menos un 10% más caro que a un estadounidense. Ellos pagan sus “taxes” estatales (la parte del impuesto que se queda cada Estado) que varían entorno al 4% y federales (el Gobierno Federal se queda con un exiguo 2%). Frente a un 6% nosotros pronto pagaremos un 18% (el triple). Con esa diferencia las familias podrían incrementar de forma importante su potencial de consumo. Por no hablar de los impuestos “especiales” sobre tabaco y alcohol (que no existen en USA y en España llegan a encarecer el 320% del valor del producto)
Pero sigamos hablando de impuestos directos: en USA las empresas no pagan algo equivalente al IAE (Impuestos de Actividades Económicas), el impuesto de circulación del vehículo que pagamos los españoles para financiar enchufados en los ayuntamientos tampoco existe (por no hablar de la fortuna que hay que pagar por la OTA en muchas ciudades españolas –en ocasiones más cara que un parking privado- mientras que en muchas ciudades estadounidenses pagan algo llamado “sticker” que faculta para aparcar durante una año en todos los parkings municipales y cuests alrededor de 15 dólares anuales; ¿has calculado lo que pagas de OTA al ño?
Hablando de los ayuntamientos: en USA no hay impuesto de circulación; pero tampoco pagan ese “invento” llamado IBI (Impuesto sobre los Bienes Inmuebles).
Hablando de las Comunidades Autónomas: algunas mantienen el impuesto de Sucesiones y Donaciones (que no existe en USA). P
ero claro, españoles tenemos que pagar el salario de:
- 17 Presidentes Autonómicos. Muchos de ellos tienen séquito de Jefe de Estado: asesores, coche oficial, chófer, secretarios… ¡Un país con 45 millones de habitantes tiene 17 Presidentes! Algunos de ellos “Presiden” territorios con menos habitantes que un barrio de Nueva York
- Los 17 Gobiernos Autonómicos conllevan más de 300 “minitrillos” (cada uno con su cohorte de asesores, coche oficial, chófer, tarjeta VISA…)
- El Gobierno Central, más allá de los Ministros, cuenta con 200 Directores Generales y 2.000 asesores.
- Y claro está, ¡1.600 parlamentarios! Sumados a los 350 diputados en Cortes y 300 Senadores, ¡más de 2.250 personas para gestionar un país de 45 millones de habitantes! Cuando cada vez en mayor medida la capacidad legisladora se traslada hacia Europa.
- ¿Y qué decir de los 9.000 alcaldes y 86.000 concejales?
Hemos superado los 3.000.000 de funcionarios y trabajadores públicos (uno por cada 15 habitantes). En Estados Unidos tienen un funcionario por cada 145 habitantes.
Los datos utilizados ilustraban la comparativa entre la sanidad “gratuita” española y el “problema” de Estados Unidos. Al margen de todos los impuestos que pagamos, la Seguridad Social nos quita una media de 300 euros al mes (y la empresa paga otros 400 por los menos). Es decir, pagamos a la Seguridad Social 700 euros al mes para que nos ofrezca esa sanidad (el equivalente a 1.000 dólares al mes). Un seguro sanitario privado normal (tipo Igualatorio o Sanitas) le cuesta a un estadounidense unos 5.000 dólares anuales (que son 400 dólares al mes). O lo que es lo mismo: nosotros pagamos unos 700 euros al mes por la Sanidad Pública y el americano unos 300 euros. Aunque realmente a través de la Seguridad Social pagamos las pensiones. Pero de nuevo una comparativa con los planes de pensiones demostraría la ineficiencia del modelo.
Y, sobre todo, no hemos de olvidar que el salario medio en Estados Unidos triplica al equivalente español. Ingresan más y les quitan mucho menos; resultado: tienen mucho más para gastar. Si analizamos nuestra realidad: ingresamos poco y el Estado nos quita demasiado; con el escaso margen hemos de pagar una hipoteca, comida, colegios y ropa. Esa microscópica cantidad que nos queda a fin de mes para consumir ¿servirá para reactivar la economía del país? (después de quitarle el 18% de IVA, claro)
Acaba el verano de 2008 y una palabra lo inunda todo: "crisis". Los alumnos preguntan sobre la "crisis"; los profesores hablan de "crisis"; los medios de comunicación bombardean con la "crisis"; y hasta me hijo de 7 años me pregunta, "papá, ¿qué es la crisis?". Ha llegado la hora de escribir un diario..porque... ¡Vaya crisis!
viernes, 26 de febrero de 2010
jueves, 4 de febrero de 2010
¿Flexibilizar el mercado laboral? ¿Abaratar el despido?
Menuda polvareda están levantando las declaraciones del empresario gallego Adolfo Domínguez.
En este país, cuando alguien habla de “flexibilizar” el mercado laboral, enseguida le saltan al cuello. Son muchos los que mencionan el concepto “flexibilidad” y cuando llegan las reacciones reculan, suavizan el concepto o simplemente se niegan a hablar de ello (como lamentablemente hace la oposición, más preocupada por recortar puntos al Gobierno en las encuestas que por poner encima de la mesa sus medidas para resolver la crisis). El PP sabe que hablar de “flexibilizar” el mercado laboral (o peor aún, “abaratar” el despido) resta votos en su obsesión por asaltar la Moncloa.
Si no es cuestión ni de “flexibilizar” ni de “abaratar”. Si queremos volver a generar empleo (¡mucho empleo!) a corto plazo tenemos que ir hacia modelos laborales similares a los anglosajones. Como ha dicho Adolfo Domínguez sin morderse la lengua, “implantar un despido libre, sin trabas administrativas ni judiciales en el mercado laboral para que la gente se gane cada día su puesto de trabajo”.
"Todas las medidas que se tomen para hacer más fácil el trabajo del emprendedor se reflejarán en una menor tasa de paro. Los empresarios necesitan libertad para reorganizar sus empresas y que no les cueste una barbaridad prescindir de un individuo que no contribuye a la productividad".
El mercado laboral no es un mercado; porque no hay libertad ni equilibrio entre demanda y oferta. Un empresarios debiera poder prescindir de quién quisiera y un trabajador debiera poder dejar de trabajar en una empresa cuando le diera la gana. El primero no puede hacerlo porque en ocasiones (sobre todo ahora en tiempos de crisis) no dispone de recursos económicos para pagar indemnizaciones (hay casos de cien mil, doscientos mil o trescientos mil euros) o la ley se lo impide; y los segundos no son libres de mandar a la porra a sus empresarios cuando éstos no satisfacen sus expectativas porque un mercado tan poco flexible como el español apenas generar oferta de empleo (y algunos trabajadores tienen que aguantar carros y carretas).
El escenario ideal para hacer prosperar la innovación, las ideas, el talento, la generación de valor, el desarrollo de nuevos productos y servicios avanzados, la creación de un nuevo modelo productivo. Un mercado laboral con leyes, agentes y comportamientos más propios de la revolución industrial que del siglo XXI.
Adolfo Domínguez ha dicho que no cree “"en un sistema que permite que alguien se coja la baja un año por depresión, la mayoría de las veces fraudulenta, se reincorpore y tenga 30 días de vacaciones". Es uno de los muchos defectos del sistema. Sobre todo cuando el gran problema de la empresa española se llama productividad.
En este país, cuando alguien habla de “flexibilizar” el mercado laboral, enseguida le saltan al cuello. Son muchos los que mencionan el concepto “flexibilidad” y cuando llegan las reacciones reculan, suavizan el concepto o simplemente se niegan a hablar de ello (como lamentablemente hace la oposición, más preocupada por recortar puntos al Gobierno en las encuestas que por poner encima de la mesa sus medidas para resolver la crisis). El PP sabe que hablar de “flexibilizar” el mercado laboral (o peor aún, “abaratar” el despido) resta votos en su obsesión por asaltar la Moncloa.
Si no es cuestión ni de “flexibilizar” ni de “abaratar”. Si queremos volver a generar empleo (¡mucho empleo!) a corto plazo tenemos que ir hacia modelos laborales similares a los anglosajones. Como ha dicho Adolfo Domínguez sin morderse la lengua, “implantar un despido libre, sin trabas administrativas ni judiciales en el mercado laboral para que la gente se gane cada día su puesto de trabajo”.
"Todas las medidas que se tomen para hacer más fácil el trabajo del emprendedor se reflejarán en una menor tasa de paro. Los empresarios necesitan libertad para reorganizar sus empresas y que no les cueste una barbaridad prescindir de un individuo que no contribuye a la productividad".
El mercado laboral no es un mercado; porque no hay libertad ni equilibrio entre demanda y oferta. Un empresarios debiera poder prescindir de quién quisiera y un trabajador debiera poder dejar de trabajar en una empresa cuando le diera la gana. El primero no puede hacerlo porque en ocasiones (sobre todo ahora en tiempos de crisis) no dispone de recursos económicos para pagar indemnizaciones (hay casos de cien mil, doscientos mil o trescientos mil euros) o la ley se lo impide; y los segundos no son libres de mandar a la porra a sus empresarios cuando éstos no satisfacen sus expectativas porque un mercado tan poco flexible como el español apenas generar oferta de empleo (y algunos trabajadores tienen que aguantar carros y carretas).
El escenario ideal para hacer prosperar la innovación, las ideas, el talento, la generación de valor, el desarrollo de nuevos productos y servicios avanzados, la creación de un nuevo modelo productivo. Un mercado laboral con leyes, agentes y comportamientos más propios de la revolución industrial que del siglo XXI.
Adolfo Domínguez ha dicho que no cree “"en un sistema que permite que alguien se coja la baja un año por depresión, la mayoría de las veces fraudulenta, se reincorpore y tenga 30 días de vacaciones". Es uno de los muchos defectos del sistema. Sobre todo cuando el gran problema de la empresa española se llama productividad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)